Capítulo 69

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Theo.

Mi tío había llegado, y ni siquiera nos habíamos percatado de su llegada. Lo que me preocupaba era lo que había logrado escuchar.

Kim Nan Doo, es el hermano menor de mi padre y era padre de Jae. Según lo que tenía entiendo, mi padre con mi tío llevó una buena relación; sin embargo, era bien sabido que mi tío envidiaba mucho a mi padre. Cuando mi tío se casó cambió mucho, y para bien, se había enamorado de verdad de su esposa; años más tarde llegó Jae, un año antes que yo; todos esos 5 primeros años fueron maravillosos para la familia Kim, todo era armonía, paz y tranquilidad. Lamentablemente, no todo dura para siempre, la tranquilidad de mi familia no duró mucho, mi tía le había puesto el cuerno a mi tío Nan Doo, eso lo destruyó por completo y ocasionando su caída en vicios. Por eso, mi abuela, adoptó la figura materna para Jae y lo crío junto a nosotros.

Por desgracia, la historia se repitió, tal como mi tío envidiaba a mi padre, su hijo empezó a odiarme sin razón alguna.

— Madre, ¿me dejarás pasar?

— Entra, Nan Doo — accedió, mi abuela.

Mi tío al oír el permiso de su madre, abrió la puerta y paso. Muy pocas veces veía a mi tío en ropa casual, porque casi siempre usaba sus trajes elegantes, y hoy no era la excepción.

— Distinguida Kim Haneul, ¿cómo ha estado? — la saludó mi tío a mi abuela.

Mi abuela lo miró con desaprobación y le respondió.

— Soy tu madre, Nan Doo.

— Lo sé — movió sus hombros.

Me levanté de mi asiento para acercarme a mi tío y estrechar nuestras manos en símbolo de saludo y respeto.

Él me sonrió, sacó su mano derecha de su bolsillo y me tendió la mano.

— Ya era hora que te aparezcas — regañó, mi abuela —. Tenemos que hablar sobre tu hijo.

Él asintió y me hizo una mueca para qué los dejé a solas. Entendí su indirecta, y me retiré del despacho.

Decidí subir a mi habitación, para darme una ducha, poder descansar mientras oía la voz de mi pescadito.

Gracias a Dios, que estamos en el siglo XXI y tenemos la tecnología, al menos algo si se había modernizado, no como mi suegra Sophiant.

Ahora que lo pienso, ¿qué rayos con su nombre? Suena rarísimo, debe tener algún significado, ¿no? O al menos una anécdota. En algún momento se lo preguntaré a Soph.

Al quinto timbre me contestó, por un momento pensé que su madre también le había prohibido el uso del celular a altas horas de la noche.

— ¿Tus poderes de sirena no te permiten teletransportarte? — inicié con una pregunta poco convencional.

Rio.

— No, soy sirena, no una diosa o un sayayin.

— Que sepas de Goku, es obra de Alexander — acusé. Ella volvió a soltar una carcajada.

— ¿Qué crees que hacía mientras tú no estabas? — me preguntó.

— No sé, ¿pensar en mí? — pregunté.

— No, bueno también. En ese tiempo miraba maratones de episodios de Goku con Alex.

Rodé los ojos, independientemente de que no le viera.

— Nunca me llamó la atención — admití.

— Verlo sola me aburría, pero si Alex me acompañaba la veía encantada.

AMAR FUERA DEL AGUA [01]Where stories live. Discover now