Capitulo 33

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Llegamos a otra habitación y de manera delicada me deja sobre la cama, su cama, lo oigo alejarse y cerrar la puerta mientras yo estoy acostada sobre mis brazos y eso me hace estar arqueada.

Estando en su cama puedo oler su aroma que invade toda su habitación y eso me hace sentir mas excitada, estar aquí en su intimidad me hace sentir especial.

Al estar vendada de los ojos, mi sentido del oído se agudiza y me permite escuchar la respiración de Cristóbal que cada vez se vuelve mas pesada.

—Dios nena, estás tan exquisita sobre mi cama, eres una diosa que descansa sobre una la cama de un simple mortal, me siento como un pecador que esta a punto de tocar a una divinidad— gimo en respuesta a sus palabras que no hacen mas que excitarme mas.

Siento como la cama comienza a hundirse y eso me alegra, sus manos me recorren desde los muslos hasta los pies ya que me ha quitado los zapatos, me abre las piernas y se coloca en medio y siento como mi piel choca con la de el y sonrío al ver que se a desnudado.

—Eres tan hermosa— decía mientras seguía acariciándome las piernas, hasta que lo sentí cerca de mi sexo —¿Estas mojada? — y con dedos expertos comenzó a bajarme el panty hasta dejarme sin nada.

—Estas mojadita, nena— y sentí que rozo sus dedos por mi abertura y gemí, gemí de placer y deseo. Lo sentí acomodarse bien hasta que su aliento toco mi sexo y me estremecí.

—Nena prepárate porque voy a comerte— y pego su boca a mi vagina y comenzó a chupar, lamer y dar pequeños mordiscos a mi clítoris.

—¡Oh Dios! Si sigues así… harás que me venga ¡ohhhhhhh! — grite de placer.

—Eso quiero nena, que te vengas para mí— y siguió torturándome hasta que sentí que me recorría una electricidad, desde la punta del dedo del pie hasta mi cabello.

—¡Santo Dios! — grite cuando alcance mi clímax y él aun estaba bebiendo de mi. Me removí un poco ya que al tener las manos atadas tras mi espalda era muy molesto y juraría que uno de mis brazos ya se había dormido.

Cristóbal se aparto de mi sexo y una de sus manos recorrió mi vientre, mi obligo hasta pasar por mi estomago y llegar a mis pechos, jugo con mis pezones un momento y subió ambas manos hasta mis hombros ya que me ayudo a sentarme, me desato las muñecas y volvió a acostarme pero esta vez amarro mis manos sobre mi cabeza junto al cabecero.

—Así estarás más cómoda— dijo mientras me besaba las muñecas. Regreso a su sitio, pero también hizo un cambio ya que lo sentí levantarme la cadera y colocar una almohada debajo para estar mas arriba —En esta posición me sentirás mas—

Se coloca nuevamente entre mis piernas y vuelve al ataque y no tiene clemencia de mí, y así siguió hasta que alcance el segundo orgasmo de la noche y después el tercero, luego el cuarto hasta que el quinto me dejo noqueada.

Respiraba con dificultad, mi cuerpo lo sentía de gelatina y mi cerebro no podía coordinar palabra alguna.

Escuche que Cristóbal decía algo, pero para ser sincera no le entendí nada ya que mi cerebro solo podía dirigir una cosa a la vez, o respiraba o pensaba.

Pasados unos minutos mi respiración se volvió regular, pero aun respiraba agitada, me estremecí cuando sentí su mano ir subiendo por mi piel hasta llegar a mi seno derecho y jugar con mi pezón. Gemí al sentir la caricia ya que aun estaba muy sensible.

—¿Escuchaste lo que te dije? — pregunto aun jugando con mi pezón.

—Para ser honesta no, me has derretido el cerebro— lo escuche reírse de mi comentario.

—Te preguntaba ¿Tienes sed? — decía mientras cambiaba de seno, ahora jugaba con el izquierdo.

Me chupe los labios y los sentí secos, así que asentí ante su pregunta. Él se levanto —¿Quieres agua o licor? —

—Agua esta bien— oí el chocar del vaso con lo que supuse era una jarra llena de agua. La cama se hundió a mi derecha y Cristóbal me incorporo un poco para que pudiera beber.

Se que el agua es incolora e insípida pero he de decir que era el agua mas deliciosa que había probado en mi vida. Él regreso al estante y yo me volví a acostar y me quede pensando en la manera en que me había tomado con su boca.

Mientras pensaba se me vinieron a la mente imágenes… imágenes de mujeres en mi situación, con el desnudo dándoles placer y ellas venerándolo, acariciándolo son su asquerosas manos y besándolo; de pronto caí en la cuenta de que Cristóbal debió de estar con mujeres hermosas, incluso mas hermosas que yo, pero sobre todo dignas de el.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no sentí cuando él se sentó a mi lado y me puso la mano en el estomago. No lo sentí hasta que hablo.

—¿Qué pasa? —

—¿Eh? Mmm nada— solo esperaba que me creyera y que no preguntara más.

—No mientas, te has puesto tensa cuando hace unos minutos estabas muy relajada, así que dime ¿Qué pasa? —

—No es nada— y claro como era de esperarse, no lo dejo ahí.

—¿Con que no vas a decirme eh? Bien Clarisa Dicarpio sabes que amo los retos— Oh, oh estoy en problemas.

Se volvió a poner entre mis piernas, pero esta vez en lugar de atacarme con su lengua, me penetro con dos de sus dedos y me sentí desfallecer.

—¡Dios santísimo! ¡Vas a matarme! — le grite porque el no tenia piedad de mi. Acababa de tener una ronda de cinco orgasmos y a este parecía no importarle.

—Solo de placer nena— respondió el muy cabrón —¿Vas a decirme? —

—Te juro que no tiene importancia— levante un poco la espalda para que sus dedos entraran más profundos en mí ya que estaba a nada de volver a llegar al clímax.

—Mala respuesta— y sentí como su boca se adueño de uno de mis senos y comenzó a chuparlo y a morderlo, haciendo que me excitara aun mas. Era una tortura ya que mientras me penetraba con sus dedos y usaba su boca con mis pechos esta cada vez más cerca de llegar al clímax.

Él lo sintió y se retiro —¡¿Qué estas haciendo?! —le grite —¡¿Por qué te detienes?! — estaba desesperada por llegar y este idiota se detuvo.

—Puedo recompensarte si me dices en que estabas pensando—

—¡Maldito! — le grite sollozando por la desesperación de venirme —Esta bien, tu ganas— tome aire y le solté todo —Estaba pensando en… en las mujeres que han estado contigo, en la suerte que han tenido de sentirte llenándolas de placer y el saber que han estado aquí, así me hace sentir… extraña— hubo un gran silencio, tanto que creí que estaba sola en la habitación.

Me sorprendí cuando sentí sus cálidas manos alrededor de la venda de mis ojos y la quito, después solo se quedo ahí viéndome tan profundo que no pude evitar que unas lágrimas rodaran por mi mejilla.

El las limpio y me sonrío —Nena quiero que sepas que ninguna mujer aparte de ti ha estado en esta cama, o en mi cama de Nueva York, solo tu. No te voy a negar que si estuve con mujeres pero solo las usaba para calmar mi deseo sexual o ellas a mi, la mayoría de las féminas me ve como la puerta a un mundo de poder y dinero, pero no tu, tu eres diferente, por eso estas aquí para mi, para amarte a mi antojo aquí en mi espacio—

Dios acaso podía ser más lindo y tierno y mas mirándome con esos ojos tan hermosos que posee.

—¿No vas a decir nada? — pregunta un tanto desconcertado.

—¿De verdad, no has traído a ninguna mujer aquí? — se que dice la verdad pero soy tan insegura que no se como tomarlo.

—No, solo tu. Espero que siga siendo así— y levanta las cejas de manera juguetona, se acomoda entre mis piernas pero esta vez veo que agarra su miembro y lo dirige a mi entrada —Lo siento nena, pero necesito estar dentro de ti ahora— y con una estocada entra y me siento feliz de estar aquí con él y sentirme amada de esta manera.

AmorEs De aquí a allá, un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora