O5. ¡Frutas!

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Dejó atrás su profesionalismo, el objetivo de su misión, la posibilidad de ser condenada hasta que el último rastro del infierno se extinga, el único objetivo que ha tenido en mente desde que recuerda: participar en la Misión Esmeralda. Ahora las reglas del juego habían cambiado.

No estaba segura de cuanto llevaba tocando los suaves labios de Lauren, pero recobró el sentido cuando la sintió ceder y relajarse. Camila desfallecía. Sus carnosos y delicados labios moviéndose junto a los suyos despertaron partes de ella que, juraba, no existían. La necesidad de más se hizo presente, por medio de mordiscos y lamidas, Lauren separó un poco los labios, lo suficiente para que la morena aprovechara y se apropiara de cada rincón de su boca.

Estaba por estallar, sentía el cálido líquido humedecer su miembro. La boca de Lauren era un muelle demasiado apretado, y adoraba estarse ahogando en él. Se tomó el atrevimiento de descansar sus manos en las caderas de la pelinegra, cada célula de su cuerpo reaccionó ante la extrema suavidad de su piel. Apretó con deseo y Lauren, que sólo atinaba a removerse, soltó un pequeño quejido. Acción que terminó con la poca cordura con la que contaba Camila. Su voluntad abandonó su cuerpo, ahora estaba bajo el mando de sus instintos más profundos.

Subió sus manos a la nuca de la ojiverde, que a esas alturas seguía con sus delicadas manos aferradas al borde de la mesa, la presionó aún más contra su boca y otra queja fue consumida por sus labios. Enredó sus dedos en la espesa cabellera y dejó escapar un suspiro al darse cuenta de lo suave y pesado que era, además de que desprendía un olor a frutas... ¡Frutas!

Ahora se encontraba maravillada con los labios de Lauren, su cabello, su olor, pero su contención falló, la presa que estaba intentando mantener se derrumbó al sentir la lengua de Lauren. Se vino en cuanto probó esa suave y fría pieza, pero su miembro no cedió, permaneció erguido y se sorprendió a sí misma. Era una señal.

Muy a su pesar se soltó y pegó con violencia el menudo cuerpo contra ella para hacerle notar a Lauren el hambre que tenía de ella. Lauren se tensó al sentirlo, entonces se dio cuenta de la grandiosa desventaja.

Ella estaba desnuda.

Miró con un notable pánico a su alrededor, buscando una manera de escapar, pero su esfuerzo fue en vano cuando sintió una mano en su quijada casi obligándola a mirar al humano que tenía enfrente. Miles de pensamientos atacaron su mente, tantos que no podía prestarle atención a uno sólo de ellos, pero cuando sus ojos conectaron todo quedó en orden, todo fue claro.

—Dilo —soltó como un suspiro, extasiada por la cercanía de Lauren y la calidez que emanaba —. Di lo primero que atrapes de tu mente.

Estaba en blanco, sus ideas se hicieron a un lado para que se dejase llevar por lo que la morena ejercía en ella. Las caricias que empezó a recibir en sus muslos empañaron sus consciencia y sólo había una cosa presente en su cerebro —te necesito.

No ocupaba más. Podría ser la mayor hija de puta de todo el universo, pero se iba a aprovechar de Lauren, se iba a aprovechar de la necesidad de la pequeña, de la situación. La besó con más fuerza y de un tirón en sus muslos la subió a la mesa. Tocó sus piernas sin ningún escrúpulo. Al ver cómo Lauren reaccionaba y se entregaba a ella pudo apreciar su humanidad; no importaba que era dominara el séptimo nivel del infierno, ni que torturara a millones de almas diariamente, seguía siendo una simple humana atrapada en un jaula con animales. Su corazón latió desbocado —te sacaré de aquí, Lauren. Pase lo que pase. Incluso si tengo que dar mi vida por la tuya —prometió mientras veía los divinos ojos de la niña cristalizarse —. Sin querer, esperé toda mi vida por ti y ahora que te tengo no te dejaré ir —fue callada y selló su promesa al sentir los delicados labios de la pelinegra sobre ella. La besó con pasión, entregándose más a cada segundo. Movía sus manos por toda la extensión de sus suaves muslos, acariciaba y apretaba, si hubiera podido también le habría dejado la linda marca de sus dientes, pero eso ya sería en otra ocasión. Por el momento su prioridad era ahogar a Lauren en placer.

Bajó desesperada sus rotos pantalones y dejó liberado su miembro. La ojiverde escapó de sus labios y de ella se escuchó un delicioso jadeo. Se volvió a acercar a la morena y la enredó entre sus brazos. Camila aprovechó la posición para besar su cuello y, ¡Dios! Sí que sabía bien. Ese olor a vainilla que desprendía su cuerpo no era sólo aromático. Eso... O estaba delirando.

Se acercaba lentamente a la entrada de la pequeña y cuando por fin hizo contacto ambas jadearon. La humedad de Lauren empapó el necesitado pene de Camila. Succionaba del cuello de la pálida chica dejando marca tras marca, pegó sus torsos y al sentir los pechos de ella apretarse contra los harapos de su camiseta, perdió cualquier rastro de control. Se enterró de una.

El grito que soltó Lauren le hizo creer que la había lastimado, pero la forma en que apretaba su agarre en su cuello y se agarraba de su espalda la desmintió. Estaban completamente fundidas la una en la otra y Camila se estaba embriagando de la sensación. Parecía como si estuviesen destinadas a estar unidas.

Tras un momento para que Lauren se acostumbraste al intruso en su intimidad empezó a bombear dentro de ella. Entraba y salía con facilidad. Los gemidos que soltaba eran éxtasis puro inyectado directamente en sus venas. Conforme aumentaba la velocidad pudo sentir como la pequeña arañaba su espalda tratando de soportar todas las sensaciones que le producía. Una de sus manos sostuvo su espalda, deleitándose con la suavidad de esta, y la otra le separó más la pierna. La tenía sostenida de todos lados, no iría a ningún lugar alejado de Camila.

El posesivo pensamiento hizo que arremetiese con más violencia, convirtiendo los gemidos de Lauren en auténticos gritos de placer —eres mía —susurró sólo para ella —, eres mía —Lauren se tensó y arqueó su espalda contra ella —, ¡mía, Lauren!

Con un último grito ambas se desvanecieron en los brazos de la otra, dejando que un increíble orgasmo las envolviera.

Se quedaron unidas por rato, Camila sin salirse de Lauren, y esta última, sin soltar a Camila. El cómodo silencio fue quebrantado por la morena —dime dónde está, bebé.

No necesitaba dar más explicaciones, entendía perfectamente a qué se refería —está en Noruega. No se exactamente dónde pero era un grupo llamado-

—...Correnda's da Inferno —terminaron ambas.

[ Referencias ]

correnda's da inferno: corredores del infierno

Todas las traducciones de este fanfic se pasan a latín.

𝐌𝐈𝐒𝐈𝐨́𝐍 𝐄𝐒𝐌𝐄𝐑𝐀𝐋𝐃𝐀 ━━━ 𝗰𝗮𝗺𝗿𝗲𝗻 𝗴!𝗽Onde as histórias ganham vida. Descobre agora