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Aquella tensión se podía sentir a kilómetros de distancia, más cuando la filosa mirada de Mark se posó sobre el joven frente a ella. La mano sobre su hombro le hizo sobresaltarse y sentir su cara arder.

Mark la había acercado a él.

–Veo que ya te dejaron libre –aquel tono no fue amable, estaba lleno de odio. No había que ser muy listo para notarlo.

–Se podría decir que sí –el hombre frente a ellos alzó los hombros, con una sonrisa en sus labios.

– ¿Tengo que confiar en tu palabra?

–Nunca lo has hecho.

–Y no pensaba hacerlo.

Se estaba empezando a sentir extraña, bastante. La mirada del joven que estaba frente a ellos se paseaba de los ojos de Mark a su brazo, y de su brazo a ella. Se estaba sintiendo realmente incómoda.

–Uh, chicos –ambas miradas se posaron inmediatamente en ella, ahora de verdad se sentía incómoda– Me tengo que ir, los dejo solos.

–Ve a sacarte el pegamento de tus manos, sale con agua caliente –la voz de Mark sonó confiada, solo ahí sintió su puño contraerse.

– ¿Cómo sabes de la silicona?

– ¿Qué silicona? Es pegamento con slime –la sonrisa poco sincera e inocente que le dio no detuvo la cachetada– ¡Y eso porqué!?

–Por hijo de puta.

– ¡Tú me hiciste así!

YeSung mordió su puño, intentando no reírse ahí mismo del lamentable estado en el que estaba su primo. Babeando por una chica menor que él y que era totalmente opuesta a su tipo "ideal" de chica. Era absurdo para los dos que estaban discutiendo en pleno pasillo como niños, pero para los demás era obvio que así era.

Al menos así creía él.

– ¡Cuando se te dice, déjame en paz, es déjame en paz! –y una pisada en su pie le hizo alinear sus labios, quedando estos blancos por la fuerza empleada. Joder, justo hoy la niña tenía que llevar tacones.

–Desgraciada.

–Hijo de puta.

Y con aquellas últimas palabras cerró de golpe la puerta, dejando a ambos fuera.

–Caíste por una bien brava, Mark –palmeó su hombro, con una sonrisa.

–Cállate, pedazo de mierda.

–Uno que te viene a hacer compañía y tú los tratas así. Pobre de Tae.

–No me junto con hijos de puta.

–Que mal tratas a tu tía, eh.

–Esa perra nunca fue mi tía.

Suspiró, aquel chico podía ser un poco bastante irritante. Si no fuera porque el dolor en su pie persistía, le habría propinado una buena patada en los huevos.

–Esta buena ¿No? –Mark volteó a verle, alzó una ceja exigiendo saber de quien hablaba– La chica. Se debe sentir genial estar dentro de ella.

Y con aquellas palabras, Mark se congeló en su lugar. No, no podía permitir que la misma escena se repita con SunHe. No esta vez.

–No te atrevas a tocarla.

– ¿No te enseñaron a compartir en el colegio? Lo bueno se comparte, Mark. Tienes mucho, dame un poco ¿No?

–Primera advertencia, YeSung, no te atrevas a tocarla o vuelves ahí.

–No gracias, pero no renunciaré a buen aperitivo que me tienes, Mark –aquella sonrisa solo hizo su sangre hervir. Dios, aquel tipo le daba asco– Tu si sabes cómo recibir a tus invitados, primito.

– ¡Cállate!

Y el primer golpe calló sobre la mejilla derecha del hombre, haciendo que su espalda chocara con la pared, propinando el segundo en la boca de su estómago, haciendo que el otro comenzara a toser. Una puerta se abrió y un empujón le hizo paralizarse.

– ¡Eres un idiota! –La menor estaba entre ellos, abrazando y tratando de ayudar a YeSung, quien le sonreía de donde estaba.

–Aléjate de él.

–No. Mira como lo dejaste, idiota –la mirada que le dio le hizo doler.

"Solo te quiero proteger, hazme caso"

–No te acerques a él.

–No me digas que hacer.

–Te dije –y con un rápido movimiento la pegó a él, chocando su pecho con la mejilla de la muchacha de manera que quedaba bajo su protección. YeSung calló al instante al piso– Que te alejaras de él.

– ¡YeSung oppa! –la muchacha le dio otro pisotón, sus brazos se separaron del cuerpo ajeno, solo para bajar y tomar entre sus manos su pie ya bastante lastimado.

–Tran...quila –la voz estaba siendo totalmente actuada­–Estoy bien –y la sonrisa que le dio no solo le hizo vomitar, sino que le hizo querer romperle la cara.

–Venga, vamos a mi departamento –y sus ojos se agrandaron cuando la menor terminó de hablar– Le ayudaré a limpiar sus heridas. Vamos –vio como ella le ayudaba a ponerse de pie, y la sucia mirada que le dio YeSung a su pecho.

–Muchas gracias, pequeña. –y la sonrisa falsa solo le dieron ganas de vomitar.

–Vamos, yo le ayudo –la muchacha seguía empeñada en ayudar a YeSung, quien seguía fingiendo que estaba mal. Dios, Mark sabía que aquellos golpes no le habían causado tanto efecto.

–Vamos a mi departamento –y aquello solo le hizo fruncir el ceño, poniéndose alerta cuando la muchacha se quedó pensando. No podía decir que sí ¡Estaba cayendo en la boca del lobo!

–Bien –y todo se detuvo. No, no con ella.

– ¡No! –ambos pares de ojos se posaron en él. Tragó grueso y regresó a su compostura inicial, tosió– Vamos al mío.

La menor le miró de arriba abajo aun con YeSung cerca de ella, con una ceja alzada buscó en su rostro alguna duda– Por fin te dignas a hacer algo bueno, imbécil.

Y sintiendo calor cuando la muchacha le dio una leve sonrisa, abrió la puerta de su departamento. Dejándolos entrar.

–Un momento –la chica se detuvo– Pídele perdón.

– ¡Qué? –la cara de sorpresa y su ceño fruncido solo le hizo sonreír a su enemigo.

–Pídele perdón, Mark.

–No, tranquila –YeSung la tomó de la cintura, "acomodándose".

–Tranquilo, oppa –la muchacha solo le miró con una sonrisa débil– Él le pegó, debe pedir disculpas.

Hizo rechinar sus dientes cuando la mano bajó un poco más.

–Lo siento, YeSung Hyung –trató de sonreír lo más sincero que pudo. Valió la pena, claro que lo hizo. La sonrisa más hermosa fue para él.

–Muy bien, Mark.

–Entremos.

Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Where stories live. Discover now