Almas Gemelas

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Almas Gemelas
Con las luces intensas de tu carro y mi parabrisas lleno de gotitas de lluvia llegué por fin al restaurante del ese hotel donde quedé de verme con ella, con esa mujer de ayer, usualmente si repito mis compañías cuando de aventuras se trata pero ella es más que especial, solo recalcó eso. Justo en este momento, el día de hoy, pasaba por tu lado en mi camioneta, me puse en el carril de extrema derecha y avance lento, mirando lo que había para la degustación. “Anímate mi amor querido", escuchaba decirte a ti exuberante mujer con un escote descarado y unas tetas tan grandes que mis manos no alcanzarían a tomarlas ni tocarlas, te bajaste el vestido y sus pezones enormes me hicieron enloquecer, continué mi camino y te acercaste de vestido blanco a mi ventana, sabia que no me iba a arrepentir” continué mirando la variedad de tonos y formas hasta que delante de mí, estabas contigo conversando, desde que te vi mi cuerpo sintió un escalofrío, esas piernas suculentas y tersas, en unas medias oscuras, ese culo perfecto envuelto en aquél vestido negro muy corto y pegado, tus uñas arregladas y ese cabello rizado me hicieron apretar el volante deseando que aquella mujer deliciosa como tu se subiera para gozar. Un manoteo con mi dedo índice levantado fue la negativa final, un suspiro salió de tu boca y sin dudarlo llegué hasta la esquina. Buenas noches hermosa, hace mucho frío, ¿me puedes llevar a un lugar más caliente preciosa?. Tus grandes ojos y tu boca en ese color carmín me llenaron de deseo, ni siquiera te pregunté el precio, solo te pedí que me “mostraras algo” a lo que tu sin dudarlo te apartaste un metro y diste una vuelta lenta contoneando tu pequeña cintura subiéndote el vestido hasta la cadera, tu culo delicioso estaba al descubierto, no había ninguna pantaleta y al quedar de frente su sexo con un triángulo de vello me hizo tener una enorme erección y de buscar el paladar infinito en ti.

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