─ Diez minutos en el paraiso.

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─Bien, será diez minutos en el paraíso entonces.─ Hablo Mike levantándose.─ Ahora siéntese y formen un círculo, buscaré una botella.

El rubio camino hacia la cocina, todos acataron sus órdenes sentándose de manera aleatoria. El único nervioso entre las personas que se encontraban era Rius, el pobre chico estaba desesperado por levantarse e irse al baño pero Sparta estaba a su lado tomándolo del brazo tras obligarlos sentarse para jugar.

Obviamente no demostraba su angustia, asentía a cada palabra que Raptor y Sparta decian, realmente no escuchaba lo que decían por pensar en una manera de evitar jugar. Bajo otras circunstancias hubiera aceptado, sin embargo, tenía un secreto que la mayoría de sus amigos no sabían; él no había dado su primer beso.

Lo más cercano a uno fue junto a un chico que presionó con tantan fuerza sus labios sobre los suyo que le había dolido, lo demás simplemente fue desagradable. No consideraba eso un beso en absoluto. El rubio regresó y se sentó junto a Flex poniendo la botella en el centro.

─Yo la giro primero.─ Dijo el de sudadera de Stitch tomándola de la parte arriba listo para girarla.

─¿Qué hacen?─ Pregunto Timba, el peliazul apenas había llegado a la pequeña fiesta que sus amigos habían organizado.

─Siéntate, estamos por empezar a jugar.─ Dijo Mike, el contrario sin más se sentó junto Acenix y Hardy.─ Vale, ya girala.

─¿Qué se supone que jugamos?─ Pregunto el peliazul de gafas, Flex giro la botella.

─Díez minutos en el paraíso.─ Contestó Raptor, el contrario se sorprendió, estaba apunto de levantarse y negarse a jugar eso cuando la botella paró.

─Uh~, Timba y Rius.─ Dijo Jon con burla.

"Demonios" Pensaron ambos.

─¡Eso, al armario!─ Dijo Mike levantándose, ninguno de los dos seleccionados dijo nada. Rius miró a Timba con un ligero rubor, el mayor ocultaba bajo sus gafas su mirada indiferente.

─Yo no quiero.─ Murmuró el peliblanco, el rubio nego con la cabeza.

─Eso lo hubieras pensado antes de empezar a jugar, ahora, al armario.─ Repetio. Era obvio que no podían negarse, ambos chicos entraron al pequeño armario bajo las burlescas miradas de los demás, la puerta se cerró con llave frente a ellos.─ Bien, empiezan sus diez minutos.

Solos en aquel lugar oscuro Timba se quito las gafas de sol y las colocó en su camisa, miró a Rius quien se encontraba ahí, completamente quieto.

─¿Qué no pensaron que solo éramos hombres?─ Pregunto, el peliblanco le miro.─ Muy bien, podemos jugar piedra, papel o tijera.

El menor no decía nada, estaba en blanco pensando en la humillación pública, Timba notó esto. Extrañado por su actitud le tocó el hombro, el ojirubi dio un paso hacia atrás tambaleándose.

─¿Qué te pasa pollo?─ Pregunto.

─Yo no queria jugar esto.─Respondio.

─Tu normalmente estás feliz de jugar cualquier cosa ¿ahora no?

─No me gusta esta clase de juegos, prefiero una guerra de comida o algo así.─ Explicó con incomodidad.

Aprendiendo a amar. | MayictorWhere stories live. Discover now