CAPÍTULO 3 Al fin mis chicos.

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-No me puedo creer que le hayas dicho todo eso, estará furioso. -Dijo un sonriente Samford al otro lado de la habitación del hospital.

-Cuando acabe el entrenamiento vendrá a maldecirte a junto nuestra, tengo que mentalizarme para no reírme -Igual de sonriente que Samford, Joe comentaba lo que les acababa de explicar. 

-Creo que si sigo así puedo conseguir que se le caigan hasta las rastas del estrés. 

-Lo que le faltaba al pobre Jude, aguantar a Stonewall y ahora a nuestra princesa. ¿Lo tenías planeado?. -Volvió a comentar Joe mientras me acariciaba la mano desde que entré por la puerta.

-Ojalá decirte que si panterita, simplemente Jude hizo el comentario inadecuado en el momento inadecuado. -Como quiero a este chico joder.

-He de decir que Jude es muy inteligente pero ha cometido un gran error poniéndose en tu contra. Como lo voy a disfrutar. -Samford seguía riéndose imaginando la gran frustración que su amigo llevaba encima por culpa de mis palabras. 

Pasamos lo que quedaba de tarde comentando cualquier chorrada, imaginando lo paranoico que debería de estar Jude en estos momentos y recordando mi estancia en España después de abandonar la Royal. Estos dos chicos eran los únicos que sabían toda la verdad sobre mí, sabían de primera mano que todos los rumores y críticas que había conseguido difundir  sobre mi en España eran falsos y que mi relación con Ray Dark no era ni mucho menos como todo el mundo supondría. Los quería por ello, a pesar de la curiosidad del resto del mundo sobre mi persona ellos supieron mantenerme en secreto incluso de su compañero y capitán, lo que no hizo otra cosa que aumentar la gran paranoia que tenía ya de por si este chico.

-Chicos me tengo que ir, el entrenamiento estará por terminar y no pueden verme aquí. -Me acerqué a Samford abrazándolo con mucho cuidado. -Intentar mantener las sonrisas controladas cuando venga el capitán quejica. -Volví junto a Joe y le di un corto beso en los labios. -Os quiero chicos. -Me despedí, salí del hospital y paré en mi apartamento antes de volver a la concentración.

Tenía que llevarme lo necesario para lo que durase el mundial así que cogí la maleta naranja que tenía para todos los viajes que hacía y empecé a meter ropa para entrenar, para salir a la calle y dos pijamas de verano. Guardé un par de tenis además de los que llevaba puestos, unas botas altas hasta las rodillas y unas sandalias por si acaso. Guarde todo lo que necesitaba de aseo y mi plancha del pelo además de mi bolsita de maquillaje, no era que la fuese a utilizar todos los días pero me venía bien llevarla. 

Cerré con llave al apartamento he hice una última parada en la farmacia para  asegurarme de que el "kit de emergencia femenino"  estuviese provisto de todo lo necesario.

Cuando volví a la residencia los chicos estaban en las habitaciones duchándose después del entrenamiento y las gerentes acabando de preparar los platos así que tiré la maleta encima de la cama y volví a bajar dejando caer mi hermoso trasero en una de las mesas del comedor mientras miraba el móvil. Al parecer Jude había pasado por el hospital y tal como los chicos temían estuvo quejándose de Caleb y de mi como veinte minutos hasta que Joe lo amenazó con echarlo de la habitación.

-Hola Arisa. -Saludo alegremente un sonriente Mark. ¿Ha este chico ni una discusión le quita la sonrisa o que?

-Hola Mark, ¿qué tal el entrenamiento?. -Por primera vez en esta convivencia  disfrutaba de una conversación agradable.

-Ha estado bastante bien, aunque estoy deseando poder entrenar contigo. Para ser mas fuerte necesito entrenar con los mejores y estoy seguro de que tu ayuda me vendrá genial. -Por favor que chico mas dulce me va a dar diabetes.

-Cuenta conmigo Mark, en cuanto la selección sea oficial te ayudare en todo lo que pueda. 

-¿Enserio? ¡Eso es fantástico! Muchas gracias Arisa, me alegra tenerte en el equipo. -Sin más se levantó y me abrazó bajo la atenta mirada del resto del grupo. 

Entendía el porque la situación les parecía incomoda, a diferencia de en España las muestras de afecto como esta a personas que acabas de conocer no estaban muy bien consideradas, además la fama con los chicos que precede a mi nombre supongo que no ayudaba a la situación. Pero por una vez no estaba pensando en seducir ni utilizar a Mark para alimentar los rumores aunque claramente eso no se lo puedo explicar a ellos.

Después de que las gerentes le echasen la bronca a Mark por esa falta de respeto y de yo intentar tranquilizarlas explicándoles que en España no lo ven igual conseguimos sentarnos a cenar. Escogí sentarme lo más lejos posible de Jude que no paraba de matarme con la mirada después de ver mi abrazo con Mark, supongo que estaría pensando en si voy a aprovecharme del pobre chico. 

-Hey. -Saludo sin ganas Caleb apoyando su plato en la mesa y sentándose delante mía. 

-Hey. -Por un momento sentí que perdía la vida cuando la mirada de Jude se volvió el doble de odiosa ante mi acercamiento con Caleb. Pero dos maravillosos ángeles, más bien extraterrestres, llegaron a mi rescate sentándose con nosotros.

-Hola chicos. -Dijeron los dos al unísono sentándose el pelirrojo a mi lado y el peliverde junto a Caleb mientras este movía la cabeza en forma de saludo. 

Mientras Caleb comía en silencio y soltaba comentarios innecesarios de vez en cuando yo disfrutaba de una conversación con los dos chicos que para mi suerte no sabían nada de la discusión anterior.

-Arisa ¿Puedo preguntarte algo? -Sugirió sutilmente Xavier mientras me miraba con cuidado de no incomodarme.

-Claro, dí. -Menudos ojazos tiene este chico por favor, de cabeza a la lista de pivones.

-¿Que le paso a tu padre? El señor Hillman dijo que tu padre era japonés pero tu apellido es español. -Que listo es este chico, atento a todo. Aunque al parecer no era el único interesado en ese detalle por que gran parte del comedor había puesto interés en la pregunta.

-Verás, cuando yo nací mi padre había desaparecido algunos meses antes, por lo que todo el mundo le dió por muerto. Mi madre sufrió una gran depresión por ese tiempo y la tuvieron ingresada hasta que nací. Ella no era capaz de luchar contra la oscuridad que tenía dentro y verme solo se lo recordaba mas y mas. Antes de cumplir los 4 años mi madre había muerto por culpa de la depresión y yo fui a uno de los muchos orfanatos que había por el país, en él, un hombre de apellido Torres me adoptó, cuido de mí y me dio por fin un apellido. Pero el destino es caprichoso y unos años más tarde el hombre murió por problemas en el corazón. -Tienes que parar aquí Arisa, si sigues así no podrás mentir. 

El silencio sepulcral que había conseguido en aquella sala solo era roto por el sonido del viento contra los cristales, decenas de ojos me miraban como si le sorprendiese que contara todo eso así como si nada. No sabían que la razón por la que lo podía contar así de despreocupada era precisamente porque Ray Dark me había enseñado a vivir con esa parte de mi historia, aprendí que lo mejor para ocultar la verdad era simplemente explicar mi vida dejando de lado lo que podría traerme problemas y rezar para que nadie preguntase nada mas.

-Yo... lo.. lo siento Arisa, no quería hacerte sentir mal. -Xavier me miraba sumamente arrepentido de preguntar.

-No pasa nada Xavier. -Me sorprende que le esté consolando yo a el. -Aprendí a vivir con ello, no es la primera vez que me preguntan esto y estoy segura de que no será la última.

Oficialmente había conseguido llamar la atención ahora todo el mundo sabía de mi penosa infancia, pensé que iban a tardar algo más en que tuviese que explicar todo eso pero me alegro de habérmelo sacado de encima. Acabamos de cenar con el silencio que continuaba desde que acabé de explicarme y me fui a mi habitación a descansar había sido un día demasiado largo y siquiera había empezado el mundial.

La estúpida princesa de la oscuridad~Inazuma ElevenWhere stories live. Discover now