VIII

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-¡Varian espera!-

Cassandra gritaba persiguiendo a su amigo el cual dejaba rocas negras a su paso mientras corría.

Unas de las cuales Varian había creado para bloquearle el paso a Edmund antes de salir huyendo.

-¡Varian!-

Cass volvió a llamarlo haciendo que el chico se detuviera.

-¡Debes escucharme! Aquello que crees que sucede, juro, no es lo que parece. Debes de creer...-

Ella trató de explicarse sólo para ser cortada por la voz enfurecida de Varian.

-¡No! ¡Ya es suficiente! Con ese jueguito de amiga fiel, una mentira siempre fue ¡No pienso más creer!-

Cassandra oía las palabras de su amigo con pesadez, pero en lugar de ver rabia en su mirada lo único que podía observar era cuan herido estaba.

-Varian escucha...-

-¡Te escucho bien!-

-No es la realidad...-

-¿No lo es?-

-Mirame a los ojos...-

-¡¿Y?!-

-¿Tú crees que mentiré?-

Cassandra lo miró fijamente, sus grises ojos reflejando tristeza y arrepentimiento, Varian no sabía que pensar.

-Ya no lo sé...- declaró confuso y afligido.

-Varian escucha...-

-Te escucho bien-

-Juro, lo podemos solucionar. Las cosas podremos así cambiar, tú sólo debes de... Confiar-

Ella le ofreció su mano sonriendo levemente, esperando arreglar las cosas. No obstante, la reacción del chico no fue la que esperaba.

-¿Qué?-

Confiar. Varian siempre había confiado ciegamente en ella. Siempre ¿Pero cómo resultó eso? ¡¿Cómo?!

Nuevamente guiado por el resentimiento y sus heridas, rechazó la mano de Cassandra al extender su brazo y crear una barrera de puntiagudas rocas entre ella y él.

-¡No, ya no lo haré!-

-¡Varian!-

Cass pidió inútilmente al ser separada de él sin poder evitarlo, tan sólo viéndolo correr lejos de ella una vez más ante sus ojos.

-Hay listos e ilusos en la vida...-

Varian empezó a pensar en voz alta mientras avanzaba con pesar, tan sólo rodeado por rocas negras que al mirarlas reflejaban su angustia y resentimiento.

-Hay quien juega con el débil por igual. Todo iba bien, mi amiga te consideré ¿Mentira todo fue? Así parece ser-

Se detuvo hasta llegar a unas escaleras que dirigían hasta una puerta la cual era la salida del castillo y subiéndolas continuó su monólogo.

-Con acción, salté con ilusión, mas las mentiras siempre fueron tuyas ¡Me cansé del tonto siempre ser!-

Volteó una vez hacia atrás viendo a Cassandra a lo lejos tratando de alcanzarlo.

-Lo siento, pero eso terminó...-

Mirando la puerta con determinación y un corazón roto la abrió de par en par.

-¡Yo lo dejaré! Dejaré de creer ¡No me engañaran otra vez! Sé que lo debí ver... Todo estaba ahí ¡Tonto fui al creer tu amistad! Mas lo voy a dejar...-

La otra versión de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora