Capítulo 12

85 9 0
                                    

Alessa.

Ya pasó una hora desde que Bell entró por esa puerta. Aún no nos dieron ninguna noticia. Camino de un lado a otro intentando calmar mis nervios, pero me resulta imposible. Abden se encuentra sentado mirando su teléfono, de vez en cuando me observa de manera triste. En el fondo está tan asustado e intranquilo como yo. 

Me empieza a entrar un poco de calor a causa de los nervios, así que decido dirigirme al baño y mojar un poco mi rostro. Le informo a mi amigo donde estaré, pero solo se limita a darme un asentimiento de cabeza como respuesta.

Camino observando a los doctores, enfermeras y pacientes, por alguna razón siento un Deja Vu. Abro la puerta del baño, reviso que algún inodoro esté limpio; hago mis necesidades y me dirijo al lavatorio. Al mojar mi cara y mirarme al espejo, noto mi reflejo. Mis ojos hinchados por llorar junto con mi cabello despeinado, no son una buena combinación. 

Saliendo del baño, vuelvo a sentir esa extraña sensación de ser observada. Al llegar al pasillo observo como el doctor habla con el ojiazul. Me acerco rápido para escuchar lo que dice, pero llego tarde pues el doctor se retira.

—¿Qué fue lo que dijo?—le pregunto a Abden. 

—Al parecer se le bajó el azúcar y está con las defensas bajas. Debe pasar la noche aquí, mañana podrá volver a la universidad.

Asiento alegre. Solo fue un bajón de azúcar. Cuando salga aquí la obligaré a desayunar, esa pequeña me va a escuchar.

—Debemos irnos, estuvimos aquí mucho tiempo. Mañana vendremos por ella en la tarde —me dice.

Niego frenéticamente, no pienso separarme de mi amiga.

—Vete si quieres, me quedaré a cuidarla —respondo.

Enarca una ceja y me observa. Mira detrás de mi, haciendo un movimiento con la cabeza. Me doy la vuelta, viendo como Lucas se acerca, nos saluda a ambos y le explicamos lo que pasó. El rubio le pasa unas llaves a Abden, que me empuja suavemente por la espalda para comenzar a alejarnos. Protesto un poco, ni siquiera pude despedirme de Lucas.

—Ya le expliqué en que área y en qué habitación está —me informa con cara seria.

—¿Cómo sabes cuál es su habitación?

—El doctor me lo dijo —responde.

Caminamos hasta su auto y me abre la puerta, pero dudo  entrar o no.

—Entra —me ordena.

—Eh... creo que deberíamos quedarnos otro rato.

Sonríe de lado, cerrando la puerta del auto.

—Perfecto. Entremos y hablamos sobre qué sucedió anoche. No me trago tu historia de entrepiernas.

Abro los ojos con asombro. ¿Es que no acepta que no quiero hablar del tema?

—O...—continua hablando Abden—Puedes subir al auto, puedo llevarte a tu apartado y podemos charlarlo de forma tranquila.

Asiento rápido y entro al auto. Él solo se limita a entrar y conducir.

                             ***

Ir a clases pensando en Bell, no es un paseo por el parque. Llamé a Lucas mil veces, y otras mil más a Abden. Estuve todo el día intentando concentrarme en mis estudios, pero a penas pude escribir un par de cosas.

Llego a mi habitación, luego de finalizar mis horarios. Acomodo un par de cosas mientras reviso mi celular, solo tengo mensajes de Kyle. Me cambio de ropa, busco una mochila y guardo un par de cosas de mi amiga, tal vez necesite suministros. ¿Dónde guardará sus audífonos? Recuerdo que la última vez los usamos juntas. Dejo la mochila en el suelo, levanto mi almohada y ahí están; pero un sobre de color negro llama mi atención. Estoy casi segura de que no estaba allí cuando me fui. Lo tomo con curiosidad, abriéndolo con cuidado. La carta está impresa, así que es imposible querer reconocer la caligrafía:

Verdades OcultasWhere stories live. Discover now