°•▪Tengo suerte de enamorarme de Ti▪•°◇《Norman X Ray》◇

《capítulo III》

Ahora estaba saliendo de la ducha, pues todos lo debíamos de hacer debido a que tu compañero "peluquero" debe secar tu cabello y así irnos con nuestros nuevos cortes otorgados.

Por cierto Norman no pudo reclamar y escapar de mí, hubo uno que otros de sus berrinches pero logré obligarlo.

El corte quedó a su conformidad, la verdad no fue tan complicado ya que él tiene cabello prácticamente corto y fácil.

Me encontraba en mi cama sentado y cruzado de brazos tranquilamente. El sentir la brisa caliente del secador en tu pelo es la sensación más calmante que jamás me cansaré, más si hacia frío. Era de las pocas razones en que dejo a alguien estar cerca mío.

Las caricias

Bueno, el ambiente se hizo más agradable por la compañía de Norman. Me estaba secando el cabello estando detrás de mí, parado de rodillas sobre la cama.

-Ya estás listo Ray. -dijo el albino dándome la última pasada con el peine.

-Gracias Norman, me toca. -me pare sobre la cama e indicándole que se ponga en mi lugar para poder iniciar.

Haciéndome caso empecé secando su cabellera albina.

Tan suave.

Al terminar lo peine y siendo bastante fácil por ser muy corto.

-Esto tomo 5 minutos pero ya acabe.

-Gracias... -lo mire raro ya que su rostro reflejaba desanimado.

Me moví a un lado apoyando un poco mi peso por su espalda tomándolo de los hombros para que me vea, fijó su vista desde abajo pero alzando su mirada en mí.

-¿Pasa algo? Te veo callado y molesto. -le dije desde arriba mirándolo.

-¿Mmm? Solo tendría emoción a que llegue la noche para lo que te invite pero, como no me diste respuesta aún no se como sentirme al respecto.

Cierto, la junta...

-Que impaciente eres. -dirigí mis manos apretando sus cachetes.

-Que descortes eres. -respondio con intuición siguiéndome la corriente, apretando mis cachetes sacandome un puchero y un sonrojo.

-Idiota, yo nunca dije que me negaría ni tampoco aceptaría. -solte sus mejillas pálidas.

-Sigo esperando saberlo. -aligero el agarre de mi rostro para permitirme hablar con más comodidad, pero sin soltarme del todo.

¿Por qué no me sueltas?

-Sigue esperando, no te lo haré saber. -seguia arriba de sus hombro dándole una sonrisa burlona.

-Ray son las 7 p.m. ya deberías de confirmarlo, ¿no? -seguia tocando mí mejilla.

Había perdido la noción del tiempo que ya caía la noche, pero no me sentía seguro el confirmar, no niego que quiera ir pero sabía que mamá nos regañaria.

-Esta bien pero ya suéltame.

_Oh perdón, es que es muy adictivo. -me dejo y bajo la vista

-A las 12 p.m espérame en el comedor. Eso si trae un manta, abrigate y hazte una malteada caliente que por ende hará mucho frío.

-¿Pero mamá no nos dirá nada? -eso era lo que más me alerta.

-No te preocupes, mamá nos cedió el permiso.