.Diez.

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-¿Por qué te fuiste de Los Ángeles?- musité, tímida y con la voz apenas audible.

Ella se quedó en silencio de nuevo y luego bajó la mira. ¡Tonta, tonta, tonta! Me decía una voz interna; si no se lo contó a Sabrina, no sé por qué tenía la esperanza de que me lo contara a mí.

-Es que no quería estar más en ese lugar- comenzó, con un tono de voz que se fue haciendo agrio conforme hablaba.

Iba a conformarme con aquella respuesta, creyendo que ella ya no seguiría hablando; pero su boca se abrió de nuevo… ¿estaba dispuesta a contarme a mí… todo?

-La razón fue una chica, Clairo- su mirada estaba gacha, puesta atenta en la almohada verde del sillón- Ella fue mi novia durante un año; estábamos bien, ó eso creía yo, hasta que un día llegué a casa y mamá me dijo que Clairo se había ido y me había dejado una nota, una especie de carta o algo así…-Se quedó en silencio y respiró de forma notable varias veces, mientras que yo sólo observaba cómo su perfecto abdomen se inflaba y desinflaba bajo el suéter negro que vestía; luego continuó- Subí a mi habitación y me senté a leer la nota; decía que se iba, que no la buscara y que era el fin de nuestra relación. Que lamentaba que eso tomara tanto tiempo y que se iba simplemente porque se merecía algo mejor que… yo- su semblante de ángel ahora parecía como si estuviese tallado en piedra, con una expresión hostil y entristecida a la vez- Terminé el año que me faltaba para graduarme y salí corriendo de ese lugar tan pronto pude; lo primero que se me ocurrió fue ir hasta Japón, pero llegué primero a Italia, aquí, me gustó y descubrí que era lo suficientemente lejos de ese lugar, así que decidí quedarme. Mi familia se mudó al año siguiente, cerca de mi apartamento. Mientras me iba esforzando en no recordar aquello ni nada de ese lugar. No te voy a negar, que sí me dolió, yo la quería bastante y para ella simplemente no fue suficiente…- su voz se perdió y luego el silencio apareció de nuevo, y supe que ya no hablaría.

-Qué estúpida- farfullé, incrédula y ella me miró.

-¿Disculpa?

-Clairo, es una estúpida- dije- Me disculparás, pero, ¿que no eras suficiente? ¿Que se merecía algo más? ¿Acaso existe algo mejor que tú?- ¡cállate! me gritó la voz y capté la última pregunta que había salido de mi boca, el rubor corrió traicionero y sentí vergüenza; pero Billie me miraba enternecida, y mi corazón se conmovió dentro de mí, así que seguí hablando pero ahora consciente de lo que decía- Qué tonta fue- musité- porque no vio que eres una chica increíble, talentosa, atenta, divertida, además de muy linda.

Ella esbozó una sonrisa de medio lado.

-Estoy segura que jamás encontró ese algo mejor, porque simplemente no lo hay- continué-. Qué lástima que te haya dejado ir, porque no supo que lo que dejó escapar fue como un tesoro, que ya no recuperará; por eso digo que Sabrina es muy afortunada- en lo último de mi frase, la voz se me entristeció, pero ella sonrió y aquella sonrisa le dio motivo a mi corazón para palpitar fuertemente.

-Qué linda eres- musitó y el corazón comenzó a latirme más y más rápido, expandiéndose por todo mi pecho-. Gracias.

Sonreí apenas pude, porque aún estaba un poco atolondrada intentando calmar a mi bombeador de sangre.

-¿Sabes?- me dijo- Eres a la primera persona a la que se lo digo.

Cuando creí que el corazón había vuelto a su tamaño normal, volvió a inflarse completamente conmovido.

-Gracias por tenerme la confianza- murmuré.

-Gracias por escucharme.

Le sonreí de nuevo, aun sin comprender cómo es que aquella chica lo había dejado ir.

Manual de lo Prohibido | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora