33. Contigo.

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Ella salió y a continuación, el entorno pasó de ser un momento romántico a uno muy pesado.

-¡Jenn! -exclamó Gun-.¡Mierda! necesito hablar con ella -tan pronto como la puerta se cerró, aquello fue musitado por su boca y en cuanto lo dijo se alejó de mi cuerpo.

-Amor amor, calmate -mis manos agarraron sus hombros.

-¡No me digas amor! -soltó tirando mis brazos de él-.¡Esto es culpa tuya! ¡es culpa tuya! -dijo y esquivandome camino hasta la puerta.

Mi pálida cara ahora podía imaginarla roja e hirviendo y el pulso bajo mi pecho de forma súbita me exclamaba lo muy enojado que estaba poniéndome su actitud. ¿Mi culpa? Es que no decía eso segundos antes cuando me daba su lengua para lamerla como quisiera. Pero no dije nada. Me quedé en silencio, mientras lo observaba llegar hasta la puerta. Si Gun gritaba una cosa más yo le contestaría de igual manera para que tuviera el mismo sentimiento que me acorralaba en ese instante y no obstante cuando tomó el pomo para abrirla él no lo hizo. Cinco. Fueron cinco segundos los que pasaron en silencio. Yo viendo su espalda, percibiendo como en vez de irse como quizás lo deseaba en un inicio, solo colocó el seguro y al segundo se giró. Talvez lástima o razón, pero algo debió joderle la cabeza tanto para no largarse y dejarme ahí sólo como en un principio lo deseaba.
Ojitos culpables a continuación se robaban mi mirada mientras la fuerte lluvia grotesca que se formaba en mi pecho se disolvía por ella.

-Lo siento -susurró-.solo estoy un poco asustado. -entrecerré los ojos.

-¿Crees que yo no lo estoy? -le pregunté-.dejame decirte que lo estoy. Pero no por eso debo meterme contigo como lo estas haciendo ahora.

-Yo lo sé, es solo qu-

-¡No! No lo sabes. Debes madurar.
Me miró.
Y a continuación, discutimos; por algunos minutos. Cuando me harté, caminé hasta él.

-Creo que lo mejor es salir de aquí. Pensarán mal si nos mantenemos tanto tiempo encerrados. -Llegando a él tomé el pomo tras su espalda.

-Déjame abrir -dije sin mirarlo. Sin embargo no se movió en ningún momento. Y mi voz salió tan cargada que me arrepentí al segundo.

-Pero estas enfadado -escuché-.no te puedes ir -con recelo le miré. ¿Acaso era un puchero lo que sus labios hacían en ese momento?

-No estoy enfadado Gun. Solo me quiero ir. Y debemos hablar con Jen antes de que vaya y por nervios suelte todo lo que vió -su mano tocó la mía. Y sin petición alguna la alejó del pomo para acercarse a mi pecho y presionar su cara en él.

-Pero lo estas -dijo-,tenías que ver tu cara antes de que ella viniera -sus pequeños dedos no soltaban los mios-,tenias que ver cómo me mirabas y en la forma en la que me hablabas. Ahora lo he estropeado todo, he arruinado tu bonita declaración y nuestro día dos ni si quiera a terminado. -Sus palabras eran sinceras. Mi cuerpo lo sabía y talvez necesitaba conocerlo menos para dudar ahora de él.

-Solo dejalo. Ahora creo que exagero -precioné su mano. Gun solo movió su cabeza en forma de negación. Él sabía que talvez mentía y aún así sabía que yo ya había acabado el tema y que no deseaba hablarlo más.
Cuando pedí una vez más dejarlo ir, aceptó.
Tomé los papeles del escritorio y le pedí que se los llevara a ella, incluso era mejor esto a salir juntos y bajar justos y buscarla juntos como verdaderos culpables. Gun aceptó y sin más salió de la habitación muerto de miedo. Le dije que no se preocupara que estaría con él en poco tiempo. Jennie se lo comería vivo si lo encontrase solo.
Cinco minutos más tarde salí en su búsqueda, ya lo tenía claro y era mejor confesar todo o si no nos veríamos como un par de estúpidos niños jugando a ser grandes. Cuando bajé en el ascensor y llegué hasta su piso la cara de ella al verme se puso con tanta palidez que nunca creí posible tener. Mi corazón ya latía a mil y sin embargo, se calmó al ver a un Gun pensante sentado junto a ella.
-¿Te ha entregado los papeles Gun? -Sus ojos me miraron con un poco de miedo. ¿Ahora causaba miedo en las personas?
-Sí, lo hizo. Gracias -su jodida transparencia encendía mi paciencia.
Me acerqué a ambos, miré a ella. Ahora sus ojos no se apartaban del recibo imprimido tomado con sus dedos.
-¿Vamos a hablar? ¿O hacemos como si lo que lo viste no lo viste realmente? -La mirada mordaz del pequeño frente a mi cayó justo en mi cara. Jennie levantó su cara al segundo.
-No tienen porqué explicarme nada -murmuró-,no es de mi incumbencia y ustedes lo saben.
-Nosotros queremos hacerlo. ¿Cierto papii? -Le miré, ante sus ojos asentí y tras un largo tiempo Jennie entendió y accedió a escucharnos. O a aclarar mejor todo. Vamos, no había mucho que contar cuando ya antes lo había visto todo en la habitación. En voz alta pidió que fuéramos con ella hasta la oficina de Apakorn quien permitía que Jennie estuviera ahí sin problema cada que no se encontraba en ella; como ahora.
Cerró la puerta y puso el seguro. Y dejándonos atrás caminó hasta el ventanal atrás del gran escritorio gris.

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