10.

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Las visitas de Superman en aquel balcón se convirtieron en una especie de rutina de almuerzo. El hombre llegaba volando y se sentaba a apreciar la ciudad mientras Stiles discutía sobre temas random; como el por qué debían hacer que los ascensores fueran más rápido, evocando su experiencia reciente en donde llegó tres minutos tarde por la lentitud del objeto. A veces hablaba de su día a día con Clark y el cómo se sentía al respecto, resumiendo todo a "me siento como una mierda, él no merece esto".

Superman le escuchaba atentamente, a veces intervenía para soltar un chiste limpio y sonreía casi como siempre, igual de encantador y de dulce. Pero nunca más, nunca dándole señales de que su estancia allí correspondía a unas segundas intenciones más que ser un buen amigo. Tal vez por eso él y Clark eran amigos, ambos igual de amables y de buena escucha que a veces se sentía como si en realidad lo suyo fuera una cita con el psicólogo y no una simple charla de amigos.

- ¿Qué piensas? – cuestionó Lydia, su nueva y muy peculiar amiga. – Deberías estar emocionado, Superman aceptó una entrevista aquí.

- Uhm. – Stiles se encogió de hombros. No es como si estuviese hastiado de ver al hombre de mayas, pero sí que era un poco tedioso no poderle comunicar lo que sentía por él, al menos lo que le atraía de él. Quién sabe, a lo mejor y haciéndolo podía recibir la lucidez que le faltaba y terminaba decidiendo quién era el hombre que quería. - ¿Lo entrevistarás tú?

- Eso parece. – admitió sin darle mucha importancia.

- ¿Y el señor Kent?

- ¿No te enteraste?

- ¿Te estaría preguntando si lo supiera? – resolló.

- Ehhh, alto ahí, ¿todo bien? Qué irascible estás hoy. – recriminó dolida rascándose el antebrazo. Stiles suspiró aceptando su error. Lydia tenía razón, en lo que llevaban del día ya iban tres veces en las que respondía de una forma poco adecuada, llegándose a desconocer a sí mismo. Que sí, que casi todo el tiempo usaba el sarcasmo, pero no de aquella forma hiriente y recriminatoria. Vamos, que ya iban tres personas que le agachaban la cabeza por cuestionarles su intelecto de manera brusca.

- Lo siento, yo solo, ah... – suspiró rendido escondiendo su rostro entre sus dos manos. – No estoy muy bien que digamos.

- ¿Algo en lo que pueda ayudarte? – cuestionó la mujer posando su mano en el hombro del castaño en señal de apoyo. – Sé que tú y Clark se traían algo.

- ¿Cómo es que tú...? – Lydia no lo dejó terminar siquiera la pregunta, pues rió bajito y negó con la cabeza.

- Hombre, sus miradas de "eres un dios y te quiero comer" son bastante obvias. Y por lo que puedo deducir, eso segundo sí que pasó. – mofó con aires de superioridad. Lydia era demasiado detallista y le gustaba que la gente lo supiera.

- Bah. – resopló desgastado el oji ambarino. – Lo eché a perder. – Lydia boqueó para darle seguramente algún sermón, pero Stiles se apresuró a cortar de raíz. – Ya no importa, dime... ¿Qué pasó con Kent?

- Al parecer enfermó y por eso no viene. – contó arreglando su flequillo con maestría. – Por eso mismo yo seré quien entreviste al bombón de Superman.

- Ya veo. – ¿debería llamarlo? ¿Y si le ignoraba o le decía que no quería saber de él? Estaba en todo su derecho...

- Debo ir a prepararme, ¿bien? Llama a Kent, alégrale y alégrate el día, estoy cansada de tener que verlos con cara de puño cuando eran todo sonrisas y ojitos coquetos.

(...)

Una hora después, Stiles seguía sin poder llamar a Clark. Y no porque no quisiera, más bien porque no podía. Darry Malvux – el jefe de jefes – le había encargado la ardua misión de ubicar las sillas, los micrófonos y las botellas de agua para la rueda de prensa básica que se daría allí. Porque sí, él estaba graduado con honores en periodismo, pero al parecer allí lo suyo era de arreglar sillas y contestar llamadas, irónico.

S de Stiles.Where stories live. Discover now