Epílogo

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Kagome salió por la puerta principal de la cabaña. El sol brillaba intensamente.

-¡Sankotsu, ven, es hora de almorzar!.

Ella vio como su hija de cinco años venía corriendo por el campo de flores que rodeaba su casa.

-Ah, mami, ¿tengo que hacerlo? Quiero jugar un ratito más.

-Puedes jugar más tarde-. Dijo Kagome arrodillándose para poder estar cara a cara con Sankotsu.

La llamaron así por su vieja amiga. Y era extraño, pero Kagome y Bankotsu acordaron que su hija se parecía a su vieja amiga. Ella tenía el mismo cabello rubio. Lo único que difería es que tenía los ojos de Bankotsu y la misma nariz que Kagome.

-¿Qué pasa con papá? ¿Por qué él sigue jugando?- dijo la pequeña haciendo un pequeño puchero.

Kagome se rio. Sankotsu a menudo usaba esta excusa porque era probable que su esposo estuviera divirtiéndose mientras trabajaba.

-Está haciendo su trabajo con el tío Inuyasha y el tío Miroku.

-Sí, pero ambas sabemos que siempre juegan como niños. Te escuché a ti y a tía Sango decir eso. ¿Qué podría ser divertido de cazar youkais?.

-No lo sé, supongo que les gusta hacerlo porque les recuerda cuando todos solíamos hacerlo juntos.

-Mami, ¿puedes llevarme al árbol otra vez?.

-Está bien, pero luego te vas a lavar y comer tu almuerzo. Después de eso tenemos que encontrarnos con Shippou y Kikyo.

-De acuerdo, vámonos.-

La niña agarró a Kagome de la mano y la arrastró hacia la parte trasera de la cabaña. Había muchos árboles ahí atrás, pero solo uno tenía algo tallado.

'Aquí yace Sankotsu. La que completó mi alma.'

-Mami, ¿qué significa eso?.- Sankotsu le había preguntado eso varias veces.

-Te lo explicaré cuando seas mayor.

-Necesito ponerle otra flor.

Cuando la niña lo dijo, una flor cercana voló desde el suelo y se posó en su mano. Lo puso encima de la tumba.

-Bien, creo que a ella le gustará.

Después de que Kagome dio a luz a Sankotsu, perdió todas las habilidades que le dio Sankotsu. Aunque de alguna manera todos reaparecieron en su hija.

-Vamos, tengo un poco de hambre ahora...

-Vamos bastardo, ¿qué estás esperando?- Bankotsu llamó a la serpiente youkai. Tenía unos seis metros de altura y era una de las cosas más feas que había visto en su vida.

Se abalanzó contra Bankotsu, quien saltó al aire y lo pateó hacia la derecha.

Inuyasha estaba esperando y listo para ello. Usó su viento cortante y así desapareció.

-¡Lo acaparaste!- Miroku victoreó sentado junto a los otros dos.

Todos se rieron.

-Eso fue demasiado fácil. Me gustan los difíciles.- arremetió con tono buslesco Bankotsu.

-Sí yo también.- asintió Inuyasha en total acuerdo.

-Deberíamos irnos. Kagome me matará si no regreso a tiempo para la cena.

-Sí, voy contigo. Kikyo y Shippou estarán allí también.

-Creo que Sanguito, Kagome y Kikyo planearon algún tipo de cosa familiar porque también me dijeron que estuviera allí.- rememoró Miroku.

-Feh!. ¿Por qué siempre hacen cosas como esa? Todos nos vemos todos los días. Solo porque tú y Kagome están un poco lejos de la aldea no significa nada. Son solo unos minutos a pie.

-Lo sé, pero sabemos cómo pueden ser las mujeres.

-Especialmente las embarazadas.- Miroku dijo temblando como si un escalofrío se apoderara de su cuerpo.

-No te preocupes, a Sango solo le quedan unos meses.

-Sí, mejor nos vamos.

Kagome se sentó en la cima de una colina esperando la primera señal de su esposo. Shippou y Sankotsu estaban jugando con Kikyo, mientras que Sango decidió quedarse en su cabaña y relajarse. Kagome no podía culparla. Sabía lo que se sentía estar con siete meses de embarazo.

Vio una luz cegadora en la distancia e inmediatamente supo de qué se trataba. Banryuu.

Kagome se levantó de su lugar y caminó para encontrarse con él.  Ella le sonrió y él le devolvió la sonrisa. Esa sonrisa derritió su corazón. Ella lo abrazó y lo besó.

Inuyasha y Miroku que estaban de cada lado apresuraron su paso para no ser testigos de esos dos calenturientos, que cuando se encontraban y se ponían de cariñosos, se olvidaban de todo y de todos y daban rienda suelta a sus arrumacos.

Kagome pensaba a menudo en su madre, abuelo y hermano, sabía que no había ningún lugar donde preferiría estar. Y que su familia no podía ser más perfecta de lo que era.

Nació en una época totalmente moderna... pero tuvo que viajar 500 años al pasado para encontrar a su verdadero amor...

Un arrogante ojiazul al que amaba con loca pasión, y era totalmente correspondida.

Fin.





Bueno, eso es todo amigos... este fic está completo finalmente! ¡Espero que hayan disfrutado leyendo esto!.

Agradecimientos a:  BankotsuLover09 quien es el autor de esta historia.

Les invito a leer otro fic que estoy traduciendo, la verán en mi perfil "Pequeña Hermana". Hasta que me llegue la inspiración y los sorprenda con uno propio de mi autoría.

Nos leemos en otro fic...Grasias, son geniales...

Kisses 😉

El Dolor de una sacerdotizaWhere stories live. Discover now