𝙘𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙩𝙝𝙧𝙚𝙚

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Stan había hecho las compras del mes, y las traía en una caja no muy grande, pero que, aún así, le dificultaba el subir las escaleras

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Stan había hecho las compras del mes, y las traía en una caja no muy grande, pero que, aún así, le dificultaba el subir las escaleras.

Cuando llegó a su piso, dejó la caja en el suelo y rebuscó en sus bolsillos su llave. Las encontró, abrió, y lo primero que vio fue la puerta de Brown entreabierta. Dejó la caja a la entrada del departamento, y se acercó a la habitación para cerrar la puerta, y así no irrespetar la privacidad de la chica.

Lamentablemente, sus ojos escanearon rápidamente el cuarto antes de cerrar cuando escuchó un suave gemido, y vio a la pelinegra montada sobre un chico, con las manos atadas en su espalda, y él tomando la correa que unía sus manos, junto a su cabello.

El sudor corría sobre su cuerpo, sus pechos subían y bajaban cada vez que saltaba sobre el muchacho, quien Stan no pudo reconocer, ya que estaba muy ocupado viendo el cuerpo de la chica. El tipo estaba acostado a lo largo de la cama, y Arabella, con una rodilla a cada lado de su cadera, le mostraba la espalda, dejando todo a la vista de la puerta, o sea, Stan.

La mandíbula de Uris casi cae al suelo, tal y como cayeron sus llaves.

Al oír el ruido de estas, Arabella abrió ligeramente los ojos, y se encontró con los ojos del judío bailando por su cuerpo. Uris se dio cuenta de que la chica lo había descubierto, y cerró la puerta rápidamente, recogió las llaves, y llevó la caja a la cocina, en menos de cinco segundos.

Comenzó a guardar todas las cosas, intentando distraerse de esa imagen. Le hubiera gustado conocer a su abuela para poder bajar sus revoluciones con su imagen en situaciones así.

Probó con la figura de cada una de las personas que más desagrado le causaba, terminando con Richie, que, por alguna razón, fue el único que le sirvió para bajar completamente su erección.

Escuchó unas voces en el pasillo, y luego la puerta cerrarse.

—¿Stan? —escuchó la áspera voz de Arabella. Quiso correr y esconderse donde sea.

—e-estoy en la cocina—respondió, contando los segundos que faltaban para la incómoda situación que venía. Se volteó, y ahí estaba Brown con un short bastante corto, y una camisa larga y ancha, pero Stan notó una cosa que casi lo mata.

Arabella no traía sujetador.

—¿qué hacías mirando a mi habitación?—se cruzó de brazos frente al chico, y luego caminó a la barra, para sentarse en una de las sillas. Daba un paso, y Uris podía notar sus pechos menearse. Se volvió a girar para guardar un paquete de fideos, y para ocultar de la vista de la chica la erección que despertaba de a poco.

—y-yo—se aclaró la garganta, tratando de concentrarse—yo llegué, y...—vio a la chica, apoyada en la barra, con los cuatro primeros botones de la camisa desabrochados, dejando ver perfectamente sus pechos. Los mismos que había visto hace minutos atrás, rebotar mientras montaba a un chico. Stan quería ser ese chico, poder atarla, desnudarla, besarla, deleitarla de todas las maneras posibles.

❝Too Repressed❞ ↝ Stanley Uris ↜[Cancelada]Where stories live. Discover now