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El día en el que Yoongi tenía que partir en su gira llegó como un balde de agua fría para mí. Aún no podía asimilar que se iría por tanto tiempo y aunque suene demasiado dramática, tendría que despertar sin su presencia a mi lado por dos duros meses. No quería que se fuera porque estábamos pasando por un momento difícil en nuestra relación y sentía que nuestro problema en vez de unirnos como pareja nos estaba alejando. Ninguno ha vuelto a hablar del tema y no podríamos ahora que se va de tour.

—¿Seguro ya guardaste todo? —pregunté viendo sus maletas ya listas en la entrada del departamento. El señor Choi vendría por él en unos minutos y ya habíamos desayunado.

—Sí, Haeyoung —respondió con un tono aún adormilado. Su vuelo sería a las nueve de la mañana con su primer destino a Europa, donde comenzaría la gira.

—Tu teléfono —advertí porque lo estaba olvidando en la habitación —No olvides tu computadora en los hoteles, Yoongi. Ni tu equipo.

—No lo haré, mujer.

—¿Hiciste la lista con lo que llevas? Así no te olvidarás de nada.

—Sí, lo hice cuando me dijiste. Estaré bien... —me dijo con un tono calmado ante mis insistencias.

—Escríbeme apenas llegues al hotel.

—Lo haré —me abrazó junto a la puerta principal y su olor se sentía muy bien.

Mierda, quería llorar. No quería soltarlo ni dejarlo ir pero este es su trabajo y le encanta hacer conciertos. Espero que esto le despeje la cabeza y vuelva recargado de energías a mi lado.

—Debes escribirme todos los días. Pero si estás muy cansado luego de los conciertos puedo esperar al día siguiente. Te amo. Te voy a extrañar mucho...

—¿Tú estarás bien? —asentí, pero estaba mintiendo. ¿Cómo iba a estarlo? —¿Cuándo viene Hye?

—A eso de las cinco de la tarde. Ambas cambiamos el turno y entramos en la noche.

—Bien. Me alegra que no te quedes del todo sola. Te traeré un regalo de cada lugar que visite.

—Tendrás que comprar una maleta aparte —bromeé y el timbre interrumpió nuestra despedida —Llegó el señor Choi... —dije con tristeza viendo la pantalla junto al pasillo.

No es que no quisiera ver al señor Choi pues lo adoro y le agradezco por todas las veces que nos ha cuidado y velado por nuestra seguridad, pero en este momento su llegada significa la despedida de mi esposo. Yoongi me soltó de sus brazos y caminó a pies descalzos hasta la entrada, abriéndole la puerta y dejándonos ver a un sonriente hombre de cincuenta años, de cabello negro y canas en los costados.

—Buenos días, Yoongi. Hola, señorita... digo, señora Haeyoung. ¿Ha estado bien?

—Ay, me siento vieja cuando me dice así —dije y caminé hasta él para abrazarlo —Dígame solo Haeyoung.

—Eres señora de Min Yoongi, Hae. Si no te gusta devuélveme el anillo.

—No me quejo de eso, pero que me digan señora me provoca un pequeño ataque al corazón —confesé.

—Está bien, Haeyoung... —contestó el señor Choi haciendo énfasis en mi nombre —Debo llevarme a este hombre para su gira —hice un puchero de nuevo y luego retrocedí un par de pasos tras escuchar el escándalo que venía desde el pasillo.

—¡Hae! —Tae se asomó con un nuevo look en el cabello, seguido del resto de los chicos con diferentes colores y peinados.

—¡Chicos! ¿Qué hacen aquí? —pregunté sorprendida mientras me rodeaban en abrazos cariñosos.

 ❥ Hᥱr ||『𝑴𝒊𝒏 𝒀𝒐𝒐𝒏𝒈𝒊』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora