Capitulo 21.

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Camila.


El cumpleaños de Jacob se acerca cada vez más y no tengo ni la más remota idea de lo que voy hacer, me siento confundida y con un millón de pensamientos que lo único que me provocan es dolor de cabeza.

No puedo hablar con Mack sobre esta situación, no porque me falte confianza sino que Jacob es el mejor amigo de su novio y lo menos que deseo es ponerla en una situación tan incómoda.

Si hablo con mi madre es aún peor, ella empezaría con su súper análisis con respecto a lo que siento por el rubio gruñón y terminare molesta porque me cuesta aceptar las cosas.

Toda esta situación apesta, y me culpo por ello. Ya que si solo hubiese mantenido mi distancia con él todo estaría más que excelente.

Agarro mi laptop y busco en internet: Maneras para que un chico te deje de gustar.

Me salen un montón de resultados y quiero gritar, no debería haber tantos resultados.

En la pantalla aparece la imagen de mi hermana, quien desea hacer una videollamada conmigo.


Genial, lo que me faltaba, que mi dulce hermana me llame para contarme de su vida perfecta.


Conteste antes de que me deje millones de mensajes.


—Hola Lu — ni siquiera sonrío.

—Cami... ¿te sientes bien? — no.

—Si claro, ¿Ha pasado algo? — mi hermana me escudriña y hace una mueca.

Querida hermana, sé que ando del asco porque me vi en el espejo cuando me levante.

—Pues... he cambiado de carrera — la mandíbula empieza a dolerme de abrir tanto la boca.

— ¡Qué demonios Lucy! — Grito — ¡Los alienígenas te lavaron el cerebro!

—Hey cálmate Cami — niego frenéticamente — me di cuenta que la psiquiatría no es lo mío, en realidad lo estaba estudiando para estar más cerca de papa — hago una mueca del asco que al aparecer no le importa — me he cambiado a educación primaria.

— ¡Educación primaria! — si no estuviera sentada ya me hubiese desmayado de la impresión.

—Deja de gritar, sé que es sorpresivo — asiento rápidamente — pero me di cuenta que me gusta enseñar, sobre todo a niños pequeños.


¿Mi hermana y niños?

Esa no parece una buena combinación.


—Lucy... a ti no te gustan los niños — masajeo mis sienes — dime por favor que los americanos no te lavaron el cerebro — suspira y me dedica su típica mirada exasperada.

—Tuve un proyecto en pareja y pues mi compañero — rueda los ojos fastidiada— decidió que trabajaríamos con niños, al principio estaba muy nerviosa porque sabes que no me agradan los niños — asiento es lo único que puedo hacer — pero luego de un par de días haciendo el proyecto, note que son personitas pequeñas llena de creatividad e inteligencia — sonríe, mi hermana está sonriendo, lo veo pero no lo creo — estuve ayudándolos a leer, enseñándoles matemáticas y un poco de historia. Sonreían porque les encantaba aprender y algo dentro de mí me hizo sentir realmente bien Cami.

Y me llama Cami, llevaba años que no me decía así. Mi hermana parece otra y no físicamente hablando, parece más en paz consigo misma.

¿Es eso posible?

Un Inesperado Amor Libro 1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora