- ¿Qué haces cuando tienes un corazón roto?
- Cariño hay como 2 millones de canciones acerca de eso...
Donde Letha tiene que lidiar con su primer corazón roto con canciones de pop, mucho helado y los chicos de la...
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Se carcajeo por el ridículo baile que Paul estaba haciendo frente a ella en la Push.
—¡Vamos Letha! ¿O le temes al éxito? —Movió su cadera mientras entraba cada vez más al mar.
—Lo siento, pero no quiero morir congelada.
La manada, justo como me gusta decirles, me habían invitado a pasar la tarde en la playa, incluso había conocido a Kim, la novia de Jared, con los deliciosos aperitivos de Emily.
Ellos todavía se sentían curiosos de cómo es que mi don llegaba a funcionar, así como también querían tener presente mi olor por cualquier emergencia en alguna amenaza vampirica llamada Victoria.
Paul corrió en mi dirección, me cargó y me arrastró hacia la orilla del mar. —¡No Paul!
Fue entonces que sentí la fría agua recorrer todo mi cuerpo, a lo lejos oí las carcajadas de la manada.
—¡No se nadar! ¡imbécil! —Lo tomé fuertemente del brazo. —Pobre de ti si llegas a soltarme.
—Tranquila, no lo hare. —Paul me tomó en sus fuertes brazos. Gracias a su temperatura corporal no sentía tanto el frio del agua.
—No presumas demasiado. —Le dije ya que ahora tenía mis brazos alrededor de su cuello.
Paul me dio esa sonrisa socarrona, que solo hizo que rodara los ojos. —¿Así que no sabes nadar?
—Viví casi toda mi vida entre Seattle y Nueva York, nunca me llegó a interesar del todo la natación. —Le dijo simplemente encogiéndose de hombros.
—Tal vez es hora de que aprendas.
—Ni se te ocurra.
Sin embargo,la sonrisa traviesa de Paul decia otra cosa.
☀️☀️☀️
—Así que ¿Ya lo sabes? —Bella se acercó y le preguntó a mitad de su clase de Biología, desde que Edward dejó de ser su compañero, Swan empezó a sentarse junto a ella.
—En efecto, Swan. —La pelirosa le sonrió a la castaña. —¿Cuándo se supone que me dirías que sales con el idiota de Jacob?
La castaña se sonrojó y desvío la mirada, ya que sabía que no podía escapar de mi interrogatorio.
—Es algo complicado y difícil de explicar. —Bella suspiro. —Lo esquivé por unos días, pero parecía muy insistente hasta que escuché su explicación.
—¿Qué estaba perdidamente enamorado de ti desde pequeños? —Pregunté obviando su relación.
—¡¿Qué!? —La chica gritó y llamó la atención de toda la clase.
¿Algo que compartir señorita Swan? —El profesor ajustó sus gafas y nos miró acusatoriamente.
—Claro que no profesor. —La chica le miró completamente avergonzada.
