22. Todo es mejor que besarte.

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Después de un rato, ambos por fin estaban en su oficina. Varias miradas la habían seguido desde que puso un pie en la empresa, pero después de todo, Barbara dejaba a su criterio que ella apareciera con un vientre de embarazada. Nunca le daba importancia a los rumores y mucho menos daría explicaciones ahora.

—Barbs, tenemos que ir a una junta justo ahora. —le dijo Toby, parándose de su escritorio y caminando hacia donde ella se acababa de sentar.

— ¿Puedes ir tu solo? Yo estoy agotada y al parecer, muy embarazada. —se encogió de hombres y puso sus manos en su vientre, sonriendo.

—Sabes que no es un embarazo real, ¿cierto? —pregunto Toby, sin moverse de su lugar.

Barbara de verdad estaba agotada. No quería pelear, ya estaba bastante fastidiada de hacerlo con su madre.

—Toby, ¡por favor! —suplico. —sabes que no he descansado muy bien y sigo con síntomas de la pastilla, de verdad estoy muy agotada.

Toby suspiro y se dio la vuelta.

—Lo bueno es que solo será una semana. —camino hacia la puerta, y antes de que saliera, Barbara rio,

— ¿No te vas a despedir de tu hijo y tu señora? —bromeó, y observo a Toby salir riendo de la oficina.

Ella sonrió y camino hacia uno de los sillones nuevos que había en su oficina, se recostó y cerró los ojos... tal vez podría dormir un rato.

... Y estaba a punto de hacerlo, hasta que la puerta de la oficina se abrió, aunque no abrió los ojos, quizá Tobías había olvidado algo.

—Vaya, de verdad que un embarazo, por más joven que seas te deja jodida. —Escuchó y se levantó de golpe –al menos lo más rápido que su vientre le permitía.

— ¿Qué diablos haces aquí, Cindy? —preguntó, cruzándose de brazos, mirando a la rubia que tenía en frente. — ¡¿Y por qué diablos no tocaste?!

Miroa Cindy, quien parecía estar esforzándose para mantener una cara de póker, ella vestía una falda negra hasta medio muslo y una camisa blanca abotonada hasta la mitad de sus pechos. Llevaba también su cabello en una coleta alta y unos tacones negros demasiado altos para parecer que estaba yendo solo al trabajo.

—No me sorprende que no sepas que soy socia de la empresa y por ende, de este proyecto... puedes ser la jefa y todo, pero tu papi siempre hará todo por ti, mientras tú... duermes y haces bebés.

Barbara se rio.

— ¿Y tú vienes a trabajar? Porque parece que no conoces como se debe de vestir formalmente para lo mismo ¿o sí? —le preguntó Barbie, burlándose.

—Qué todo me quede bien y luzca sexy y formal, no significa que tenga ropa incorrecta, Barbara... sé cómo vestir, en cambio...tu sí que te desubicaste hoy...

— ¿sexy y formal? Por dios, una cosa es ser sexy y otra parecer que llevas puesto y baby doll, y yo no necesito ropa tan pequeña para hacer que los hombres me miren —se cruzó de brazos. —Lo que pasa es que te mueras porque este bebe fuera tuyo.

Barbara comenzó a hacerlo de forma burlona, no se daba cuenta que Cindy pensaba que ella realmente estaba embarazada, hasta que después de rato, dejo que ella quisiera creer lo que su estúpida mente creyera solo para molestarla.

—Solo vine a traerle estos papeles a tu madre. —evitó el tema y dejó un sobre en el escritorio de Toby. —Su puedes entregárselos.

—No lo sé, ¿puedo?

—Por favor. —dijo la rubia entre dientes.

—Está bien. —Barbara sonrió cinismo. — ¿de qué son?

—No creo que sea de tu incumbencia —respondió Cindy, retándola con la mirada. —Yo me retiro, Sra. Hayes —y camino hacia la puerta, visiblemente irritada.

—Espera. —la detuvo Barbara. — ¿Qué crees que le guste más a Toby, niño o niña? —preguntó en voz alta, pero la rubia se dedicó a salir azotando la puerta.

Barbara abrió el sobre con curiosidad y de verdad se esforzó por tratar de entenderlo, pero la letra era horrenda.

Quizá podría llevarlo con un doctor para que lo tradujera.

{...}

—Barbie, despierta. —Toby movió a Barbara cuidadosamente, ella estaba dormida en el sillón de su oficina, y de pronto sintió lastima por ella, su cara estaba muy demacrada, su piel estaba pálida y fría. Parecía que las últimas horas habían sido una tortura para ella.

Antes de pensarlo mucho o arrepentirse, la tomo en sus brazos y camino a cuestas hasta su auto. No era que Barbara pesara mucho, pero con ese vientre falso se le hacía difícil ver por donde caminar y sostenerla correctamente.

Logró por fin, meterla en su auto, en el asiento de copiloto, y mientras le abrochaba el cinturón de seguridad, ella abrió los ojos.

— ¿Qué estás haciendo? —pregunto, con voz adormilada.

—Oh, nada... aquí pasando el rato —respondió sarcástico, con la voz algo agitada por el camino. —Lo siento, es que pesas demasiado.

Barbara lo miro encarnando una ceja.

—No es cierto. —hizo un puchero que hizo reír a Tobías.

—Claro que no, pero ese vientre es un estorbo. —dijo mientras se adentraba al carro y lo prendía.

Barbara abrió la boca, fingiendo estar ofendida.

— ¡¿Le estas diciendo estorbo a tu hijo?! —pregunto incrédula.

—Yo no lo puse ahí. —respondió el, juguetón.

—Fue el espíritu santo —bromeó Barbie prendiendo la calefacción. —tu eres José y te encargo que cuando la gente rece mi nombre diga, señorita y no señora.

— ¿Qué diablos estás diciendo? —la risa de Tobías era más bien como una carcajada demasiado escandalosa, Barbara comenzó a reírse de la misma manera después.

—Dios, no lo sé ¡tengo mucho sueño! —se quejó. —Y me duele la espalda.

—A las mujeres con senos grandes les suele doler la espalda.

—Pero no es por eso, si no por el vientre enorme. —aclaró Barbara.

—No lo dudaba, era más que obvio —se burló Tobías y recibió un golpe en su hombro. —oye, no sé si estés enterada pero tenemos que detener a tu madre porque nos está comprando un departamento.

Barbara abrió sus ojos, dejando atrás todo el sueño que tenía.

— ¡¿Que ella qué?!

—Ella quiere que nos independicemos y que tengamos privacidad —explicó él.

—Ella solo nos está corriendo —se cruzó de brazos enojada.

Ambos se quedaron callados un rato, cada quién pensando en la idea de compartir un departamento.

—Aunque, ¿sabes? Creo que nos conviene.

— ¿De qué forma? —casi gritó Tobías.

—Bueno, no tendríamos que fingir que nos agradamos todo el día, solo en ocasiones. —explicó ella. Tobías reflexiono por unos segundos.

— ¿En serio lo crees? —suspiro, sin apartar su mirada del camino. —Habría muchas peleas, tú no te conformas con nada y no sé si podré soportarte.

—Tobías, todo es mejor que besarte y tocarte. —él se rio y la miro de reojo.

—Lo mismo digo.

—Entonces, ¿cuándo quiere que nos mudemos?

—Ella dice que entre más pronto mejor.

Sabía que eran días, literalmente, para mudarse. No quería dejar su casa, pero quizá era lo mejor, pues estar con Tobías tanto tiempo la tenía mareada.

Podía ser algo positivo. 

¿Comprometidos?Where stories live. Discover now