O3. Septima

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de solio ianuam throni, 600:10:995 pam.

Camila sintió su corazón bombear con fuerza. El Septima era un terreno baldío, con un mar un tanto peculiar, pero delante suyo tenía un castillo, era gigante, increíble, seguramente medía kilómetros de altura, era una una obra de arquitectura, el techo era altísimo y las góndolas que devoraban las torres se, ¡Ugh, se movían! Pero eso no era lo más desagradable del sitio, si no dónde estaba ubicado, el valle de donde sobresalía tremenda pieza. Cada gota del Océano Pacífico se podía asignar a las almas que tejían en esas depresiones. El escenario era espantoso, en pocas palabras, inhumano. Miró al horizonte esperando encontrar el límite, pero no lo había, sólo eran millones y millones de lo que alguna vez fueron personas acumuladas entre sí, tejiendo. La morena no se pudo contener y vomitó cerca. Por supuesto, aunque sentía su desayuno salir de su sistema, nada aparecía en sí, irreal.

Retomó su camino en el puente que tenía frente tratando de ignorar los lamentos, la agonía y la desesperación. Frente a ella tenía las puertas del castillo. La voz la llamaba. Tenía que entrar.

Tenía que llegar a la fuente de tan maravillosa melodía

Las puertas se abrieron de par en par. Eran enormes, gigantes, parecían estar hechas de mármol, seguramente pesaban toneladas. Un estruendo descalabró el equilibrio de Camila, adiós sigilo. Se adentró en aquél majestuoso lugar.

Caminaba sin un rumbo fijo, parecía más grande por dentro. Del techo, que ni se alcanzaba a ver, colgaban candelabros con cuerpos quemándose eternamente para iluminar el lugar, estaban encerrados en cápsulas para que sus gritos no irrumpieran el siniestro silencio del lugar.

Camila a esas alturas ya no se sentía humana.

Tuvo que rememorar su infancia revoloteando por los amplios jardines de la institución. Recordaba a detalle esos momentos, donde su padre se limitaba a verla desde las puertas de cristal que daban paso al interior de aquél enorme edificio ubicado en medio de la nada, su madre solo la observaba con clara preocupación de que se cayese o lastimase. Eran momentos que valía la pena atesorar. No pudo pasar tanto tiempo con sus padres como hubiera querido, en esos años las pruebas eran difíciles, esa generación de pupilos se encargó de recolectar los primeros datos de Septima, de no ser por ellos, nada de esto sería posible. Ahora podían arreglar el error, podían equilibrar la balanza sin interferir en la Justicia Divina, Universal, como se llame. Liberar el alma errada del infierno y restaurar el orden, antes de que se desencadenen eventos que lleguen a atentar contra la raza humana. Jugar con el espacio y el tiempo no era ninguna broma.

Apretó su chaqueta pues parecía que la temperatura cada vez disminuía más. Sus pantalones empezaron a enfriarse y las botas que llevaba no calentaban sus pies. Algo estaba mal. No se supone que existiese ese clima. Eso iba de perlas para la investigación.

Tras caminar por horas, dramatizadas, se topó con unas puertas más pequeñas que las de la entrada; éstas no eran de marmol, parecían de simple madera, pero los decíbeles del bello canto terminaban ahí. Ya no escuchaba nada...

La necesidad de volver a escuchar aquellas melodiosas notas era mayor que su sentido de supervivencia, estaba siendo atraída como un pedazo de hierro a un imán. Estaba siendo atraída a su tumba, pero su mente parecía ignorar ese detalle.

Abrió las puertas, al contrario de lo que pensaba, no rechinaron ni se trabaron, iban con fluidez, como si el castillo fuese renovado cada semana.

Estaba completamente oscuro, su evolucionada pupila humana ni siquiera le permitió ver sombras o ruidos fotográficos. Parecía una pantalla negra.

Intentó dar un paso, pero no sintió sus piernas moverse. Tardó unos segundos en comprender que había perdido la razón y había caído desmayada en las de solio ianuam throni.

locus throni, 842:--:-01 aam.

Sintió como la sangre dejó de circular, pronto pararon sus propios latidos y no podía respirar, tenía el sistema congelado. Un dolor le empezó a recorrer la espina dorsal obligándola a arrodillarse. Cayó en sus rodillas, erguida pero el dolor se elevaba de forma agonizante —¡AGH! —Después no pudo seguirse quejando, pues sintió como la garganta le impedía la salida de aire. Se estaba muriendo.

Cuando creyó que su columna le reventaría en la espalda, todo cesó. El dolor despareció, el aire regresó a sus pulmones y sintió como su corazón volvía a latir, de maravilla, pero no se podía mover. Seguía arrodillada y su cuerpo no le respondía. Sus piernas no se levantaban y sus brazos seguían aferrados al suelo, sólo podía mover la cabeza.

Vaya que Allyson la instruyó bien. Una fuerza mayor que ella la mantenía hincada, mostrando respeto a lo que sea que se fuese a manifestar.

Ahora que el lugar fúnebre había desaparecido, se tomó la libertad de dar un vistazo al iluminado lugar donde se hallaba, encontrándose con un sitio tan hermoso y limpio que daba miedo. Ningún lugar podía ser tan irreal. Se quiso reír por su pensamiento después de recordar donde estaba pero su mente trataba de mantenerla cuerda el mayor tiempo posible, además de que estaba su alma en riesgo. Terminó de analizar el sitio para buscar la razón de la baja temperatura que la hundía, revisó su ropa para terminar asustándose al ver sus ropas hechas harapos.

Cuando empezó a sentir demasiado frío en sus rotas prendas quiso seguir luchando con la extraña fuerza que la tenía hincada pero era imposible. Por más que jalaba su cabeza hacia arriba, el resto de su cuerpo permanecía estático y sus extremidades quietas, trató de mantener un poco el buen lado al encontrarse sobre una gruesa y tupida alfombra; la calma le duró poco al recuperar ese recuerdo.

—Idiota, Camila, idiota —masculló en voz baja.

Unos delicados pasos se acercaban. Camila sintió su alma caerse a sus pies. Lauren estaba a unos pasos de ella y quería que la esperase arrodillada, sumisa, devota a su presencia.

Quedó petrificada al ver unos pies frente suyo. Pálidos, sin ninguna imperfección, se veían suaves, necesitaba...

Su cara se empezó a elevar, la estaba obligando a verla.

—¡No! —se sorprendió al notar que había recuperado su voz pero, ¿a cambio de qué? No podía cerrar sus ojos. Ya era el fin de todo.

[ Referencias ]

de solio ianuam throni: puertas del trono.

locus throni: sala del trono.

Todas las traducciones de este fanfic se pasan a latín.

𝐌𝐈𝐒𝐈𝐨́𝐍 𝐄𝐒𝐌𝐄𝐑𝐀𝐋𝐃𝐀 ━━━ 𝗰𝗮𝗺𝗿𝗲𝗻 𝗴!𝗽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora