Galen llegó a casa y se dejó caer sobre el sofá de la sala de estar, sus libros quedaron esparcidos sobre el piso y su maletín debajo de él. Se quitó los zapatos a patadas y desabrochó los botones de su camisa para deshacerse de ella y de la bata que llevaba puesta.
Dejó que la tranquilidad y el silencio lo invadieran, y simplemente se quedó ahí tirado sin hacer nada.
Las manecillas del reloj caminaban despacio, los minutos eran eternos al igual que las horas. No tenía hambre, sueño o cualquiera de esas cosas comunes, él simplemente se sentía vacío.
Su celular sonó, Stay with me resonó en el departamento solitario, y sin verificarlo, Galen supo que era Lenny quien le hablaba.
— ¿Qué sucede?— preguntó.
—Estamos preparado algo para el fin de semana que viene, una... Mmmh fiesta de bienvenida. —dudó un momento. — ¿Nos ayudas con la organización?
Galen resopló con enfado.
—No puedo. — respondió. — Estoy demasiado ocupado como para organizar fiestas.
Lenny hizo ruidos con su boca en forma de protesta haciéndolo reír.
—Por favor Galen, tendremos ayuda, no solo seremos los maestros y ya.
— ¿Quiénes ayudarán?— quiso saber. Se pasó el dorso de la mano sobre el rostro y cerró los ojos fuertemente.
—Algunos de mis mejores estudiantes de primero. — contestó orgulloso.
Galen rió.
—Llevan una semana en la escuela, no creo que puedas identificar quienes sean los mejores.
—Soy Lenny, claro que puedo.
—Te ayudaré solo si dejas de llamarme en mi tiempo libre.
—Está bien. — prometió. — Ahora, necesito que pases por dos de mis alumnos para que compren las cosas necesarias, ellos tienen una lista.
Galen gruñó por lo bajo.
—Demonios Lenny, ¿tan rápido?
—Sí. — contestó. — Será el domingo, hoy es viernes y sé que hoy no trabajas, es perfecto ¿no?
—Claro que sí. — Murmuró mientras negaba repetidas veces. — ¿En donde los recojo y quiénes son?
—James, un rubio alto como de casi dos metros. — dijo. — En serio, te sorprenderás cuando lo veas, tiene ojos azules y trae una playera roja, también va una chica llamada Caterina, es morena y de cabello largo negro, algo baja de estatura, un hobit al lado de James, y la otra es Carlie, es... bueno, ya la conoces.
— ¿Carlie?— preguntó confundido. — Espera, dijiste que solo eran dos.
—Mmmh... bueno, es que acabo de obligar a Carlie a ir con ustedes, ¿eso es ser un mal maestro?
Galen rió fuertemente mientras su pecho subía y bajaba.
—Sí. — respondió. — Eres un mal maestro.
Lenny dio un respingo a través del teléfono, pero Galen pudo imaginar perfectamente su reacción.
—Bien, pasa por ellos a la calle norte, a tres cuadras del instituto, estarán cerca de una parada de autobuses.
Galen colgó, se acomodó la ropa y dejó la bata sobre la posa brazos del sillón, se puso de nuevo los zapatos y tomó las llaves de su carro.
