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«Desearía poder ser alguien diferente»

Era la tercera mañana consecutiva en la que Gilbert Blythe despertaba con aquel dolor en su brazo izquierdo, y aunque no recordara nada de lo que había ocurrido la noche anterior, era más probable que le hubiese pegado un puño a la pared como solía hacerlo cuando la ira se apoderaba de él... pero su mano era la que tendría que doler ¿verdad? Entonces no tenía ni la menor idea de lo que estaba ocurriendo. La primera vez que vivió un ataque de esos trató de saltar del techo pero mamá lo detuvo, como era costumbre. Ella parecía ser la única que lo entendía en ese aspecto, solía decir que se parecían demasiado, su padre ignoraba la situación aparentemente, pero siempre le dolía no saber que hacer con su propio hijo. La sensación de que su crianza había fallado era muy decepcionante.

-¡Agh! -gruñó al sentir los rayos de sol quemando su rostro, luego susurró- No quiero volver nunca más a la escuela.

-¡Gilbert! -llamaba su madre desde la cocina- ¡Baja, llegarás tarde!

Un par de veces dudó si sería buena idea levantarse, cambió de posición hasta que finalmente los gritos de su madre pudieron más que su pequeño berrinche. Otro año de escuela era terrible, no aguantaría mucho tiempo si seguía escuchando a sus compañeros hablando de toda clase de cosas poco interesantes y a las chicas esperando cada oportunidad para decirle lo lindo que se veía. ¿Cómo creían que alguien les pondrías atención si seguían así de insistentes sin una muestra de afecto de vuelta?

Cuando se sentó en la mesa su padre estaba leyendo el periódico, este lo miró de reojo como era costumbre, Gilbert pensaba que realmente él no lo amaba. Se equivocaba, porque John Blythe lo amaba más que a nadie en el mundo y sus miradas siempre lo llevaban a un pensamiento en el que se decía a si mismo «Que grande está mi muchacho» Por coincidencia ambos le preguntaron si creía que podría llegar a tiempo, él mordió un poco de su pan, luego explicó relajadamente que la escuela no quedaba tan lejos y que llegaría a tiempo si corría y si no había obstáculo alguno en el camino.

Ambos aprobaron, el muchacho volcó sus ojos y se marchó. Odiaba a todos y todos lo odiaban a él, así que estaba a mano con el mundo entero. Cada vez que pasaba por la residencia Lynde, Rachel decía a su marido que el muchacho Blythe se quedaría solo para siempre, que jamás encontraría el amor gracias a su actitud antipática. Lo que no sabía era que estaba más próximo de lo que creía a conocer a la persona que entendería el fuego en su corazón.

Era una chica. Había una chica frente a él y le hablaba. Pensó que ninguna chica le había hablado jamás de una manera tan cercana, entonces la empezó a detallar de pies a cabeza. Tenía el cabello rojo como manzanas, los ojos azules y mil pecas en su rostro, llevaba puesto un sombrero ridículo lleno de flores de todos los colores.

-¿Si? -preguntó- ¿Puedo ayudarte en algo?

-Busco a Diana Barry, se supone que me enseñaría la escuela, soy nueva y verás, ha sido difícil mudarme...

¿Acaso nunca se callaba?

-Está frente a nosotros -dijo como si hubiese sido una obligación y como si fuese lo más obvio del mundo.

-¿Gracias?

-No hay de qué.

-Por cierto, soy Anne...

Pero Gilbert ya había seguido su camino y se había perdido entre toda la gente.

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Re-odioso el Gilbert en este fic.
¿Les gustó el primer capítulo?
Amor y luz;
~Cass.🌻🌈🍑

「𝐘𝐨𝐮𝐫 𝐧𝐚𝐦𝐞 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Where stories live. Discover now