Capítulo 5: Luz

1K 34 16
                                    

No le dio tiempo a llegar hasta el portal número 38, ya que se cruzó a Genoveva de camino hacia su casa. En cuanto se divisaron, se sonrieron mutuamente, y se acercaron con premura, iniciando Genoveva el saludo:

-¡Camino! No te esperaba por aquí, pensé que habíamos quedado enfrente de la pensión... -Genoveva quedó prendada por Camino, se fijó en sus labios, de un tono más rosáceo de lo habitual, por el maquillaje. Aquellos labios tan apetecibles...

-Lo sé, pero salí antes de la hora y prefería acercarme para poder pasar mas tiempo juntas - Camino se encontraba emocionada, tenía muchas ganas de pasear, hacía tiempo que no lo hacía con alguien que no fuera su esposo, su madre, o alguna de las señoras cuando pretendían sonsacarla información, y la compañía de Genoveva le resultaba sumamente agradable.

- Yo también tengo ganas de estar contigo, me hace muy feliz verte tan dispuesta a pasar tiempo conmigo después de como te trate hace años - Genoveva giró la mirada, mostrando cierta vergüenza y tristeza por lo ocurrido en el pasado, pero Camino no quería que aquello enturbiara su segundo comienzo.

- Genoveva, no recordemos el pasado, olvidémoslo, empezamos de nuevo desde la casilla de salida, yo no te guardo ningún rencor, de verdad - Camino le tendió el brazo - ¿Empezamos el paseo? - Genoveva sonrío ampliamente ante el ofrecimiento de Camino, y cruzó su brazo con el suyo propio, instándola a caminar. Por su lado, Camino se sintió de repente nerviosa ante su atrevimiento, iban a caminar juntas, y nada menos que cogidas de los brazos. Estaban pegadas la una a la otra, y Camino temió que Genoveva pudiera darse cuenta de que su pulso estaba acelerado y su respiración un poco agitada. Cierto es que era una conducta totalmente normal entre amistades femeninas, pero no por ello no le resultaba demasiado osado por su parte, recordando su relación con Maite y como ellas nunca podrían ir así, y menos después de la detención de Maite por las acusaciones que se vertieron sobre ella...

Después de más de media hora paseando y hablando de temas triviales, se encontraban por los alrededores de Acacias, en plena naturaleza, paseando por un camino de tierra, tranquilo y poco concurrido, hasta que Genoveva se atrevió a preguntar:

-¿Y sigues pintando? - Giró su mirada hacía Camino, que se paró en seco con la pregunta, viendo como le había cambiado la expresión totalmente. Hace unos segundos se encontraba relajada, con una leve sonrisa en los labios, que denotaba la paz que sentía, y ahora estaba con el gesto tensado, la mirada perdida y los labios levemente apretados. Genoveva se asustó ante tal actitud - Perdón si he sido muy indiscreta, veo que el tema no te es agradable - Miraba a Camino fijamente, y al ver que no respondía, cogió sus manos y las apretó levemente, consiguiendo que la mirara a los ojos - Sé que te encantaba pintar, eras toda una artista, y se que estuviste recibiendo clases de una profesora, la nieta de Armando si mal no recuerdo...Se llamaba Maite ¿me equivoco? - Al escuchar ese nombre, Camino se derrumbó. Maite, Maite, Maite. Mi Maite. Mi pintora. Mi amor. Los recuerdos se hicieron mas intensos, luchaba por apartarlos de su mente, pero se veía incapaz de conseguirlo, llevaba demasiado tiempo sufriéndolo sola, y que alguien se lo recordara le parecía aún más doloroso. Quería contestar a Genoveva. Hablarle con naturalidad. Ser capaz de decirle que sí, que fue su profesora, pero que volvió a París a seguir con su carrera artística. Mentir y decir que seguía pintando, o que ya no pintaba porque al final descubrió que le era demasiado aburrido, cualquier excusa. Y lo único que pudo hacer fue romper a llorar, desprendiendo sus manos de las de Genoveva y llevándoselas a la cara.

Genoveva se quedó impresionada ante el repentino llanto de Camino, sin saber que decir, y entendiendo que las palabras no eran buenas compañeras para este tipo de situaciones, la atrajo hacia si y la abrazo, buscando reconfortarla y darle tranquilidad. Comprendía su dolor, aunque sabía los motivos exactos de esa inesperada reacción, conocía perfectamente lo que significa sufrir por amor, así que se acercó a su oído y le susurró - Tranquila, desahógate, llora todo lo que quieras, te vendrá bien, me tienes contigo - Genoveva sintió como Camino se apretaba mas contra ella, y lloraba de forma mas audible. Se estaba abandonando ante ella, y eso hizo sentir mejor a ambas. A la primera, porque veía como se había ganado su confianza en tan poco tiempo, y a la segunda, porque por primera vez en años podía decir que por fin volvía a tener a alguien en quien poder apoyarse.

Camino se deshizo del abrazo lentamente, con las lagrimas aún recorriendo sus mejillas, y con voz hipada, logró decir - Lo siento, no sé porque me pongo así, solo es pintura - sonrió forzadamente mientras se secaba las lágrimas, mientras que Genoveva, se acordó de que tenía un pañuelo, por lo que lo sacó de su bolso, y en vez de prestárselo a Camino, fue ella misma la que se aproximó a su rostro para secarle las lágrimas, mientras le decía - No te preocupes, se que no es solo pintura, nadie llora de esa forma por una afición perdida. Lo tuyo es dolor por amor. Tu secreto esta a salvo conmigo, aunque si quieres que te sea sincera, no deberías de estancarte en el pasado, observa el presente y tu futuro. ¿Piensas estar toda tu vida lamentándote por lo perdido? Eres joven, no te pierdas en los recuerdos, mira a tu alrededor, la vida es muy corta para estar lamentándose, disfruta de lo que tienes y de a quienes tienes contigo - Las últimas palabras salieron de los labios de Genoveva con un tono especial, con una sensibilidad sutilmente diferente, pero Camino intentó pensar que solo eran imaginaciones suyas.

-Muchas gracias, Genoveva, me encuentro mucho mejor. Seguiré tu consejo - Camino fijó sus ojos oscuros en los claros de ella. Otra vez esa mirada tan electrizante, tan misteriosa y sensual a la vez. Genoveva despertaba en Camino sentimientos que esta creía muertos en ella. Al fin comenzaba a ver la luz tras el túnel.

Siempre tuya, CaminoWhere stories live. Discover now