Visita familiar

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Tan perdida estaba en sus reflexiones que no sintió a su padre que, para que saliera de su ensimismamiento, le posó con delicadeza la mano en el hombro. Tras un gran sobresalto, trató de reubicarse, era un buen momento para hablar de la convocatoria.

Su padre le contó que su abuela estaba arriba, en el salón, y que le gustaría verla para saludarla.

Quizás no era tan buen momento.

Su abuela paterna era una mujer fuerte, una trabajadora incansable que dedicó su vida al campo. Sus manos endurecidas y su cara maltratada por el sol le daban un aspecto mucho más débil y envejecido de lo que debiera. La vida en el campo era dura, y la más maltratada por el conflicto ideológico entonces latente. Sin embargo, jamás vio a sus abuelos sin una sonrisa en los ojos y una palabra de aliento en los labios.

Su abuela estaba en la sala, charlando con su madre, parecían muy animadas, y eso era un jarro de agua fría para ella. No sería capaz de sacar el tema, se iba a ir en un par de semanas y ya no podía retrasarlo más. Intuía que su familia querría hablar con ella del último signo.

Su abuela la abrazó con cariño y la besó en la frente.

Abuela- ¿Esta runa es nueva?

Aurora se acarició la runa de la frente, la runa de protección que su madre le dibujaba de pequeña.

- Si, abuela. Me la gravé ayer, creo que la necesito más que nunca.

Su abuela le acarició la cara.

Abuela- Todos la necesitamos, ¿Por qué en la frente? Las cosas están demasiado tensas, parece una declaración de intenciones, mi vida ¿estás segura de esto?

Aurora se sintió morir por dentro, se la había gravado sin pararse demasiado a pensar en las consecuencias, pensaba taparla con el flequillo, aunque para ello necesitara un cambio de peinado. Si, era una declaración de intenciones, se la hizo justo después de aceptar la convocatoria.

Aurora- Necesito hablaros de algo y no sé cómo hacerlo.

No pudo evitarlo, se le llenaron los ojos de lágrimas, entre los dulces brazos de su abuela se sentía una niña indefensa. Sabía les iba a dar un disgusto, pero debía contárselo, debían enterarse con tiempo suficiente para poder procesarlo antes de que se fuera, juntos. Sus amigos habían decidido posponerlo hasta unos días antes de partir, pero ella se sentía incapaz.

Sus padres parecían preocupados, tanto como habían estado al verla entrar el día anterior con Alguiz marcada en la frente.

Aurora-En la universidad, formé parte de un proyecto de investigación muy avanzado.

Sus padres y su abuela la miraban sin comprender, estaban sentados alrededor de la mesa del comedor, su madre les había puesto café y bizcocho, como una tarde más en familia.

Aurora-Nos lo encargó Defensa. Practicábamos magia, desde la más primitiva hasta la más moderna, esa que aún no se enseña. Creamos ejercicios de defensa combinando todos los hechizos de los que disponíamos y, en definitiva, creamos un manual de magia nueva. El ejército decidió implantarlo después del golpe de estado.

Su familia parecía afligida, su padre le cogía la mano.

Padre- ¿Por qué estás tan abatida? Tu estudio va a ayudar a mucha gente.

Aurora- Descubrimos una magia nueva, la creamos con los hechizos más primitivos de los que teníamos noticia. Es un tipo de magia tan poco común que decidimos eliminar todo rastro de ella, solo los que la descubrimos y la practicamos tenemos acceso a ella.

AlguizWhere stories live. Discover now