Capítulo 8

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Frente a la casa en la que antes convivía junto a su familia soltó un suspiro y apretó los puños. No quedaban más que las paredes, todo había sido destrozado por el fuego. Y no había señal de su hermana, ni aparentemente de ninguno de sus vecinos o habitantes de los poblados más cercanos. Era extraño de ver, pero él tenía en claro que Ezra era el máximo culpable y se vengaría por el daño causado a la gente inocente. Miró con rastros de lágrimas en sus ojos al Bhearus y se acercó a él, ya que en su lomo estaba dormido el pequeño dragón. Lo acarició suave para no despertarlo y susurró en el oído de la gran bestia:

—Gracias por traerme hasta aquí... Ahora debes ir hacia el Oeste una vez más y buscar a los padres de esa cría —el animal asintió con pesar.

—¿Qué hay de ti Taehyung? —le preguntó.

—Estaré bien. Sé como cuidar de mí, luchar y tengo varios cientos de Cylios —Taehyung cortó un pedazo de tela de su vestimenta y con ella aseguró a la cría al animal más grande. No quería que en medio del viaje cayera y una sucediera una desgracia. Ikyri se elevó viendo por última vez al humano, sin querer hacerlo.

—Espero verte pronto, Hoseok —susurró al viento con una sonrisa.

El humano se metió entre las ruinas de lo que fue su hogar y escarbó en el suelo con ayuda de un pedazo de madera resistente bajo su cama, encontrando una caja de metal oxidada. Sacó un morral de cuero de ese escondite y lo abrió, comprobando que estaban todas las monedas de platino en buen estado. Buscó en los otros escondites, bien conocidos por Tynna y notó que estaban vacíos. Eso lo llenó de esperanza y paz mental. Sabía que ninguna otra persona encontraría los Cylios escondidos más que ella, y eso significaba que estaban a salvo en algún lugar del mundo. Sonrió recordando a Hoseok y agarró la botella que le había regalado en el pasado, deseando ir con su hermana y tomando un sorbo pequeño, entonces cerró los ojos. Al abrirlos con un ligero mareo logró enderezarse y divisó a lo lejos una cabaña en medio de la nieve. Caminó hasta ella olvidándose hasta del frío que calaba sus huesos lentamente, abrió la puerta esperando verla, pero sólo había una pequeña cría de Rykobla que al verlo lanzó unos casi imperceptibles chorros de un líquido nocivo para humanos, el cual usaban para alejar a sus amenazas y sobrevivir.

—¡Khal! —gritó asustado un niño desde la profundidad de aquel sitio—. ¿Sakno eres tú?

—Soy Taehyung —dijo y el menor se calló de pronto—. ¿Zyrien?

El niño salió de su escondite y corrió veloz hacia él para rodear sus caderas con sus brazos cortos. Taehyung se preocupó al escucharlo sollozar, mas el infante no quería soltarlo. Tenía un conflicto interno entre el alivio de ver a su sobrino después de tantos meses lejos de él y el miedo de no saber que había ocurrido en todo ese tiempo. Lo arrulló cariñoso como pudo en la posición en la que estaban y luego le pidió que lo dejara tomarlo en brazos, oyendo a lo lejos un gruñido de advertencia emitido por la bella criatura de pelaje negro y azul, pero para su fortuna Zyrien aceptó y el animal mágico terminó por echarse en el suelo, con los ojos puestos en Taehyung.

—Te he extrañado demasiado pequeño —dijo al notar que los espasmos del menor, provocados por el llanto, habían dismuido.

—Yo también, tío. Quería jugar contigo y que nos protegieras con tu espada de los soldados malvados... —murmuró escondido en su cuello. Al nombrado se le heló la sangre.

—¿Quiénes son los soldados malvados? ¿Acaso te hicieron daño? —preguntó Taehyung con desesperación—. ¿Cómo llegaron hasta aquí?

—Despacio, tío, me mareas —se rió el niño—. Ellos son muy malos y tienen espadas cómo tú. Mami dijo que si los veíamos debíamos correr muy rápido, como una chita. Quemaron nuestra casa y todos mis juguetes. Pero Sakno nos salvó con magia —comenzó a jugar con sus dedos, simulando que él también podía dominar la magia—. Los derrotó a todos y vinimos hasta aquí.

THE SENTINEL OF Astaroth; HopeV [龙]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant