«6»

2.1K 270 59
                                    


A rastras, a la anciana le importó poco o nada el dolor que le causaba en las muñecas y en la oreja derecha, así lo llevó como castigo por desobedecer a sus órdenes.

Ahora, en el silencio de su alcoba pensaba mientras acariciaba las hojas de uva que llegaban hasta la altura en que se encontraba.

¿Por qué su abuela había llegado?

Su abuela era una persona altiva, una persona con poder que odiaba llevar prendas módicas. Que detestaba a quienes aparentaban o tenían un bajo nivel económico, creída.

Por sus aires de grandeza y orgullo, no le caía a nadie, ni su propio hijo la soportaba.

Esas eran algunas de las razones por las que la anciana había decidido viajar, alejándose del reino por tantos años. Solamente manteniendo una comunicación escasa con su hijo por causa de la lejanía y de sus humores chocantes.

Cabe destacar que Jimin la adora, la respeta a pesar de no ver la vida desde la misma perspectiva que ella, pero vaya que sí le dolía ver que él era cariñoso y su abuela solo le seguía el juego, sin sentirlo en verdad.

Jimin quería ganar el amor verdadero de su abuela, sin importar lo que estuviera de por medio.

Eun Ra, ese era su nombre.

ㅡ¿Qué es esto que tienes aquí? ㅡJimin permaneció en su lugar, ni siquiera volteó al sentir el aroma de su abuela detrás de él ㅡTe estoy hablando ㅡAgregó.

ㅡYa te escuché ㅡVociferó apretando las prendas de su pantalón entre sus dedos.

ㅡ¿Pretendes hacer como si soy una mosca que viene a molestarte? ㅡJimin se quedó en silencio de nuevo y ella se acercó a revisarle aquella marca notoria sobre su nívea piel.

ㅡ¿Qué tengo? ㅡPreguntó ahora ㅡEl padre de Yoongi vio algo extraño en esa zona, se asombró ¿Es algo malo?

ㅡEse hombre no nos dijo nada cuando te trajo.

ㅡPuede haberse olvidado. Aunque, lo más seguro es que no haya podido casi hablar porque tú y tu mal genio lo espantaron.

ㅡDeja de decir las mismas tonterías que tu padre.

El omega se río con ternura, sin insistir.

ㅡNo me respondiste.

ㅡAh, ya ves. Así se siente ㅡJimin se aferró a ella, obligándola a que correspondiera con la misma efusividad.

El tiempo en espera pareció ser eterno, más nunca sintió los brazos de su abuela envolviéndolo, era como si estuviera abrazando a un muñeco de trapo.

No habían sentimientos, nada.

Caminó cabizbaja como un robot hacia la puerta y tomó el picaporte, pero se detuvo.

ㅡTienes una marca verde debido a tu tristeza, deja de sentirte así, por favor. Tu lobo puede pagar las consecuencias. No creo que quieras eso.

Jimin suspiró ante la perdida mirada que le regaló Eun Ra antes de retirarse, seguido de un golpecillo seco de la puerta al ser cerrada, haciendo eco en la habitación durante algunas milésimas de segundos.



Jungkook se encontraba en el baño, cumpliendo con las órdenes que le habían sido establecidas.

Era un beta de 24 años encargado del servicio de limpieza en el palacio. No hablaba mucho con el omega pero cada que podía le regalaba paletas que el menor le recibía entre sonrisas. Le gustaba mimarlo con dulces.

La imperfección de amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora