Pergamino 25

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Pov. Martha
Nos quedamos atónitas con la revelación de la anciana, no sabemos que decir y ella parece complacida con el simple hecho de tenernos ahí.

— Viví en Nueva York hasta los 50 años, después me desperté aquí, como una recién nacida—.

Nati pasa saliva ruidosamente pero se anima a hablar.

— Nosotras somos de México, vivimos en Querétaro hasta los casi 30 años—.

—¿30? Oh que jóvenes... ¿Qué les pasó? —.

— Un accidente de auto—.

— Mi marido casi acababa de tener uno cuando me fui—.

—¿Era viuda?— Natalia luce apenada.

— No querida, sólo se lastimó el brazo pero nada grave—.

Al escucharla el corazón se me hace un puño y pregunto lo que me ronda en la cabeza.

— ¿Cómo llegó aquí? —.

— Un asalto que salió mal, intenté resistirme y me costó un disparo—.

— Lo siento —.

Pienso en el esposo que dejó, con su edad seguramente tenía hijos que por supuesto también se quedaron solos.

— Yo lo siento por mi familia, espero que hayan podido sobrellevarlo— agarra la foto de su boda— Los primeros años fueron duros, los extrañaba un montón hasta que me di cuenta de la nueva vida que estaba desperdiciando, cuando me propuse dejar atrás el pasado todo fue a mejor, conocí a un hombre maravilloso, forme una familia, viaje e hice muchas cosas que siempre había querido, no digo que olvide a mi otra familia, mi marido y mis hijos eran mi mundo pero aprendí a amarlos a la distancia —.

— La entiendo...— Natalia no despega los ojos de la anciana— ¿Hay más cómo nosotras? —.

— Además de ustedes sólo me había encontrado con un muchacho, pero él murió hace tiempo—.

— ¿Qué pasó? —.

— Suicidio, no pudo soportar vivir aquí. Tenía 15 años cuando apareció en éste lugar, al principio parecía muy emocionado y no paraba de repetir algo sobre Naruto, pero en su décimo tercer cumpleaños empezó a hacer misiones y eso le desgastó el alma—.

—¿Se suicidó con 13 años?— la anciana asiente a mi pregunta.

— No quiero parecer imprudente pero ¿en qué año murió?— Natalia se inclina hacia adelante.

— Diciembre del 99—.

Nati empieza a hacer cálculos y niega con la cabeza, la mujer la mira divertida.

— El tiempo es una cosa muy extraña, si quieres entenderlo la lógica no te servirá, el muchacho del que les hablo era más grande que yo, sin embargo había vivido menos—.

— Agh esto es muy confuso—.

Natalia revuelve su cabello frustrada de no entender la situación.

— Te evitarás muchos dolores de cabeza si dejas de pensar en el tema, es algo que simplemente no podemos entender—.

— Por mucho tiempo pensamos ser las únicas... — susurro.

— Cariño todos pensamos eso, más que nada porque extrañamos lo pasado y queremos a alguien que nos comprenda— la anciana mira a Natalia — Excepto tú, pareces más bien curiosa, ¿Te gusta vivir aquí? —.

— Me gusta vivir y punto, el lugar es lo de menos—.

— Bueno esa es la actitud para sobrellevar esto—.

El camino continúaWhere stories live. Discover now