Capítulo 11. Fantasía.

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Camino jamás olvidaría aquel día. Aún tenía los labios hinchados al llegar a casa, debido a la fogosidad de los besos que compartió con Genoveva. Agradeció que Ildefonso fuera a llegar más tarde de las once de la noche, debido a la cacería con su abuelo y posterior cena con otros cazadores, ya que ella llegó a casa pasadas las nueve, por lo que se dispuso a bañarse para no dejar rastro del perfume impregnado de Genoveva en su piel y para poder arreglarse el pelo, que se le había enredado por los jugueteos en el río.

Se desnudó frente al espejo de la habitación de matrimonio, y guardó la ropa en el cesto de la ropa sucia, debido a que estaba húmeda porque Genoveva y ella no pudieron secarse adecuadamente con las mantas que utilizaron para sentarse mientras merendaban. Recordó como Genoveva se agachó para recoger una de las mantas, desplazarse hacia su espalda y arroparla a la vez que depositaba un dulce beso en su nuca. Camino agradeció el contacto de sus cálidos labios sobre su piel. Se acarició la nuca en ese instante mientras se miraba frente al espejo. Suspiró. Le excitaba el simple recuerdo de lo sucedido en el agua.

Procedió a meterse en la bañera, con el agua tibia, y empezó a recrear los momentos que acababa de compartir con Genoveva. Intentó centrarse en frotar la esponja por su cuerpo y aclararse bien el pelo, pero cuando llegó a su zona principalmente erógena, no pudo evitar autocomplacerse, no podía resistir mucho mas tiempo el calor que albergaba, necesitaba aliviarse. Acarició suavemente su sexo, mientras que en su cabeza fantaseaba no solo con las escenas sucedidas en el río, si no con la culminación de aquel acto preliminar que no pudieron satisfacer plenamente. Imaginaba a Genoveva bajo su cuerpo, con la cara de placer que le había regalado aquella tarde y que no hacía mas que excitarla, si pudiera matarla a placer, lo haría, no tenía dudas. Soñaba con las caricias que se darían en una habitación, sobre una cómoda cama, como devoraría aquellos hermosos senos, como exploraría su sexo de mil formas...estaba empezando a llegar al clímax, el roce de sus dedos con su clítoris se intensificó, y llegó la gran oleada de placer al proyectar la idea del roce de sus sexos.

No pudo resistir el impulso de gemir, por las ganas que había acumulado y el placer que se derramaba lentamente de su sexo. Estaba exhausta y decidió relajarse en la bañera mientras respiraba hondo. Era la primera vez que pensaba en otra persona que no fuera Maite para autocomplacerse. Sabía que la próxima vez que se encontrará con Genoveva a solas, cumpliría su deseo de unirse a ella.


Se encontraba en el baño preparándose para ir a dormir, cuando escucho el ruido de la puerta principal abrirse. "Ildefonso".

-¿Ildefonso? - Gritó a media voz.

Unos pasos firmes se acercaron lentamente por el pasillo, mientras Camino salía del baño. Le impresionó lo que vio. Ildefonso estaba tremendamente serio, con los ojos apuntándola, mirándola fijamente. Camino llevaba la ropa de cama, y se marcaban sus pechos, dejando poco espacio a la imaginación. Ildefonso no pudo evitar acercarse a ella y darle un beso en la frente. Después, acarició su pelo, apartándolo de su oreja suavemente. Rozó con el dedo índice el hermoso cuello de su mujer, y se acercó a susurrarla.

-Ojalá pudiera hacerte mía.

Camino se tensó ante aquella frase. Le recorrió un escalofrío. Desde aquella vez, hace dos años, en que le pidió abiertamente que la hiciera su esposa, fruto de la curiosidad por saber realmente cuales eran sus motivos para no querer siquiera besarla en los labios, no volvió a tocarse el tema. Lo que Ildefonso le confesó aquella vez, le alegró y le entristeció a partes iguales.

"Jamás podré complacerte en ese aspecto, querida esposa... La guerra no solo dejó heridas internas, si no que me privó de mi virilidad. Pensé que nunca me pedirías mantener relaciones, soy consciente de que no me amas". Esas palabras exactas fueron las que expuso él en aquel momento, entre lágrimas de rabia y tristeza. A Camino le dolió profundamente el sufrimiento de su marido. No le amaría nunca, pero tampoco le parecía justo que tuviera que pasar por ese trance. Se había casado y era consciente de que no podría negarse a los deseos de Ildefonso si este le pedía pasar ratos de intimidad o formar una familia. Era el precio que pagar por guardar las apariencias hasta que su querida Maite volviera, aunque, finalmente, pareciera que el sacrificio que hizo por amor era en vano. "Siento no poder darte hijos, entiendo que ahora, no solo no me ames, si no que me odies por no haberte sido sincero. Si hubieras sabido la verdad sé que no te habrías casado conmigo". En ese momento, a Camino le empezaron a dar punzadas en la boca del estómago. Ildefonso le confesaba su verdad, al menos lo hizo, mientras que ella calló. Quiso decirle que no se lamentara, que la que realmente quería aprovecharse del casamiento era ella, con tal de aliviar el sufrimiento de su esposo, pero no tuvo valor. Sólo se limitó a decirle que le quería, aunque solo fuera como su mejor amigo, pero que no dejaría de apoyarle y que le cuidaría como una buena esposa.

Y ahora en cambio, tenía frente a sí a un Ildefonso distinto, insinuando el hecho de mantener relaciones. Temió que realmente fuera capaz, que no estuviera tan impedido como hace dos años. "Quizás solo era cuestión de tiempo" "¿Y si se ha recuperado?".

Ildefonso se sintió satisfecho al ver la actitud que había tomado Camino. Veía en sus ojos el miedo. "Tranquila, por desgracia no puedo poseerte". Le frustraba enormemente no poder disfrutar de ese placer, pero al menos podía disfrutar de observar la sumisión de Camino. La tenía en la palma de su mano, y eso era suficiente.

-¿Vamos a dormir ya? Es un poco tarde, no hacía falta que me esperaras despierta.

Esa frase fue suficiente para que Camino se relajará y apartara todos sus miedos. Aquella noche pudo dormir tranquila.


A la mañana siguiente, se preparó para ir al restaurante. Siempre sentía la necesidad de trabajar y ayudar a su madre, aunque a esta no le pareciera adecuado. Aquella mañana estaba deslumbrante, aunque si la noche anterior, no se sacaba de sus pensamientos a Genoveva, hoy no había mejorado la situación. En cuanto pasaba por su mente la sola imagen de su rostro, su cuerpo desnudo... sentía un intenso calor entre sus piernas, y le estaba costando horrores concentrarse para dar un buen servicio a los clientes. En dos pedidos se equivocó, y empezaba a impacientar a Felicia.

- Camino hija, ¿Qué te pasa hoy? Como sigas así, te voy a pedir encarecidamente que no me ayudes más en el restaurante - suspiró con cansancio.

- Tranquila madre, no volverá a pasar, al menos por hoy. Deme un poco de su confianza, que un mal día lo tiene cualquiera.

- Esta bien, me meto a revisar la cocina, te dejo al cargo de la barra.

- No se preocupe - En el fondo, Camino sabía que no estaba haciendo bien las tareas del restaurante, y entendía el enfado de su madre.

Felicia entró apresuradamente a la cocina, mientras que Camino se dispuso a limpiar varios vasos de la barra, a la espera de que llegaran nuevos clientes.

Estaba absorta revisando que estuvieran impecables, era la única forma de mantener la mente ocupada, porque no se quitaba de la cabeza a Genoveva, eran frustrantes las ganas que tenía de volver a besarla, hasta que la suave voz de una mujer la sacó de su ensoñación.

- A ver si la señorita esta mas atenta, que tendrás que servir a los clientes.

Por unos instantes se quedó sin aliento.

- Genoveva... ¡Que alegría verte! ¿Qué haces aquí? - Prácticamente la susurraba. No cabía en su pecho la emoción por verla, mientras que Genoveva sonreía dichosa por la impetuosidad de su interlocutora.

- Pues lo que harías tú si estuvieras en mi lugar. O eso quiero creer... - sonrió pícaramente, mientras que Camino meneaba la cabeza, en señal de desaprobación.

- No me tientes, que ya conoces a lo que puedo llegar - le susurró, con la voz más sensual que pudo poner.

- A eso mismo venía - Genoveva la miró intensamente a los ojos, y sonrió felinamente - ¿Cuándo estas libre?, creo que tenemos una cuenta pendiente que saldar...


¿Os da mucho mal rollito Ildefonsito? xD

Siempre tuya, CaminoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz