Vicisitudes

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El día se me había hecho eterno, hacía solo unas pocas horas que HuaiSang, el maestro Wei y WangJi habían vuelto a salir a verificar un nuevo brote de energía yin; tal parecía que la situación era más complicada de lo que habíamos creído en un inicio. Me sorprendí cuando al regreso de su primera misión volvieron bastante entusiastas, WangJi también se veía tranquilo y supe que estaba reconfortado porque el joven maestro Wei ya no estaba tan solo. Cierto era que instruía al grupo de juniors en talismanes y uso de la energía, pero no era lo mismo que un amigo cercano y de su propia generación. Yo mismo me encontraba dichoso por el hecho.


El único detalle, y no era que me estuviera quejando, era que no habíamos tenido mucho tiempo para nosotros. Sus nuevas clases le consumían bastante de su día, salían de cacería con bastante frecuencia para poner en practica sus conocimientos y las nuevas misiones que se autoimponían mermaban los momentos en que estábamos juntos. Yo mismo tenía asuntos que requerían de mi total atención; la noche caía tan de repente y aún continuaban los pendientes que, al regresar al HanShi nos sentíamos tan cansados que nos íbamos a dormir casi de inmediato; habíamos hecho alguna que otra cosa, los besos y abrazos eran comunes, pero las caricias eran casi de manera superficial y yo necesitaba a mi prometido casi como el aire que respiraba.


Unos discípulos se acercaron a preguntarme por las clases de espada. Había olvidado completamente que, en ausencia de WangJi, yo tomaría las clases por el tiempo que durara su viaje. Los discípulos eran bastante talentosos, ciertamente Lan SiZhui era el mejor de su generación, seguido muy de cerca por Lan JingYi; con un carácter propio y totalmente diferente, su cercanía me recordaba bastante a la relación que había tenido con mi hermano pequeño cuando solo éramos el y yo, ahora habíamos escogido nuestro propio camino y aunque no había sido nada fácil, aún continuaba sin serlo, teníamos esperanza en el futuro. Dejé de ver el pasado y me acerqué a hacer algunas correcciones en las posturas y en la técnica de defensa que estaba ensayando. Muy pocas veces tenía la oportunidad de interactuar con la nueva generación de aquella manera, Shifu era el encargado de la educación en todos los aspectos y, a pesar de la casi nula comunicación verbal de WangJi, era un maestro que enseñaba varias materias.


Me sentía tan revitalizado con la actividad, que propuse hacer parejas para que comenzaran con el entrenamiento. Después de algún tiempo que tuvieron para practicar con sus compañeros, uno por uno pasó al frente y realizó un pequeño duelo conmigo. Debo decir que eran bastante buenos, con un adecuado entrenamiento serían el orgullo de GusuLan en un futuro que ya no era tan lejano. La próxima cacería, producto de la reunión de las grandes sectas sería pronto y era obvio que todos los clanes estarían preparando a sus mejores discípulos. Tenía entendido que el maestro Wei los estaba entrenando en tiro con arco. Afortunadamente después de su transmigración, había conservado sus capacidades intelectuales intactas, no así las físicas, pero afortunadamente tenía una nueva oportunidad para cultivar su núcleo dorado.


Mis pensamientos se fueron de nuevo hacia HuaiSang... realmente lo extrañaba, un destello de la hoja de la espada de mi sobrino pasó demasiado cerca de mi y fueron solo mis rápidos reflejos los que me salvaron de un rasguño de su arma. Sonreí al ver su gesto de preocupación y dejé que entrenaran entre ellos por un rato más. Estaba tan concentrado en observarlos que el distractor de mis pensamientos llegó tras de mí tomándome por sorpresa. Los brazos de HuaiSang atraparon mi cintura y mis manos tomaron las suyas pegándolo aún más a mi. Despedí a los discípulos y estos se apresuraron a retirarse del campo de entrenamiento cuando vieron quien era el que había llegado y el gesto íntimo entre nosotros.

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