Capitulo 37

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Capitulo 37

Dios no podía dormir por más que lo intentaba; estaba en mi cama, la misma en donde había tomado a Clarisa hace tan pocos días y el saber que ella estaba en peligro me tenía en insomnio. Solo con cerrar los ojos veía esa imagen una y otra vez.

Me acomode boca abajo, para ver si dormía aunque fueran tan solo unos minutos, pero el sonido del timbre me saco de la cama. Me quede sentado unos minutos, pensando quien podría ser a esta hora. Sin más remedio me levante y camine por el pasillo hasta la puerta de la entrada.

En el camino me tope a Max, que se había quedado en una de las habitaciones de invitados.

—¿Quién demonios toca a estas horas? —

—Es lo que voy a averiguar— camine hacia la puerta y cual es mi sorpresa al abrirla veo al Sr. Rivas.

—Disculpe la hora, pero necesito hablar con usted— me hago a un lado y le invito a pasar.

Caminamos hasta la sala en la que hace unas cuantas horas estuvo. Toma asiento frente a nosotros y coloca un maletín café sobre la mesa. No me había percatado que lo traía consigo.

—¿Gusta algo de tomar? — le pregunto al detective.

—Si por favor, y creo que usted se debería tomar uno también— me sorprendo por el comentario que ha hecho y volteo a ver a Max que se encoje de hombros, él me indica que servirá los tragos. Cuando ya estamos más que listos para hablar es el detective quien empieza.

—Lamento llegar de esta manera pero tenia que hablar con usted Sr. Dankworth he estado investigando y creo que lo que encontré no le va a gustar—

—Continúe por favor— le indico.

—Vera, al no tener muchas pistas sobre el captor de la Sra. DiCarpio  y el hecho de que el asesino de su padre aun anda suelto, me puse a investigar sobre este. Uno de mis colegas del FBI me paso la información del archivo de su padre— hace una pausa, para ver mi reacción pero al ver que no digo nada continua.

—Mi colega me informo que tenían varias pistas sobre el asesino, pero siempre que se acercaban lo suficiente el huía sin dejar rastro. En el archivo encontré varias cartas en donde decía que siempre estaba un paso delante de ellos, poco después se descubrió que tenia un infiltrado en el FBI por eso mismo jamás se le podía atrapar—

—¿Y que paso con ese sujeto? — pregunto Max.

—Se le atrapo, pero el día del juicio se suicido en su celda, dejo una carta en la que escribió que jamás traicionaría a su jefe. En fin, además de eso estuve revisando los videos de seguridad de su empresa, el del estacionamiento y el del elevador además del de su oficina—

—Gracias a esos videos tenemos una descripción física bastante clara y me atrevo a decirle que el captor y el asesino de su padre… son la misma persona—

No es posible ¿Qué ha dicho? Este sujeto quiere vengarse a través de Clarisa. Me levanto ante el golpe de la noticia. No puedo creer que la halla puesto en peligro a ella y a su familia ¡Demonios!

—Cristóbal, dile lo del sobre— me dice Max.

—¿Cuál sobre? — pregunta el detective.

—Esta tarde ha venido mi asistente a dejarme un sobre amarillo, me explico que lo había dejado un repartidor privado y no había dicho nada. El sobre solo dice mi nombre y no trae remitente. En su interior se encontraban… se encontraban… unas fotos… de Clarisa— Dios soy un imbécil.

Me quedo en silencio, recordando la última imagen de ella, siendo ultrajada de esa manera.

—¿Me permite ver esas fotos? —

AmorEs De aquí a allá, un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora