Capítulo 28

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STILES

A mitad del camino aparqué el jeep.

— ¿Ya llegamos?– preguntó Derek sorprendido, yo negué con la cabeza y él frunció el ceño.

— ¿Y entonces qué hacemos aquí? ¿Por qué aparcaste el jeep?–yo me reí.

— Porque quiero que sea una sorpresa, así que voy a vendarte los ojos con esto– dije sacando un paño de tela negro de mi bolsillo, él gruñó– Venga, por favor, déjame ponerte esto. Te encantará la sorpresa– le sonreí.

— Está bien– dijo él finalmente, rodando los ojos.

Me acerqué a él, le vende los ojos y luego le di un casto beso en los labios.

— Y no te gustaría que usara mis poderes sobrenaturales para averiguar a donde me llevas, ¿verdad?

— Más te vale no usarlos– dije amenazante, después arranque otra vez el jeep y me dirigí hacia el lugar donde se encontraba la sorpresa.

— Más te vale no usarlos– dije amenazante, después arranque otra vez el jeep y me dirigí hacia el lugar donde se encontraba la sorpresa

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— ¡¡Derek, llegamos!!– le dije sonriente, él iba a quitarse la venda, pero no le deje– No te la quites aún. Ahora tenemos que ir andando hasta tu sorpresa– él gruñó.

Abrí la puerta del jeep, salí y fui a abrirle la puerta a Derek, cuando él la abrió y salió.

— ¡¡Stiles!! ¿Dónde estás?– él intentó buscarme y se iba a caer cuando lo agarré.

— ¡Perdón!– dije avergonzado– Dame la mano y yo te guiaré– me la dio y yo entrelacé mis dedos con los suyos.

Al cabo de aproximadamente cinco minutos andando y en los cuales Derek casi se cae varias veces debido a que yo estaba distraído, intentando recordar el camino por el que se llegaba a la sorpresa, por fin llegamos.

— ¡Ya estamos! ¡Ya puedes quitarte la venda!– dije sonriente y espere a que se la quitara para ver su reacción.

Él se sorprendió y sonrió.

Lo lleve a un lago en el que a unos metros de él había una mesa que me ayudó a colocar Isaac y en la que más tarde comimos unas pizzas y el postre favorito de Derek, tarta de tres chocolates, que yo mismo había hecho.

— Sé que no es el mejor lugar, pero...

— Stiles, calla un momento y escúchame. Cuando te reté a a que si mejorabas muestra cita haría lo que tú quieras, hay algo que no te dije.

— ¿El que?– pregunté con curiosidad.

— Que para que tuviéramos una cita genial no me importaba el lugar, solo hacía falta que esa cita fuera contigo– yo me sonrojé y él me dio un gran beso de amor.

— Eso significa que harás cualquier cosa que te pida– dije con tono pícaro.

— Así es, aunque hay una cosa que no puedes pedirme.

NO ERES UN MONSTRUOWhere stories live. Discover now