Confesiones De Una Sumisa

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Confesiones de una sumisa

Aquel día solo quise desnudarle mi alma, como debe ser sin mascaras...

-Quiero ser solo tuya ¿te molesta?

-No, no me molesta mi pequeña demonia traviesa.

Es que desde que lo conocí usted encendió mi entrepierna a tal punto que me estremece.

-Ya sabes que te coloco indómita de placer.

-Sabe muchas veces me he llenado de ira y con una voz consonántica le he dicho que usted es libre.

-Sé muy bien quien eres, sé que tu ser se inquieta con mi voz ¿Sabes cómo se llama eso?

-No mi Señor

-Que eres mía pequeña, que tu cuerpo es mío, tu mente, todo de ti.

-Señor lo quiero - Él tragó en seco.

-Eres mía, solo te diré eso, porque sabes que no soy de palabras dulce, pero jamás te dejaré sola.

-Amo yo no necesito un Amo dulce y que sea falso, yo quiero uno como usted que con su sola presencia me acobije como debe ser.

Ese eramos él y yo, sinfonía perfecta del placer, del infierno que se desató cuando nuestros cuerpos empezaron a arder.

Mile Morales"Dulce Cayena "🌺
Bitácora de una Dulce Cayena
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El orbe erótico de la sumisión Where stories live. Discover now