Lo que pudo ser (Ex-Prologo)

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Los soulmate es algo un poco ambiguo pues cada universo decide como emparejar a una persona. Hay universos en los cuales se muestra a través de escritos en la piel, por sueños, pensamientos o en este caso, los hilos rojos. Ya saben, esa vieja historia de la parte oriental del mundo que nos habla sobre que cada persona está destinada a encontrar el amor de su vida siendo unidos por un hilo, éste hilo puede alargarse infinitamente e incluso enredarse pero jamás soltarse.

En esta ocasión los hilos rojos son algo real pero invisible, como el aire, algo que se encuentra ahí y la gente sabe que existe pero no puede ver, claro, a excepción del protagonista de ésta historia el cual llamaremos Craig Tucker, un chico que nació con el don de ver e incluso tocar los hilos del destino observando en algunos casos el portador de esquina a esquina, la prueba de éste don son sus iris de color rubí.

Los ojos rubíes no eran algo nuevo en su mundo pero sí exóticos e incluso muy preciados para muchos, era bien conocido que las personas con este rasgo podían ver el destino de las personas por lo qué en el momento de su nacimiento sus padre se preocuparon enormemente, llegando a encerrar a su hijo en su casa sus primeros años de vida para evitar que las personas desesperadas o codiciosas le hicieran algo malo a su pequeño niño bendecido con aquel don.

La infancia de Craig fue realmente muy solitaria al menos hasta que llegó su hermana menor, fue completamente educado en casa obligado a observar desde lo lejos como los niños de su edad caminaban por las calles con tranquilidad, esto hizo que desde muy niño desarrollara un gusto por el universo y el espacio en un afán por sentirse fuera en el basto mundo que le era negado ver.

Cuando cumplió los 12 años sus padres resolvieron el problema de sus ojos comprándole sus primeros lentes de contacto de un color verde semejantes a los de su madre, por primera vez Craig fue libre con la única condición de que no podía quitarse los lentes y sobre todo, no hablar de su verdadero color. Si bien no entendía esta regla en un principio a medida que mas caminaba por la ciudad de South Park se fue dando cuenta de la abrumante cantidad de hilos con ese color rojo tan intenso como el color de sus iris.

Le tomó un tiempo acostumbrarse a todo. La escuela, los hilos, los lentes, el mundo exterior en general eran cosas que si bien le abrumaban aprendió a sobrellevar, comprendiendo mucho tiempo después que la razón de su encierro y el mentir sobre sus ojos estaba relacionado a lo que veía a su alrededor, no obstante, no le tomó verdadera importancia, simplemente le parecía una curiosidad de si mismo que aprendió a controlar, volviéndose un observador del tiempo y del destino.

Lo que en realidad desató el odio de Craig hacia su don convirtiéndolo para sí mismo en una maldición y una cruel broma del destino fue a sus 14 años cuando por primera vez sintió interés hacia otra persona de esa manera, pero para su mala suerte esa persona ya se encontraba atada a otra y aunque era consiente de que los hilos se podían enredar, por mas que lo intentara esa relación nunca iba a llegar a nada. Fue ahí cuando Craig notó algo devastador, él no poseía un hilo en su mano.  Habló con sus padre una noche sobre ello y a pesar de la preocupación de sus padre decidieron contarle ese pequeño detalle, él tenia un gran don pero a cambio de ello no podía ser participe del mismo.

Desde aquel día Craig se volvió una persona un tanto reservada y amargada, encerrándose en sí mismo sin llegar nunca a entablar una verdadera relación con nadie, todo el mundo le decia que sí seguía así nunca iba a encontrar su otra esquina pero él simplemente levantaba el dedo medio no solo a esas personas sino al universo, e incluso a si mismo.

Craig Tucker estaba destinado a estar solo.

Resignado a vivir una vida observando como todos a su alrededor encontraban el amor verdadero él se enfocó en el espacio y sus miles de galaxias, imaginando siempre volver a nacer en alguna otra parte del cosmo y quien sabe, obtener aquello que solo podía mirar.

El hilo faltante|Soulmate CreekWhere stories live. Discover now