Capítulo 10 (final)

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La llegada de Cyrenne a Sylwale pasó desapercibida para todas personas que habitaban ese antiguo reino, pero el sentinel recibía su consuelo silencioso a través del toque etéreo que los unía. Los humanos mantenían su mirada fija en el cuerpo inerte del joven que yacía sobre las piernas del hombre más hermoso nunca antes visto en el reino. Los gritos de pánico y dolor de la multitud habían cesado, y ahora sólo abundaba el silencio que potenciaba el sonido de los ligeros espasmos en la respiración del dragón. Hoseok miró por encima de sus hombros y rogó en silencio por un más tiempo junto a Taehyung. La mujer asintió, alzó su mano derecha y de fondo se escucharon exclamaciones de asombro cuando todos fueron liberados de sus ataduras. Cyrenne observó a su centinela mientras se desvanecía en el aire y le concedió una pequeña sonrisa.

Hoseok acercó su rostro al cuello pálido y lo acarició con la punta de su nariz, sentía la esquina de sus ojos temblar en un esfuerzo por llorar más de lo que sería capaz de hacer en público. Su labio sufrió las consecuencias. Los dientes filosos abrieron profundas heridas que llenaron su boca de sangre en segundos, tras un pestañeo frente a ambos se abrió un portal y Hoseok se levantó con el cuerpo Taehyung en brazos. El llanto de un niño fue lo último que escuchó antes de entrar en su oscura y solitaria habitación. Era capaz de sentir la piel helada de Taehyung que se presionaba ligeramente contra su costado mientras velas aparecían iluminando el templo.

Se dedicó a observar en un eterno silencio el cuerpo de quien fue su fiel compañero tiempo atrás, sostuvo su mano y lloró a modo de despedida. Su corazón latía desenfrenado, lleno de dolor y resentimiento. Creyó poder mantener a Taehyung alejado de la matanza de Tyribia. Hacerlo razonar para que juntos hicieran de Astaroth un mundo alejado del mal humano, protegiendo a las criaturas existentes y a aquellas que vendrían. Aunque en el fondo también anhelaba mantener a Taehyung alejado de ese mal. Lo imaginaba en compañía de su pequeño hermano, conviviendo en armonía en conjunto con todas las demás criaturas que los respetarían tanto como a él mismo.

—Pensar tanto te dañará, cariño —habló detrás de él Cyrenne—. El alma de Taehyung estará a salvo. Donde debe estar.

Hoseok se puso de pie, notando cómo le temblaban las piernas. —Quizá esta tarea no debió corresponderte. Sin embargo, tu convicción y perseverancia nos hizo creer que era lo correcto. Además, te veías satisfecho durante el proceso... —la voz se detuvo cuando el guardián elevó sus brazos y sus manos se agitaron con extremo cuidado a centímetros del cadáver sobre su lecho. Él estaba liberando el alma de Taehyung y haciendo desaparecer su cuerpo.

—Aún no he terminado —murmuró débil el dragón.

—Ackil lo hará por ti. Por ahora procura descansar para recuperarte.

—¿Por qué? —su voz sonó más fuerte de lo que esperaba—. Puedo hacerlo a penas cure mis heridas y recupere mi energía totalmente.

—Tranquilízate. Los tres hemos discutido sobre los humanos y llegamos a un acuerdo —la suave sonrisa en los labios de la mujer se extendió—, mis hermanos son tan testarudos como tú. Querían acabar con todos, aunque por fortuna Taehyung hizo que reflexionaran —la mención de ese nombre llamó la atención de Hoseok. Su madre sólo permaneció vertiendo un poco de té en dos cuencos de cristal, elegante y calmada.

Algo en su interior se conmovió con tal revelación. Imaginaba al menudo hombre aterrorizado, pero sin dejar aparte su aparente valentía, persuadiendo a aquellos dioses temidos por todo Astaroth. Apelando a su última esperanza de salvar a los humanos. La cara de Hoseok se arrugó en desagrado. Después de todo el más joven había muerto con el pecho atravesado por múltiples flechas cubiertas de la hiedra paralizadora hallada únicamente en la entrada de Cyrian, lo que también explicaba los cuerpos desmembrados de decenas de criaturas salvajes encontrados por Ikiry durante su regreso.

—¿Perdonarán sus errores? ¿Fingirán que nada pasó? —reprochó incrédulo.

—No —aseguró ella—, quienes deban pagar, aun si esto equivale a morir, todos aquellos que lo merezcan lo harán.

Hoseok suspiró y salió de la habitación con pasos lentos. Ahora más que nunca el deseo de venganza latía con fuerza en su pecho. Deseaba acabar con cada uno, sin importar lo mal que eso estaría y que le costaría la vida. El sonido del agua moviéndose llamó su atención. Se puso en posición de ataque y rápidamente entre sus dedos apareció su espada más apreciada.

—¡Muéstrate! —rigió Hoseok.

Sólo obtuvo silencio. Desde la punta de sus dedos izquierdos surgió un resplandor que fue a parar en el río que cercaba su morada. Nada sucedió y Hoseok frunció el sueño, no estaba de humor para tener que batallar con algún intruso, ni mucho menos con bromas. En medio de la penumbra se escuchó una ligera risa muy cercana a su oído. Se giró de pronto sin lograr cortar más que el aire, su ceño se fundió aún más y gruñó por lo bajo. Lanzó la espada al suelo, eligiendo levantar una ráfaga de energía destructiva desde el suelo.

—¡Muéstrate he dicho! —la criatura resopló divertida—. Te mataré, seas quien seas.

—¿Estás seguro de eso Hoseok? —el centinela se paralizó al oír esa voz profunda a su alrededor. Luego apretó los puños con fuerza.

—¡¿Qué eres?!

Una onda de energía fluyó de su cuerpo una vez más y un golpe seco se oyó a su espalda. Sus ojos no podían creer lo que veían al girar. Allí estaba Taehyung escupiendo sangre divertido.

—¿Eso es todo lo que tienes, Hoseok? —soltó con desdén Taehyung, que ahora poseía un cabello largo y plateado. Hoseok jadeó, horrorizado.

Atrajo su espada y apuntó con ella hacia el hombre en el suelo. Taehyung rió y se puso de pie quejándose de dolor, no era la bienvenida que esperaba en un comienzo, pero supuso que era producto del asombro. Él también reaccionaría así delante de alguien que hace poco tiempo estaba muerto. Echó un vistazo a Hoseok, quien se mantenía tieso en su posición, con la espada alzada y los ojos repletos de lágrimas contenidas. Retrocedió lentamente y se desnudó ante el incrédulo centinela. Su cuerpo pronto tomó la forma de un gigantesco dragón plateado de ojos oscuros. El mayor calló sobre sus rodillas con un golpe seco y su llanto lo acompañó. Las grandes manos de Hoseok cubrieron su rostro y ahogaron sus sollozos.

Taehyung en su forma animal hizo retumbar el piso con su peso depositado en cada paso que daba hasta quedar con su hocico a centímetros del cabello negro de Hoseok. Su olor dulce se filtraba muy bien por su estupendo olfato, así que estaba agradecido en ese instante. Pronto recostó su enorme cabeza sobre el hombro tembloroso de Hoseok y sonrió internamente. Esa había sido prueba suficiente para el dragón protector de Astaroth. Posteriormente volvió a su apariencia humana y Hoseok no tardó en cubrirlo con la primera capa de su túnica. Entonces lloró de felicidad, con sus manos recorriendo el rostro del menor con extrema delicadeza. Besó su frente y luego sus labios. Su alma gemela había vuelto a la vida. La Diosa Cyrenne les había dado una nueva oportunidad de estar juntos. 

To już koniec opublikowanych części.

⏰ Ostatnio Aktualizowane: Jul 05, 2020 ⏰

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THE SENTINEL OF Astaroth; HopeV [龙]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz