La tentación

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Carlos y Julia estaban enfrascados en una discusión sobre fútbol profesional de la que Alba, ciertamente, no sabía mucho. 

Además, ambos iban medio borrachos. 

No tenía la suficiente fuerza de voluntad como para querer intentar meterse en la conversación. Se terminó su bebida y les informó que iba a ir al baño. No estaba muy segura de que hubieran escuchado lo que les había dicho, así que se levantó y se fue. Cruzó la barra hasta llegar al baño y abrió la puerta. 

- ¡Oh Dios, sí!

¿Eso ha sido un gemido?

- ¡Más fuerte!

Sí, ha sido un gemido. 

Sus ojos se abrieron un poco mientras intentaba mirar por debajo de los cubículos. Efectivamente, dos pares de pies, uno frente al otro. Al menos quien quiera que fuera era lo suficientemente decente como para no hacerlo fuera. 

Alba frunció el ceño cuando otro gemido particularmente fuerte, resonó por toda la estancia.

Creo que ya mearé después. 

Se dio la vuelta y volvió a salir. No le apetecía escuchar como iba a terminar aquello. A pesar de su estado casi constante de... frustración. 

Era algo asqueroso. 

Se alejó a una distancia aceptable de la puerta y se apoyó contra la pared. Esperando que quien fuera que estuviera dentro, saliera pronto. 

Estaba hurgando en su móvil cuando vio por el rabillo del ojo como la puerta se abría unos minutos más tarde. 

- Por fin - se quejó para sí misma mientras se guardaba el móvil en el bolsillo y empezaba a caminar de nuevo hacia aquel lugar.

Excepto que, cuando vió quién había salido del servicio, sus ojos casi se le salen de las cuencas. Se quedó congelada. No podía ser cierto. No era verdad. 

- Mira quién está por aquí - dijo Natalia - Me alegro de verte, acosadora. 

Alba dejó escapar una larga corriente de aire por la boca. 

- No puedo decir lo mismo - echó un vistazo a la puerta del baño. 

Natalia siguió su línea de visión y la miró de vuelta. De nuevo esa mirada engreída en su rostro. 

- Oh, ¿has sido tu la que ha entrado antes? - rió.

- ¿Qué? Claro que no, ¿por qué habría hecho eso? - dijo Alba rápidamente mientras fruncía el ceño y sacudía la cabeza. 

Natalia levantó una ceja. 

Estaba claro, que los gemidos que había escuchado no habían salido, precisamente, de la boca de la morena. 

No es que lo supiera ni nada de eso. 

Bueno, vale, sí, lo sé, pero... bah da igual.

No necesitaba echar más leña al fuego después de su sueño de la noche anterior. Era como si el universo estuviera intentando matarla. Pero, ¿por qué a ella de entre todas las personas?

- ¿Qué te pasa, Reche? ¿Celosa de que no fueras tú? - Natalia le sonrió mientras inclinaba la cabeza con curiosidad. 

Alba abrió la boca y solo logró articular algunas palabras, sin que salieran de su boca.

¿En serio?

Antes de que tuviera la oportunidad de contestarle, la puerta del baño se abrió y Alicia apareció con una sonrisa. 

Una fina líneaWhere stories live. Discover now