Capítulo XI

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~Mes 6~

No sabía cuántos días habían pasado desde que Chuuya le había correspondido a sus sentimientos, no tenía noción del tiempo. Pues claro, nadie la tiene cuando se enamora. Se tomaban de la mano y compartían besos, miradas y caricias de amor de vez en cuando durante el día. Sin embargo, no estaba muy seguro cómo se podría definir su relación.

—Chuuya...— Lo llamó rescostado en el sillón. Había llegado al mes en el que no podía estar de pie por mucho tiempo y los mareos habían vuelto para molestarlo.

—¿Qué?— Respondió el pelirrojo desde la cocina, batiendo de forma ágil una mezcla en un bowl.

—¿Puedes venir?

—¿Ahora?

—Ahora.

Dejando de lado lo que estaba haciendo, se acercó al castaño quien ya se había acomodado en el mueble dejándole lugar, por lo que tomó asiento a su lado.

—¿Qué pasa?

Osamu lo miraba sonrojado por la vergüenza, como cuando se le declaró.

—E-em... quería preguntarte algo.— Comenzó a jugar con sus dedos mientras bajaba la mirada a estos. —¿Qué... somos?

Los azulados ojos del pelirrojo lo miraron con algo de sorpresa por la pregunta, pero no pudo evitar reír. Como respuesta, le corrió suavemente uno de sus mechones por detrás de su oreja y le regaló un beso en su mejilla.

—¿Con eso no te parece obvio?— Sonriéndole, deslizó una mano desde su redondo vientre hasta la cintura y mantenerla ahí.

Las mejillas del suicida ardieron aún más por sus acciones, y lo volvió a mirar.

—¿Pareja?

El ejecutivo ensanchó su sonrisa y afirmó con un asentimiento de cabeza mientras acariciaba su mejilla. Dazai sonrió con sinceridad como muy pocas veces hacía, sintiendo su corazón bombeando con fuerza al verlo a los ojos. Nunca había tenido tal sensación, nunca antes se había enamorado de verdad de alguien como cuando lo hizo de Oda. Había creído que esos sentimientos murieron con él, pero Chuuya pudo revivirlos de una forma muy especial e inexplicable. Por eso, sin dudarlo, lo abrazó con fuerza como agradecimiento.

—Te quiero, perchero.

Él le correspondió de la misma manera y besó su cabeza, con amor y dulzura a pesar del insulto malo.

—Y yo a ti, vagabundo.

Chibi parecía no perderse de nada de lo que pasaba entre sus padres, ya que comenzó a moverse en el vientre del castaño como si estuviera festejando con un baile que sólo él sabía. Osamu rompió con lentitud el abrazo y se dedicó a acariciar su protuberancia soltando una risa.

—Tranquilo, Chibi~

Chuuya rió también y se puso de cuclillas en el suelo para darle uno que otro beso al vientre de su, ahora, pareja. Sus trabajados brazos rodeaban su esbelta cintura, pasando por ambos costados del tierno bulto.

—Hey, peque.— Comenzó a hablarle suavemente a su futuro hijo. —¿Cómo la estás pasando ahí a dentro? ¿Ya quieres salir a conocer los locos padres que te tocaron?

El bebé volvió a moverse, muy feliz de escuchar la voz de su padre. Esta vez de forma tan frenética, haciéndole arrancar un quejido a Osamu.

—A-ay...

Consequence | Soukoku m-pregWhere stories live. Discover now