🏹Capitulo 4

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Eros se apoyó a una de las paredes de la cocina y se echó a reír

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Eros se apoyó a una de las paredes de la cocina y se echó a reír.

- Eres muy traviesa señorita - se dirigió a su sobrina.

- No quería irme con mi papá tío - dijo la pequeña sorbiéndose la nariz.

Isabella mientras tanto se estaba recuperando del susto, la niña había salido de la nada y la había espantado.

- Es la misma chica que vi ese día ¿verdad tío? - pregunto con curiosidad la pequeña.

- Así es, Bella ahora trabaja para mí - agregó Eros-. Ahora tú ven acá, llamaré a tu papá para que venga por ti.

- ¡No! - grito la niña mientras corría y se hacía detrás de Isabella-. Bella, dile algo. ¿Puedes convencerlo?

- Yo..., nena tu tío tiene razón, tu padre debe estar muy preocupado, esas cosas no se hacen.

- Pero yo quiero pasar vacaciones con mi tío.

Eros se rasco la nuca. No podía convencerla de que dejase de lado esa idea. Era una niña después de todo y a él le agradaba cuidarla.

- Hablaré con tú papá - dijo él griego y la pequeña soltó una risa.

- ¡Si! - grito la pequeña alzando sus manos.

- Traviesa - se rio su tío.

Isabella tuvo que desviar su mirada, Eros era un hombre muy atractivo. Pero los hombres como él acostumbrarían a salir con modelos o mujeres igual de adineradas que ellos. Tampoco quería centrar su atención en nadie, todo lo que hacía y había logrado en su vida era por su hermana Marie, por eso conecto con la pequeña Isabella casi de inmediato.

- Mientras ti tío llama a tu papá ¿Quieres un poco de pastel de chocolate?

- ¿Sabes hacerlo?

- Por supuesto - asintió la castaña-. Ven y te muestro como se hace.

Eros sonrío al ver la escena y después desapareció camino a su oficina. Después de unos minutos Eros bajo y encontró a ambas Isabellas riendo mientras metía el pastel al horno.

El griego se aclaró la garganta detrás de ellas.

- He hablado con tu padre - se dirigió a su sobrina mientras la levantaba y la sentaba en sus hombros.

- ¿Y qué dijo? - pregunto la niña.

- Te quedarás dos semanas aquí.

- ¡Si! - la niña lo abrazo y soltó una risa.

- ¿Puedes cuidar de ella Bella? - enarcó una ceja dirigiéndose a la muchacha.

- Por supuesto señor - respondió Isabella.

- Bella te acomodara una habitación, rosa como te gusta - dijo Eros mientras bajaba a la niña de sus hombros.

- He dejado todas mis cosas con el chofer de papá.

Eros Where stories live. Discover now