Eleven.

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Los celos pueden ser dolorosos cuando no tienen el alivio necesario para aliviar ese dolor.

Lo que Harry y Louis habían hecho a lo largo de los años era sumamente doloroso para ambos. Ninguno había querido pasar su celo con nadie ya que creían que eso le pertenecía a su alfa u omega.

Era muy hermoso el como ambos habían pensado igual.

Ambos habían logrado sobrevivir sin un alfa u omega por años, pero ahora mismo, después de pasar su primer celo juntos, ninguno creería seguir si el otro.

Ellos eran almas gemelas, aunque jamás habían creído en esas cosas. Ahora mismo si. Ellos habían sido testigos de cómo el destino los había reunido, aunque no fue como las demás parejas que se encontraban en el instituto o en una situación no complicada.

A ellos los habían reunido en una investigación sumamente importante, en donde ya habían muerto varias personas y en donde murió alguien cercano al ojiazul. Ahora tendrían que lidiar con eso mientras son parte de la investigación.

—¿Estás bien?

El ojiazul rodó los ojos de nuevo cuando la pregunta del rizado surgió otra vez.

Ya habían pasado los tres días de su celo, ya que el de Harry había terminado primero.

Nunca hubiera pensado que su celo lo convertiría en una persona tan... necesitado. Y nunca creyó que el rizado sería un alfa muy... protector. Cada que su nudo se deshacía, corría fuera de la habitación a traer agua y fruta, ya que obviamente no podía cocinar nada. Regresaba y le preguntaba una y otra vez si le había hecho daño, lo revisaba pero cuando un nuevo calor comenzaba, se olvida de ello y comenzaban de nuevo.

—Ya te dije que estoy perfectamente bien.— dijo el ojiazul llevando la taza de té a sus labios.

—¿Seguro?— preguntó el rizado pasándole un plato que contenía algunos sándwiches.

—Si.— contestó el ojiazul, agarrando un sándwich con jamón y llevándoselo a la boca—. Esta bueno.

Los hoyuelos del rizado aparecieron cuando el ojiazul habló con la boca llena. Negó y agarró una servilleta para luego pasarla por la mejillas de el ojiazul ya que se habían manchado con mayonesa.

Las mejillas del ojiazul se tornaron rojas, cuando el rizado hizo aquello y luego le dejó un beso en cada una de ellas.

—Gracias.— susurró el ojiazul sonrojandose más cuando le dejó un beso en los labios al rizado.

Desayunaron en completo silencio, mientras las nubes se despejaban y le dejaban espacio al sol para que saliera. Ya que en esos días estuvo lloviendo.

—Creo que tenemos que revisar lo que tenemos de nuestra investigación.— dijo el rizado, levantando el plato vacío.

Tenían algunos días en que no habían tocado ese tema. Más bien desde que Ian murió ya que era un tema muy sensible para el ojiazul. Los primeros días, después de la muerte de Ian, el ojiazul había estado recio a comer, hablar o inclusive a mirar al rizado. Solo lloraba, aunque el rizado al principio no sabia por qué, pero lo entendió ya que Ian se había convertido en una persona muy importante para el ojiazul. Lo hacía reír, además de que su personalidad era muy alegre y le agradaba a todos.

Incluso a él.

Así que habían estado evitado ese tema pero ahora ya no sería posible, ya que el tiempo seguía corriendo y todavía las armas robadas seguían en las calles,  y era muy probable que más personas inocentes mueran.

—¿Qué es lo que tenemos?— preguntó el ojiazul hojeando algunas carpetas que había puesto el rizado en la mesa.

—Tenemos un cargamento de armas aún en las calles y nos enteramos que...—se detuvo un momento ya que no sabia como decírselo al ojiazul— . Encontramos unas fotografías en el departamento de Ian, también había un plano de la estación de policías en la que trabajas.

⚓Interpol⚓ Larry Stylinson. [Omegaverse]Where stories live. Discover now