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CAPÍTULO VEINTINUEVE

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Su ceño estaba ligeramente fruncido mientras su mirada se encontraba en los números (y letras) del libro de matemáticas. Todo era completo silencio, a excepción por la música que se escuchaba por sus audífonos. Su pie se movía al ritmo de ella, mientras sentía unas cuantas miradas en su dirección. Estudiar en la biblioteca era más difícil de lo pensó.

En otra oportunidad, no se encontraría haciendo esto. Posiblemente, hubiera fumado consecutivos cigarros hasta que sea hora de su siguiente clase, pero sabía que ahora eso no era una opción, por dos razones. En primera, estaba el tonto trato que decidió hacer, y en segunda, debía asegurarse de aprobar el segundo examen de la clase de matemáticas. Se negaba a fracasar antes de que llegara la temporada de finales.

Siguió con la vista fija en el problema del libro, pero un pedazo de papel interrumpió su concentración. Era un número, con un nombre bajo que este que no reconoció. Al levantar la mirada se encontró con un chico, que le guiñó un ojo, para luego seguir caminando de largo. Blanqueó los ojos, para luego apartar la nota. Ahora entendía porque casi nunca pasaba tiempo en estos lugares.

Desde que el rumor que Logan comenzó recibió demasiada atención, más de la que le hubiera gustado. Como fue de esperarse, con el paso de los días los demás parecieron olvidarlo por completo, hasta el punto de solo pasar de largo y dejar de mirarlo, pero no funcionó con todos. Había algunos chicos que aún se sentaban a su lado en clase y le daban esas sonrisas coquetas u otros simplemente apuntaban sus números en páginas de sus libros. Era molesto, pero podía soportarlo. Es decir, debería estar feliz de tener que buscar a chicos para entretenerse, ¿verdad?

En su anterior escuela tenía que esperar a que uno de ellos tuviera la valentía para acercársele cuando nadie estuviera viéndolo en las fiestas, para luego irse a escondidas a una habitación. Casi siempre era quien tenía que dar el primer paso; alguna clase de contacto visual o sonrisa, pero ahora ya no era así. Acá, por alguna razón (que no entendía), los chicos se le acercaban, porque al parecer lo consideraban atractivo o alguien lo suficientemente fácil para querer pasar una noche con ellos (no es como si le ofendiera, porque era verdad), algo que hubiera aprovechado antes, pero ahora no lo hacía.

El sexo siempre fue una forma de distraerse o aliviar el estrés, como los cigarros. Jamás había algo más que no fuera placer, pero ahora no lo necesitaba, porque ya lo tenía. Bueno, tenía a Luke.

No era como si ambos hubieran ido más allá de sexo oral o besos rudos mezclado con mordidas, pero era suficiente por ahora. Estaba demasiado ocupado intentando salvar su año escolar y lidiando con su vida personal, como para preocuparse por su "vida sexual". Además, estaba cómodo con Luke.

Jamás se quedaba con una pareja sexual luego de la primera vez. No era como si esperaba una clase de relación, mucho menos con un extraño que conoció en una fiesta. Casi siempre era el primero en irse en las mañanas o despertaba con la cama completamente vacía, era algo a lo que estaba acostumbrado. No creía que era buena idea tener una clase de charla con una persona que lo vio completamente desnudo o de alguna forma... vulnerable. Pero, Luke era diferente.

Confiaba en él. Puede que fuera porque lo conocía desde que era un niño o su cuerpo estuviera acostumbrado a su suave tacto y forma de hablarle, como si fuera... importante. Tal vez, era la única persona en la que podría mostrarse completamente vulnerable una y otra vez.

Levantó rápidamente la cabeza del libro (el cual dejó de prestar atención hacia bastantes minutos), al escuchar el sonido de la silla de su lado moverse. Sus ojos se encontraron con unos oscuros, para luego ver una sonrisa. Movió la mano en forma de saludo, para luego dejarse caer contra el respaldar de la silla.

Leave Your Mark With Every Bite ☆ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora