Kara fue adoptada por los Danvers cuando sólo tenía tres años, después de que sus padres muriesen en un fatal accidente de tráfico. Varios años después, Jeremiah, su padre adoptivo muere y Kara junto con su madre y su hermana adoptivas se trasladan...
Cuando volví al cuarto, vi a Kara esperándome, sentada en la cama. Se había quitado la camiseta que se había puesto y me miró, sonriendo.
-Kara: Ven... - dijo alargando su mano hacia mí.
-Lena: ¿Seguro que puedes? No quiero que te hagas daño. – dije, cerrando la puerta y caminando hacia ella.
-Kara: Sí... - dijo, levantándose – Túmbate.
Me acerqué a ella y la cogí con suavidad de la cintura, besándola. Miré la cicatriz de su pecho, acariciándola. Sabía que no le gustaba, que a ella le seguía pareciendo horrible. Pero a mí me parecía todo lo contrario. Eso demostraba que Kara había tenido que luchar desde bien pequeña para salir adelante y, a pesar de todo lo que le había pasado, no se había rendido. Luego bajé la mano hasta el vendaje de su vientre y lo toqué con mucho cuidado, mientras besaba su hombro.
-Kara: Lena... - jadeó.
-Lena: ¿Te hice daño? – pregunté, mirándola.
-Kara: No. Es que...
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-Lena: No te avergüences de nada, Kara. No conmigo, por favor. – susurré – Estoy convencida de que esta apenas se notará, así que no te preocupes por eso ahora. Y si se notara... Nuestros hijos han salido de ahí. Es algo para lucir con orgullo. Yo estoy orgullosa de esto. Y en cuanto a esta... -dije, acariciando de nuevo la de su pecho – Yo no veo una cicatriz horrible. Yo veo la marca de guerra de una superviviente, Kara. Alguien fuerte, valiente... y maravillosa.
-Kara: Amor... Túmbate... - dijo, empujándome sobre la cama.
Me tumbé con cuidado de no hacerle daño. Ella me miró, y miró la cama, como si estudiase la forma en la que ponerse sin hacerse daño.
-Lena: No tenemos que hacer nada, cielo. Puedo esperar.
-Kara: No. – dijo – Ya has esperado demasiado. Te lo mereces.... – dijo, desabrochando mi pantalón del todo y quitándomelo – Joder, amor, sí qué te alegras de verme... - dijo riéndose.
-Lena: ¿Y quién no se alegraría de ver algo tan hermoso, eh?
-Kara: Eres una pelota... - dijo agachándose y besándome.
-Lena: Sólo digo la verdad.
La sentí sentarse a mi lado y rodear mi miembro con su mano, empezando a moverla despacio.
-Kara: ¿Está bien así...?
-Lena: Más rápido.
-Kara: Bien... - dijo subiéndose sobre la cama con cuidado y arrodillándose entre mis piernas.
-Lena: Kara, cielo...
-Kara: Tranquila... No me harás daño. Así es más fácil para mí. La otra postura es muy incómoda.
