Capitulo 17

264 25 11
                                    

—¡Fabrizio! ¿Giro aquí o a la izquierda? —Digo de forma exaltada.

—Sii se supone que gires en esta esquina y entres al pasadizo subterráneo del estacionamiento.

Dice cómo si fuese obvio.

Tonto.

—Bueno disculpame, es que yo viví aquí 4 años.

Lo digo con un tono se sarcasmo tan marcado que él sólo ríe.

—Yo te avise que no iba a ser fácil, además yo te doy indicaciones pero te distraes cantando. ¡No es mi culpa!

Que mentiroso, yo solamente entonaba con mi melodiosa voz counting stars de one Republic como se debe.

—Ahora dime, es aquí —digo ignorando su acusación.

Y señalo una señal para entrar, donde al parecer hay que tomar un ticket y me dejaran entrar al estacionamiento.

—Si, es aquí, pero de regreso, manejo yo, no quiero más probabilidades de muerte.

Ay que dramático.

Es la cuarta vez que manejo en mi vida, no lo hice mal.

Nos adentramos al oscuro estacionamiento, cambio de idioma, ya que siempre que hablo con Fabrizio uso italiano y pido el ticket en la cabina en inglés. Al adentrarnos al que parece un extremadamente grande centro comercial y a su estacionamiento subterráneo para ser más discretos. Me estaciono y él sólo hace gestos dramáticos.

A veces parece un niño y no un hombre de 23 años.

Salimos del auto, giro las llaves en mis manos, coloco el seguro y se las lanzo en el aire y él las atrapa al instante.

—Vamos, el supermercado queda por aquí —Dice mientras me guía y me enseña un poco el entorno.

Hay adolescentes caminando de un lado a otro y tomándose fotos y padres con sus hijos. Nosotros nos vamos a la zona del supermercado, entramos y yo tomo el carrito y empiezo a recordar todo lo que necesito para hacer un pastel y algo para la cena. Aprovecho y también meto dulces para el viaje de mañana. ¿Qué? Es algo de primera necesidad.

—Mira Fab, ¿Quieres que hagamos una tarta de limón o un pastel de chocolate? —él me mira y hace un gesto exagerado pensativo.

—Mi querida Emma creo que mejor... Hagamos la tarta de limón, que esa no la hemos hecho, pero compramos chocolate para hacer chocolate caliente ¿Qué te parece?

—Me parece estupendo.

Y es que si, no lo mencioné pero cuando estábamos en el auto, comenzó a llover a cántaros y el día se hizo frío. Menos mal que estamos abrigados o podríamos pescar un resfriado , pero es inevitable no sentir el frío casi invernal de los ángeles.

Elegimos los materiales y cuando llegamos a la sección de dulces él me hace un gesto instantáneamente.

Me encojo de hombros y elijo unos malvaviscos, chocolates, y galletas para ese largo viaje de regreso.

Él pone resistencia al principio pero luego sólo ríe y me ayuda a elegir.

Pero cuando estoy por alzarme de puntitas para alcanzar un paquete de galletas siento que él me carga y me hace alcanzar las galletas de forma rápida.

Fue un gesto... Extraño, me pareció familiar sin embargo sentí un cosquilleo en el estómago.

— Ah claro, quieres demostrar que eres demasiado alto ¿no? —lo digo mientras lo señalo y el sonríe demostrando sus hoyuelos en sus mejillas— bueno, gracias de todas formas.

Falling In Your EyesWhere stories live. Discover now