Pergamino 35

103 18 0
                                    

Pov. Natalia

Hashirama ha terminado de contar su historia, Kimimaro y yo hemos estado escondidos todos éste tiempo, esperando el momento seguro para aparecer.

— Ya es hora—.

— Con cuidado—.

Desde que vio a Orochimaru y a Jūgo ha estado inquieto, nunca lo había visto nervioso. Sasuke ha declarado que no le hará nada a la Aldea, se le nota menos psicópata y hasta se podría decir que arrepentido, tengo mi teoría sobre qué causó ése cambio pero ya la confirmaré después.

Salimos de nuestro escondite, Sasuke sólo me dirije una mueca de disgusto mientras que el Sannin y Jūgo no despegan su vista de mi compañero.

— Si todos han quedado de acuerdo con su explicación ya podemos irnos—.

— ¿Y tú quién eres?— pregunta Hashirama.

— Por su chakra y por su pelo yo diría que es Uzumaki—.

"Oh mi precioso Tobirama, obviamente debía de ser el que se diera cuenta" "Es más apuesto en persona" antes de comenzar a babear me enfoco en el único Hokage que conozco. Hago una reverencia.

— Me alegra volver a verlo, Sandaime-sama—.

— Has crecido mucho Kikyo—.

Me sonríe como un abuelo que ve otra vez a su nieto, no me caía tan bien en la serie pero admito que en persona, Hiruzen no es tan malo.

—¿La conoces Hiruzen?—.

— Sí, es Uzumaki Kikyo de Kirigakure —.

— Mucho gusto—.

Realizo otra reverencia para los demás, Minato es  el único que no ha hablado, sólo se ha quedado mirando mi cabello. Bajo la Kūbikiribōchō y todo rastro de amabilidad se esfuma.

— Les dije que era una trampa, ahora si es la última vez que te la regreso—.

Suigetsu alcanza la espada, complacido de volver a tenerla entre sus manos, Karin también está aquí y sólo me analiza.

— Antes de irnos me gustaría hablar contigo Sasuke—.

— Si hay una guerra deberíamos irnos ya— Minato por fin ha hablado.

— No durará mucho, además creo que a usted también le interesa la información que tengo, no se preocupe Naruto está bien—.

Me ve con los ojos muy abiertos, el Tercero poner una mano en su hombro.

— Podemos confiar en ella, adelante Kikyo—.

— Sasuke necesito que confíes en mí, no te he dado razones para no hacerlo—.

Acerco mi mano a sus ojos, es evidente que Obito le puso los de Itachi. Él detiene mi mano y me mira, no furioso pero sí desconfiado.

— No, no me has mentido pero tampoco eres mi amiga, no eres nadie para mí —.

— El sentimiento es mutuo, pero si queremos ganar esto no nos queda de otra que trabajar juntos—.

— No dejaré que me pongas sellos—.

Dice viendo como ya estaba acumulando chakra en la palma de mi mano.

— No es nada malo, tú hermano lo aprobó y me dijo cómo hacerlo—.

Eso parece tocar su fibra sensible pues suelta mi muñeca y me deja hacer, no tardo mucho y se lleva la mano al ojo como para verificar que no le hice nada malo.

El camino continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora