El Viaje

99 3 0
                                    

Nos despertamos luego de un largo tiempo entre las ruinas y los escombros de lo que fue nuestro refugio. A mi alrededor, solo se veía ruinas, edificios incendiados y un clima a muerte que reinaba en la soledad de la noche, no teníamos noción del tiempo. Ella aun estaba con vida, pero inconsciente tras alcanzarnos unos de esos "Tecno boom", (su poca creatividad no les alcanzo a ponerle otro nombre) en fin, es lo último que recuerdo.
Confió en que mi esposa y mi amada hija estén bien. Me destruiría a mí mismo, si algo le sucediera ambas, me destrozaría el alma, me partiría el corazón, no sé de qué locura seria capaz de hacer, si las llego a perder, pero tengo la confianza plena en mis amigos, que la cuidaran, tanto como yo. Nuestra hija es el futuro de la raza humana y nos da una pequeña esperanza ante toda esta jodida miseria en la que vivimos. Se supone que deberíamos ir al norte a donde están las demás comunidades, creo que va ser lo mejor ir para allá, no creo que fueran al sur, ese jodido Darwin, lo mataría si me lo cruzaría nuevamente y no va ser una muerte rápida, maldito homicida.

Necesitamos encontrar refugio, comida, ropa y sabanas (aunque este ultimo es mas difícil)
La cargue a mis brazo, comencé a caminar hacia Av. Cabildo pude divisar más allá, al otro extremo de la fantasmagórica Av. Cabildo una pequeña casaque permanecía intacta, como obra del destino que nos esperaba a nosotros, como a la mayoría de las calles no tenían el nombre de la calle, quizá bautizarla con "La Casa de la esperanza" entre como si fuera mi casa, era obvio que los dueños no estaban y lo único que quedaba eran unas sucias fotos, que pude visualizar una pareja de anciano, abrazado y sonriendo en un día soleado en la ciudad. La nostalgia me invadió y me contuve la lagrima. Pero no tengo tiempo para cosas del pasado, aunque sea cruel y nefasto, tengo que concentrarme en el presente, en este presente que me encuentra con aquella muchacha de unos 20 años de edad, debo admitir que tiene unos bonitos ojos, cuando la llegue a ver en aquel sótano.
Saldré en busca de todo lo que necesitamos, pero antes de eso, iré a ver en la cochera si habían dejado un posible auto o si lo usaban como galpón. Pero efectivamente, había un auto y eso nos bastaba, como para salir de Buenos Aires, a la vuelta revisare si aun tiene nafta, aunque creo que tendré que traer y encontrar esas llaves. Le deje una nota, para cuando despierte, "Quédate acá, no me tardo, busca en la casa la llave del auto, cuídate".

El frio no era tan severo y el tiempo era lo de menos, creo que no hay nada mas que hacer en estos momentos que sobrevivir y aun no me olvido, tengo que de una u otra forma intentar llegar a mi en el pasado e intentar frenar todo esto, mientras pensaba todo aquello, llegue a la Av. Libertador o por lo menos eso creía, enfrente estaba el Club Ciudad de Buenos Aires y sabia muy bien que por la avenida había un coto y estación de servicio. Sentía que algo me vigilaba, sentía un leve frio que me acompañaba en aquellas cuadras, me quería verme quebrar, hacerme sentir nostálgico, sensible y no podría permitirme eso, no podría quedarme sin hacer nada, como lo hice cuando veía que todo se desmoronaba antes mis ojos y nunca me di cuenta que era la clave para detener todo esto y cuando logre conectar todo ya era muy tarde. Los pensamientos me acompañaron, durante esa incursión, me estaba volviendo ya con las cosas en la mano, hacia la casa. Me sorprendió haber conseguido todo y sobre todo me sorprendió que no pasara nada, parece todo muy perfecto y debía de tener cuidado. De regreso, me la encontré con una gran sonrisa y con la llave en sus manos.
-Hola, que bueno que despertaste y encontraras la llave- la miré amablemente dejando las cosas en la mesa.
-Gracias, gracias, por a ver vuelto por mí, mi nombre es, Cira (significa sol) y estoy agradecida por estar aquí- Me decía con toda dulzura, mientras curioseaba las cosas que traje.
-¿Cuál es el plan?- con preocupación y curiosidad en su rostro.
-Precisamos irnos lo mas pronto, posible para el norte y encontrarnos con el resto de la comunidad, no si antes redactar la carta para mi yo del pasado y pueda intentar las  cosas que no he hecho yo en mi línea temporal existente y podre crear una nueva, para que todo esto no ocurra- Le digo con total preocupación mientras vertía la gasolina en el auto.

-¡Mira!- Mostrándome un pequeño anillo.
-En el puedes viajar al pasado, siempre y cuando tengas memoria de donde quieres volver a estar y mientras tu duerme yo conduciré al norte- En sus ojos brillaban al verme, como si se tratase de alguien apreciado para ella.
-Pero, ¿Si te sucede algo durante el trayecto?, no te podre ayudar, ¡no quiero que te pase nada!- mientras cargaba las cosas en el auto.
Mientras sucedida todo este conflicto, en mis pensamientos comenzaban a surgir muchas preguntas, ¿Quién era en verdad ella? ¿Dónde venía? ¿Cómo consiguió ese anillo? ¿Y si la conocía ya previamente? Pero nada de eso me importo mas que regresar las cosas como antes, confiare en ella, a pesar que no la conozco y hoy en día creen en alguien es como meter la cabeza en un pozo y salir sin ella.
- ¿Quieres salir ahora mismo o quieres descansar un rato? - Le digo con duda, mirándola con curiosidad.
- ¡Si! Preferiría poder descansar e irnos cuando apenas comience a salir el sol- Con entusiasmó, me abrazo y luego se fue a descansar.
Por mi parte me quede pensado, mirando la noche trascurrir, recordando a mis amigos, a mi familia y sobre todo a mi esposa e hija. Daria lo que fuera por volver a verlas, abrazar a mis amigos y poder decirles nuevamente a mis padres que los amo, pero las circunstancias que enfrentamos no son las mejores y desearía poder tenerlos, para que me den su apoyo en mis decisiones, cometemos errores y debemos seguir adelante, pero no en estas condiciones y en el presente del cual vivo. No quiero que mi hija crezca en esta pesadilla horrible, de caos, muerte y destrucción de la raza humana. ¡Oh! Por dios, si aun me escuchas, dame fuerzas, porque no creo ser lo suficientemente capaz de volver a ser el mismo adolescente, ya que, si las cosas salen mal, volverá a repetirse toda la historia y si cambio algo, muchas de las personas que he conocido, no las conocer nunca en esa línea nueva, que crearé en caso de que todo salga "bien". 

Debo concentrarme, pero ahora necesito dormir un poco, quizás sea mejor relajar mis ideas y pensar exactamente dónde iré.
- ¡Despierta! Ya es hora de irnos, el sol esta que quema y va ser un viaje difícil- Cira me zamarreaba, mientras me gritaba.
-Tan rápido- Murmuraba, mientras abría mis ojos.
-Vete al baño, mientras saco el auto. Cuando termines, estaré afuera, te estaré esperando, para irnos. – Con humor me decía todo esto, disponiéndose para realizar lo dicho.
Desde el baño, escuche unos disparos. Salí como loco para afuera, tenia miedo que le pasara algo, cuando mis ojos vieron a un muchacho a 10 cuadras desde donde estamos, intentando escapar de esos malditos.
-Vamos! No hay tiempo, debemos irnos- Desde el asiento de conductor me apuraba para que suba, pero mi cuerpo me impulsaba a ir ayudarlo.
-No puedo dejarlo a que lo capturen o lo maten, es una persona como nosotros, con ganas de vivir- Mi cuerpo se impulsaba para ir a socorrer al muchacho, cuando de repente, escuche como bajo del auto y me freno de golpe.
-No vamos a ir por ese muchacho, su destino esta escrito y debe morir y tu objetivo es que no pase esto, verdad?- Su voz parecía la de mi esposa, con claridad, dureza y decisión, me hacia entender que no debíamos hacer nada por el y me arrastro hacia el auto.

-Ponente el cinturón, el tiempo es valioso y no podemos perder mas de lo debido- Agarro el volante y poniendo primera nos marchamos, dejando atrás al pobre muchacho al Mercer de su final.
El trayecto fue incomodo, estábamos abandonando la gran ciudad, aquella ciudad, donde he nacido, vivido, me he enamorado y dejando atrás todo mis recuerdos. En mi rostro se reflejaba la tristeza y la preocupación. Pero el aire frio y el sol de la mañana me daba el valor de poder seguir adelante, pese a todo esta amargura interna que llevo arrastrando durante años, perdidas, luchas, días sin comer, sin dormir bien, mi piel me pasaba factura de todos estos años, mi cuerpo envejecía, pero mi alma aun dispuesta a un nuevo mundo.
De repente ella me miro con decisión y me pregunto.
- ¿Ya sabes donde exactamente quiere ir? – Mientras me daba su anillo.
- ¡Si! Lo he pensado mucho, estoy decidido a volver a ser yo en mi adolescencia y hacer lo mejor posible- Levantando la vista hacia ella, que conducía con la mirada fija hacia la ruta y con una leve sonrisa.
-Me alegro mucho que así lo elijas, me pones muy contenta saberlo, no te preocupes por mí, yo seguiré hacia el norte, creo que estarán en alguna parte de Córdoba, ¿Sabes cuál pueblo o ciudad se suponían que iban?- Mientras bajaba la velocidad.
-Creo que nos el punto de reunión era El valle del Cerro, cerca del estadio de Córdoba, el Kempes- Colocándome el anillo, el miedo me invadió internamente, casi templando de nervios -¡Excelente! No te preocupes por mí, viajare para allá.
Conozco el camino, duerme y piensa en ese instante donde quieres volver- me daba animo en su mirada, sabia muy bien que había esperanza.
Me acomode en el asiento, trate de poder relajar mi cuerpo y junte mis manos envolviendo el anillo entre los dedos.
-Gracias por tus palabras, Gracias por haberme retenido hoy a la mañana y gracias por cuidarme, espero volverte a ver- con una sonrisa, pude cerrar mis ojos.
De nada Papa! Estoy feliz de poder conocerte y estar a tu lado, te quiero con mi alma. Ahora depende de mí, cuidarlo, defender todo esto hasta que el vuelva.


2030Donde viven las historias. Descúbrelo ahora