Ice That Burns •jjk•

결정적인 (Final)

Eunji estaba detrás de aquella gran puerta de madera que tenía tallados de flores y algunas hojas. Sentía sus manos frías y como estas temblaban, su respiración intentaba hacerla calmada para que no se viera lo nerviosa que estaba pero no le estaba funcionando.

Hoy sería su matrimonio y no era porque fuera a casarse con el hombre que amaba que estaba nerviosa, si no porque estaría toda la ciudad mirándola y eso le daba cierta inseguridad a la chica.

Con ella estaba Youngbi, la hermana de Yoongi y ahora, la novia de Taehyung. Estaban todos felices por eso, incluso el pálido. Era ella quién intentaba tranquilizar a la rubia, quién en cualquier momento iba a desmayarse.

- Tranquila, lo harás de maravilla, Eunji- Acarició sus brazos dándole ánimo.

- Siento que voy a vomitar- Dijo ella intentando reír, pero fue todo un fracaso.

Se escucharon dos leves golpes que venían del otro lado de la puerta. Era la hora. Eunji soltó un suspiro y se dirigió a aquella puerta. Al abrirla sintió como sus piernas temblaron, pero su rostro se mantuvo sereno, lo que menos quería era mostrar sus nervios y arruinar todo.

Jimin, quién estaba extendiendo el brazo a Eunji para ayudarla a caminar, le sonrió. Estaban en un balcón, de esa forma, todos podrían ver la ceremonia desde abajo. Los demás chicos estaban junto al maestro Lee con el traje que usaban para sus combates pero limpios y también sus cabellos bien peinados.

- Lo estás haciendo de maravilla- Susurró entre dientes animándola de forma efectiva.

Eran tales los nervios de ser vista por todas esas personas que no se había percatado de que Jungkook la estaba viendo con los ojos más brillantes que nunca. Eso logro tranquilizarla aún más, necesitaba ver al castaño para poder tener un poco más de calma.

Jungkook, aún estando junto a los demás chicos, se acercó a Eunji y le extendió la mano. Ella al notarlo, aún con temblor en sus manos, la tomo sintiendo como la mano de Jungkook le brindaba ese calor que también necesitaba.

En conclusión, supo que Jungkook era lo que necesitaba en su vida para estar bien y en paz.

Al ser no simplemente un matrimonio, si no que también un cambio de gobernador, fue un poco más largo y más solemne.

Ambos aceptaron, tanto ser la esposa y el esposo del otro como ser los encargados del bien estar y el resguardo del pueblo. Nadie de negó o se opuso a eso, estaban tan agradecidos porque ellos les salvaron la vida y también sabían que estaban en buenas manos. Los dos chicos eran nobles y humildes, además estaban con el resto de sus salvadores, qué malo podía pasar?

Ahora se encontraban en una pequeña fiesta con algunas personas del pueblo querían asistir, los ancianos del consejo anterior y también los actuales. Los recién casados aun no habían podido dirigirse la palabra y se encontraban en lugares diferentes de ese salón, recibiendo felicitaciones y buenos deseos. Pero una vez, el chico divisó una cabellera rubia conocida por él, sonrió. Eunji tenía a una pequeña niña en sus brazos, quién jugaba con el cabello rubio de su esposa haciendo que ella sonriera y la idea ampliar su familia se intensificó en sobremanera. Por otro lado, Jungkook no sabía que Eunji había visto la misma escena pero causada por él, solo que tenía a su sobrina en sus brazos y también, se imagino que el chico tuviera un bebé pero de ellos.

- Jungkook- Lo llamó una voz a sus espaldas- Vine a hacerte entrega de las llaves de este lugar.

- Señor Lee- Dijo el castaño dejando a su pequeña sobrina en el suelo- Qué hace? Usted vive aquí, yo no...

- Sabes que no puedes vivir en tu casa ahora- Habló el ansiando sonriendole al chico-Es aquí donde los ocho deben vivir.

- Y usted donde lo hará?- Preguntó preocupado- Donde vivirán los otros seis ancianos?