🏹Capitulo 22

40.5K 3.3K 325
                                    

Eros cayó al suelo producto del fuerte golpe que le había causado Agapios.

- Debés ser más rápido - gruño su amigo mientras lo veía intentando levantarse-. Los tipos con quienes nos encontraremos no son unos crios.

- Lo sé - articulo Eros intentando recobrar la respiración-. Por esa razón no voy a rendirme tan fácil - agregó acercándose hasta él para tumbarlo de un solo movimiento.

- Mierda - gruño el ex militar cuando se llevo la mano al costado-. Me has dado un buen golpe, hasta me sacaste el aire - apenas pudo decir.

- Creí que Serena era la única que te daba unas buenas palizas - articulo gracioso Eros-. ¿No han pensado en volver a la milicia?

Agapios negó con la cabeza y se coloco de pie.

- Hace mucho renunciamos a regresar, estamos mejor así, somos una familia, los niños hacen nuestra vida feliz.

- ¿Cómo fue la primera vez que cargaste a tu hija? - preguntó nervioso su amigo. Lo de ser padre era algo nuevo en su vida y no quería arruinar las cosas-. ¿Que sentiste?

- No sabría explicarlo, estuve muy apegado a Samuel primero, él era un bebé cuando Serena lo tomó como suyo, cargarlo por primera vez es darte cuenta que no podrás soltarlo nunca más. Es así como se siente ser padre.

- Supongo que temo a fallarle a Isabella - se llevo la mano a la nuca nervioso.

- ¿Bromeas? Simpre tuve algo claro de tu y Zeus, serias mejor en el papel de papá que él - soltó una carcajada que provocó otra de parte de su amigo.

- Tienes razón simpre me han agradado los niños. El bebé es algo que no esperabamos, pero he de admitir que es lo más bonito de ella y yo.

- Así es - le palmeo el hombro-. Cuando te enteras de que tu mujer va a darte un hijo ya no hay vuelta atrás, los pañales te esperan y el olor a popo de bebé no es para nada agradable.

Eros dibujo una sonrisa con aquello le causaba gracia escuchar que Agapios ahora llevaba una vida lejos del hombre amargado que conoció años atrás.

- Creo que deberiamos regresar a casa ya - respondió Agapios mientras observaba su reloj de mano.

- ¿Que te parece una carrera en nuestras motocicletas de regreso a casa, como lo hacíamos años atrás? - enarcó una ceja Eros-. ¿Que dices?

- No somos unos adolecentes - bufó Agapios.

- Siempre con ese malhumor- sonrió él mientras se ajustaba el casco-. Creo que la vida familiar te llevo a convertirte en un osito de miel.

- ¿De que osito de miel hablas? - enarcó una ceja el ex militar.

- ¿Qué otra razón habria para no competir?

Agapios soltó un suspiro y luego subió a su motocicleta ajustandose el casco.

- Veamos quien ha perdido experiencia con los años.

- Veamos... - dijo en respuesta Eros mientras ajustaba sus manos en su moto.

- No puedo creer que este haciendo esta idiotez contigo.

- Y yo menos que te haya logrado convencer - articulo Eros. La escena le parecía de lo más graciosa.

Ambos contaron hasta tres y después salieron disparados por la carretera. Agapios llevó la delantera por algunos minutos pero después fue sobrepasado por Eros.

Le basto sólo dos minutos para dejarlo atrás. Siempre había sido el más rápido de los tres y ahora la escena era como devolverse diez años atrás.

Eros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora