Otra realidad

59 1 0
                                    

Me encontraba en un lugar al que no debía de estar. - ¿Dónde estoy?- Es lo primero que me pregunte.
- ¿Estoy en el futuro?- No puede ser. Esto no puede ser posible. Debí haber ido al pasado.
- ¿Acaso no estoy en pasado? - Todo esto es tan distinto,
- ¿En qué año estoy? – Me voy a enloquecer con tantas preguntas. No puedo creer lo que mis ojos ven frente a mí, esto es una locura. Este anillo no sirve para nada y para colmo, no me lo puedo sacar, tengo que pensar de alguna forma de poder volver, ya sea al pasado o a donde estaba. De algún modo tengo que salir de este infierno que mis ojos ven, es todo tan futurístico y la civilización humana vive, - ¿Es real, todo esto? – Me invadió una angustia, por el simple hecho de pensar que quizás no pueda volver y quedarme acá para siempre.
 Decidí buscar algún lugar donde pueda estar solo y pensar nuevamente donde quiero ir, al cabo de unos minutos mis ojos volvieron abrirse y me volví a encontrar en el mismo callejón en me adentre, pero no había forma que este anillo vuelva a funcionar, - ¿Quizás debo esperar un buen rato? - o ¿Tal vez necesite energía? - o quien sabe que puede llegar a necesitar este asqueroso anillo, para que vuelva funcionar.
Salgo nuevamente en esta realidaddesconocida, hacia la calle solitaria, la gente al pasar caminaba sin darsecuenta de mi presencia. Pero aún no había descubierto nada, lo mejor seocultaba en el espacio o en el aire, pude descubrir inmensos cartelespublicitarios, locales que tenían su tienda espacial, estaciones de servicios,colegios, locales de todo tipo o por lo menos eso notaba, a medida quecaminaba, los autos transitaban por el aire, los semáforos flotaban, los edificiosera lo que predominaba en aquella urbe futurística.
Seguí caminando sin pensara donde ir, un titular luminoso mientras el día se trasformaba de a poco ennoche. "Celebramos el aniversario de la salvación de la raza humana" un dolorde cabeza repentino me agarro, me sentía desorientado, perdido, no tenia aquien buscar o a donde ir, todo de seguro me tratarían de un loco y me encerrarían,necesito más información de donde estoy, pero tengo una leve sospecha que estoyen Buenos Aires, más exactamente en el centro de la ciudad, por el simple hechode los carteles pegados aun en la pared, algo que por cierto parecían viejos ydescoloridos. La gente usaba ropa colorida, peinados extravagantes y al lado deellos, me sentía un extraño de otro lugar.

Me decidí a parar en un kiosco, que era lo bastante precario. De seguro no todos los locales pueden tener su comercio en el aire o por lo menos eso también podía observar. Necesitaba más información, para orientarme mejor.

Entre preguntándome. - ¿Este no puede ser el futuro? -
-Buenos tardes- le digo con una simpática sonrisa, - Disculpe que lo moleste, buen hombre. Pero necesito hacerle unas preguntas y espero que no les parezcan tan extraña-
-Le veo cara conocida, de algún lado- me dice olvidándose de las buenas tardes, con una cara curiosa, buscando rápidamente algo que no encontraba. -Si, dígame, muchacho. Que yo veré si podre darle todas las respuestas que usted precisa-
- ¿En qué año estamos? – Le inquirí con algo de inseguridad.
-Esa es muy fácil amigo, aunque algo extraña. Estamos en 2045- Con una sonrisa, como la pregunta fuera estúpida.
- ¿Cómo fueron todos estos años? – Le pregunto, mientras me acercaba a un pequeño televisor.
-Que pregunta mas rara, a usted le veo cara conocida y no encuentro el diario bueno, en fin, ya lo encontrare. 

Estos años pasaron cosas relativamente interesantes...- Mientras me contaba de su negocios y cosas sin mayor importancia en cuanto a la información que buscaba. Las noticias, me dieron información valiosa. - Estamos trabajando en futuros avances tecnológicos que llevara al ser humano a mejorar la calidad de vida, Proyecto de robots humanoides, iniciaremos viajes espaciales en busca de planetas para vivir y otros proyectos que aún no se confirman- decía la reportara, con una felicidad en su rostro. Salí  del local, sin despedirme.
- ¿Ese no era el muchacho que salvo la existencia de la raza humana? - qué más da quizás abre visto mal.
Necesitaba ir a un espacio de tranquilidad y paz, quería pensar en todo esto. Llegando a la plaza San Martín, estaba algo desolada, pero es justo lo que necesitaba, despejar mi cabeza. Mi familia, no creo que viva en esta realidad o por lo menos eso creo, además no quería viajar por el aire, ni andar haciendo cosas raras. Me agarro una tristeza enorme, me sentí como un niño abandonado en aquel lugar extraño. Los niños correteaban, los perros corrían por toda la plaza y la noche se hacia dueña de la vida. El farol estaba tan solitario como yo en aquel lugar, mirándolo fijo, esperando a que me diera una explicación.

-Sabia muy bien que estarías aquí- Una mujer salió detrás del árbol, ocultando su rostro.
No retrocedí, me levante algo tenso y nervioso, sin mostrar miedo, pregunte. - ¿Quién eres? - y ¿Como sabias que estaría yo acá?, Me dijo acercándome, -Yo soy el tiempo- una adorable sonrisa me hacia tranquilizar un poco. Pero inmediatamente pregunte. - ¿Vos también, te perdiste en esta realidad? - Su ropa era simple, el pelo largo hasta la cintura y parecía no tener más de 30 años.
-Vamos muchacho, es hora de que sepas la verdad y te des cuenta de lo que tienes que hacer, llegado al momento- Me extendió su mano y al hacerlo, observe que llevaba un anillo, como el mío. En un abrir y cerrar de ojo, me encontraba en un museo.
-Se lo que estas por preguntar, pero no podre responderte y como te mencione, yo soy el tiempo. Mi deber es guiarte a tu propósito y regresarte a donde en verdad debes ir- Comenzó a caminar por un pasillo, frio, oscuro y el ambiente era inquietante.
Llegamos a una especie de altar, estatua o algo que no podía visualizar tan fácilmente. -Escúchame muy bien las cosas que te estaré contando y después podrás hacerme una pregunta, solo una pregunta te será respondida y una vez que finalicemos todo esto, te despertaras nuevamente a donde debías estar. – Las luces se iluminaron repentinamente todo el lugar, el ambiente se volvió cálido, pero mis ojos se fijaron solamente en lo que tenía adelante mío.

- ¿Ese soy yo? - Pregunte sin observarla, pregunte sin saber que lo que esta preguntando, pregunte sin saber que hacia yo en aquel museo.
Ella se puso a la par conmigo y sin mirarme, comenzó hablar, agarrándome la mano.
-Estas en otra realidad- Comenzó a decirme, mientras miraba perplejamente la descripción que había en aquella estatua, mientras continuaba hablando.
-Es muy fácil la respuesta del porque tienes el mismo anillo que yo. Soy una viajera de un planeta muy lejano a la tierra y mi deber es poner a mi protegido en el tiempo correcto y cumpla su propósito. Así que antes que viajaras al pasado, necesite encontrarla a ella, que por cierto es muy parecida a vos.
Me puso frente a ella y antes de que pudiera decirle algo, ella lo hizo por mí, con una naturalidad que la envidiaba.
-Si, leíste muy bien y me doy cuenta por tu rostro lleno de dudas, preguntas y miedo, si tienes miedo y es normal que lo tengas, debes de asumir o mejor dicho aceptar tu destino, yo solo puedo ponerte en el lugar correcto, pero vos tendrás que hacer tu parte, si quieres un futuro como este-.

Me fui alejándome de ese lugar, me fui perdiéndome en mi mismo, las lágrimas no las podía retener, quería escapar de donde estaba, quería volver a casa, quería abrazar a mis padres, besar a mi novia, reír con mis amigos, pero no quería estar ahí en esa realidad que no me pertenecía.
-Se que es muy difícil, asimilar todo esto, pero así tiene que suceder. Debes de estar preparado y decidido aceptar tu destino- Me envolvió en un abrazo, cálido, acogedor y por un instante pudo volver a sentir, el abrazo de mama.
-No me creo capaz en poder aceptar mi destino, no me siento decidido, tengo miedo no puedo hacerlo- nos levantamos, me sentía perdido.

- Deja de mirar aquel lugar, no estas solo. Sabes que llegado el momento estarán todos en tu corazón, en tus pensamientos y te darán la energía necesaria para que hagas lo que debes de haber hecho desde un principio- Hubo un silencio mortal, las miradas hablaban mas que las palabras. Al cabo de un momento, me volví a ella y le pregunté. - ¿Cira, es mi hija? – En su sonrisa, tenia mi respuesta.

Se acerco a mí, mirándome fijamente y me envolvió sus manos con las mías y los anillos comenzaron a brillar, las luces parpadeaban y todo alrededor comenzaba a desaparecer.
-Es tiempo que hagas lo correcto y salves a todos los que perdiste y darles un futuro a los que vendrán, cierra tus ojos y piensa en donde en verdad quieres ir y no te olvides, confía en vos mismo, se valiente y no tengas miedo, muchacho-
Todo se volvió blanco y fui desapareciendo de aquel lugar en el que me encontraba, mientas recordaba. Ella era el tiempo y yo mi propio destino.

2030Where stories live. Discover now