Parte 52: Último adiós.

1.7K 77 3
                                    

Nos quedaban solo dos días para irnos, mi madre se pasaba las horas debatiéndose entre lo que guardar y lo que no de la cocina; acabamos guardando lo todo y aceptando mi sugerencia de pedir la comida o ir a algún restaurante.

La organización de mi habitación fue un poco caótica, aprovechando todo esto también revise todo y tras una exhaustiva reorganización acabe sacando tres bolsas de basura, casi todo fue para reciclar ya que casi todo fue papel: apuntes y libros de clase antiguos, proyectos a medio hacer, poster de la época fan loca... y luego algunas cosas de plástico, y una bolsa grande de ropa para reciclar. La ropa que había quedado la organizaría bien justo el día de irnos así ya hacia la maleta, para los primeros días.

La dueña de nuestra casa nos compró algunos muebles hechos a medida, como el escritorio y el armario de mi habitación, así de fácil me saque unos 600$, 300 por mueble más o menos la mitad de lo que costo cada uno. La señora nos quiso comprar también otras cosas pero mi madre se negó ya fuere porque lo acabábamos de comprar o porque le tenía un cariño especial, por ejemplo la mesa de comedor, el primer proyecto de mi padre para la familia, era todo un manitas.

La noche antes de irnos mande a todos mis amigos, con cuidado de no mandar a Seth, la hora a la que íbamos a salir por la mañana. Mi madre quería salir de aquí a las 11, los camiones vendrían aquí a las 7 y en esas tres horas pretendíamos que los camiones ya estuvieran listos para irse ellos irían directamente a las casas.

Allí Sue les abrirá los garajes para que dejaran todas las cosas u otras salas, también estarán los que ella haya contratado para los arreglos que le tengan que hacer en cada casa.

El día 12, mi madre nos despertó a las 6:45 de la mañana, desayunamos lo que mi hermano fue a buscar a la cafetería, desayunamos un poco corriendo pero aun así tuvimos que esperar hasta las 7:30 para que llegara el camión, le había pillado un accidente, algo que ellos no podían controlar.

Lo primero que se guardo fue todo el equipaje que iba en los coches, lo necesario para el viaje y nuestra estancia en el hotel de Port Ángeles, cabe decir que entre las bolsas de mi equipaje iba el peluche de Seth.  

Después de eso empezamos a llenar el camión, tanto con la ayuda del conductor como de Malcom o algunos de mis amigos que habían llegado antes; con toda esa ayuda lo teníamos todo en el camión casi una hora antes de lo previsto, incluso después del retraso inicial.

Ese tiempo de sobra hasta que mis hermanos llegaran a la casa me marche con mis amigos al parque de enfrente y fue allí donde hicimos las primeras despedidas.

Allí todas mis amigas estaban llorando, después de 17 años juntas, la mayoría, algo así solía, mis amigos por otra parte aguantaban el tipo pero no me podían negar que estaba tristes.

La familia de Malcom también vino a despedirse, nos habíamos visto un par de veces durante el verano, por ejemplo en el cumpleaños de sus hijos.

Desde allí pude ver también a todas las amigas de mi madre, e incluso a algunos tíos y primos de los que yo me despediría más tarde, e incluso a algunos amigos de mi hermano.

Una vez terminé con las despedidas de mis diferentes grupos de amigos, volví a la casa, allí me despedí de mis familiares.

Justo entonces vi como los lobos habían hecho un grupo solos, cuando mi familia me soltó me reuní con ellos.

Al llegar allí todos sonreían, hasta con los que no había empezado muy bien.

- Gracias por todo chicos. -dijo sonriendo.

- No hay de que, es nuestro trabajo. -dijo Malcom mientras se acercaba y me abrazaba.

Después de eso les di un abrazo y tuve unas palabras con todos los lobos, dejando para el final a Yuri, con el que al parecer también me dejaron sola, el chico miro detrás de mí.

- Bueno... llego el momento... te vas.

Me di la vuelta, mis hermanos acababan de llegar.

- Sí... una nueva vida. -dije volviéndome a mirar.

- Quiero que me prometas algo -dijo sonriendo, asentí- serás muy feliz y no te olvidaras de mí.

- Solo si me prometes que hablaremos a menudo y seré de las primeras en enterarme cuando te imprimes.

- Eso tenlo por seguro, siempre serás mi mejor amiga.

Los dos reímos, me acerque a Yuri y le abrace, él correspondió enseguida y me dio un beso a mi pelo.

- Hasta pronto Yuri.

- Hasta pronto Sara.

Nos terminamos de separar cuando mi madre me llamo para irnos, me acompaño hasta el coche, hasta mi madre se despidió de él.

Antes de entrar al coche por última vez me di un abrazo de grupo con Eve, Nerea, Mery y Yaiza y nos dijimos cuanto nos íbamos a echar de menos.

Ya con la puesta abierta saludé a todo el mundo una última vez y me metí dentro y emprendimos el camino seguí saludando por la ventanilla hasta perderlos de vista.

En ese momento abracé el peluche de lobo y no pude contener las lágrimas mientras respiraba profundo, mi madre me miro.

- ¿Todo bien cariño?

Sonreí, ella también estaba o había estado llorando.

- Claro... solo... les echaré de menos... espero no perder el contacto.

Ella sonrío.

- No lo harás... no por lo menos con los buenos amigos.

Asentí, miré por la venta mientras las calles y las casas pasaban, los edificios mi instituto, e incluso hicimos una parada más antes de salir de la ciudad.

Pasamos por el cementerio, debíamos ver aunque fuera una última vez a mi padre, lo que no esperaba era ver allí a alguien que no reconocí.

- Buenos días, -dijo el hombre- procedamos rápido, tiene un viaje largo que hacer.

Mi madre le entrego unos papeles, después de leerlos y revisarlos hizo una señal con la cabeza y otros dos hombres que estaba allí abrieron el sepulcro donde estaban mi padre y mis abuelos.

Al parecer mi madre se quería llevar los retos de mi padre, había sido incinerado así que no era más que una urnita plateada.

- He estado hablando con Sue -me explico mi madre una vez camino al coche de nuevo- para que nos pidiera el permiso para hacerle una tumba allí a tu padre, no quiero estar tan lejos del amor de mi vida.

Asentí sin contener las lágrimas de nuevo, a él también lo echaba de menos, por lo menos allí también íbamos a poder ir a verle.

Después de eso ya si emprendimos el camino hacia la otra punta del país.

Una Quileute másWhere stories live. Discover now