Capítulo Nueve

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-¡Muere, chupa sangre del infierno!

Mis ojos se abrieron y vi como bajaba la estaca. Quien quiera que fuera, creería que se movía rápidamente, pero a mí me pareció como a cámara lenta.

Agarré la muñeca que sujetaba la estaca y tiré con fuerza. La mujer sobrevoló mi cabeza y atravesó el cuarto.

Pudo haberse lastimado bastante, pero aterrizó en el colchón de futón que debía haber metido a la fuerza mientras dormía el sueño del animal saciado.

- ¡Maldición, Imra! - Grité cuándo la vi. Ella se puso de cuclillas en el colchón, con una risita.

- ¡Y ahora - resonó su voz teatralmente, - el demonio chupador de sangre se levanta de su tumba para darle un rudo castigo al simple mortal que intentó desafiarlo acabando con su vida antinatural!

-¿Qué diablos te pasa? - Imra dio brincos sobre el colchón, sonriendo abiertamente.

- Esa es la única cosa de la que tienes que preocúpate ahora, chica. Donde hay vampiros, hay cazadores de vampiros. No saben que eres uno de los buenos. Creí que podrías entrenar un poco. - Por primera vez, noté que ella llevaba puesto unos pantalones vaqueros negros, una sudadera del mismo color, rodilleras, coderas, y un casco de ciclista. Se parecía a un armadillo. - Sabes, tus reflejos anti-estaca, realmente funcionan.

-Café - gemí, tambaleándome hacía el cuarto de baño. Estaba perfectamente despierta y ciertamente no necesitaba orinar, pero estaba decidida a mantener algún tipo de rutina. - ¡Y te vas!

-De ninguna manera. Ahora que estás de regreso de la ultratumba, estoy haciendo todo lo que puedo para evitar que muerdas el polvo de nuevo. Por ejemplo, Kara, ¡debes estar preparada para tratar con ESTO! - Aulló cuando brincó hacía mi espalda, balanceando la maldita estaca. Tuve un montón de tiempo para apartarme de su camino, haciendo que chocara contra la pared como un insecto y rebotara de lado, aterrizando en sus rodillas acolchadas delante de mi tocador. - ¡Ooooh, bien! - dijo favorablemente. - Ni siquiera te diste la vuelta. Agregaremos súper audición a la lista.

- Por favor vete - imploré. - Pienso quedarme aquí dentro y revolcarme en la culpabilidad todo el día. La noche, quiero decir.

- ¿Por qué?

-¿Por qué? - No le podía hablar sobre Mike. Me daba demasiada vergüenza. Además, ella sacaría mí Calendario Sexual y lo actualizaría inmediatamente. Era un intento para que mejorara la frecuencia de mis juegos íntimos; Había comenzado a llevar la cuenta. El número lastimoso que sumé en el 2018 realmente me humillaba. - Porque ahora soy una criatura antinatural, por eso. Lárgate.

- ¡De ninguna manera! Esta noche vamos a luchar contra el crimen.

-¿Nosotras, huh? - Realmente, esa no era una mala idea. Podría hacer una pequeña expiación después de lo de la anoche anterior.

- Yup. Además, estas helada. Traté de tomarte el pulso cuando llegué, y tu muñeca estaba bastante fría. ¡Ya sé! Te tomaremos la temperatura. - Temblé ante el pensamiento. ¿Era por la temperatura de mi habitación? ¿O porque tenía la sangre fría como las serpientes? Uf.

-Dejémoslo. - Me enteré de que la señorita estaca vampiros había estado ocupada mientras yo estaba descansando (era demasiado profundo, sin sueño y, enfrentémoslo, cadavérico, para llamarlo dormir).

Había encendido mi ordenador y había bajado las noticias más importantes del día, para que cuando... (Me alzara) ... me levantara pudiera ver lo que había ocurrió en el mundo durante el día. También había comprado mi casa.

- Mi casa - dije lentamente.

-Oye, iba a salir a la venta al final del mes. Estás muerta, ¿recuerdas? Ya no vives aquí, y como todavía te faltaban por pagar once años de tu hipoteca, el banco tuvo buen corazón y quiso recuperarla. - Me dio un grueso fajo de papeles. - Me he ocupado de todo.

Vampira & SolteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora