Capítulo IV

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"Hasta que la muerte nos separe"


El Pasado (después del accidente)

Dahlia, mi preciada flor. En estos últimos meses se me ha hecho imposible no retroceder el tiempo a todas esas veces que te vi y pensé "Ella será mi chica". No es casualidad que nos hayamos conocido, ni tampoco que nos hayamos amado y este gran amor que siento por ti tampoco es casual, es más bien, el fruto de las ganas de vivir, porque contigo, todos los días quiero ser alguien mejor. Dahlia, ahora que estamos aquí, quiero comprometerme a ser tu compañero fiel, tu amigo incondicional, y tu amante eterno, atrévete a construir nuestro destino, porque sé que tanto tú como yo, estamos convencidos que juntos somos mejores que separados.”

-Lucien

Sostengo la carta entre mis manos y la arrugo un poco al estrujarla tan fuerte. Quisiera ser capaz de recordar el dulce momento en que Lucien me dijo esas palabras en nuestra boda, en cambio lo único que tengo es esta carta con sus votos matrimoniales y unas cuantas fotografías en el álbum.

Me observo en el espejo y sonrío un poco, es la primera vez que visto algo más que ropa deportiva y sudaderas. El vestido rojo se pega a mi cuerpo resaltando mis curvas aun cuando es sencillo y corto, la abertura en la pierna le da un toque sensual y el escote, que deja ver gran parte de mi pecho, dice "Si te portas bien, puede que le eches un vistazo a lo que la tela del vestido está escondiendo".

Analizo cada detalle de mi rostro, tratando de encontrar cualquier imperfección en mi maquillaje pero todo está en el lugar correcto. Veo de reojo el reloj en la pared y suelto un suspiro moviendo mis hombros para deshacer la tensión en ellos. Es solo una cita, una estúpida cita. Has tenido cientos de citas con este hombre. Claro, las cuáles no recuerdo...

Niego con la cabeza alejando cualquier pensamiento que tenga que ver con mi amnesia. Esta cita debe ser perfecta y si todo sale bien tal vez...

Siento el calor subir a mis mejillas y me abanico un poco el rostro con mi mano. Intento alejar los pensamientos de mi mente pero no logro hacerlo, tal vez si eso sucediera, llegaría a sentir algo por Lucien. Tal vez eso sea todo lo que necesite para traer unos cuantos recuerdos sobre él, sobre nosotros.

Me sobresalto al escuchar los suaves golpes en la puerta e intento lucir relajada, incluso un poco demasiado ¿O debería lucir nerviosa? Ni siquiera sé como debería comportarme con mi esposo. Ni siquiera puedo comportarme como yo misma por que no se quien soy.

-Pasa-maldigo internamente al escuchar mi propia voz ahogada, todos mis intentos de parecer relajada se fueron a la mierda en una sola palabra. Mi corazón late con rapidez mientras veo como la puerta se abre lentamente y suelto un suspiro entrecortado al tener la primera imágen de Lucien en todo el día.

Debo admitir que luce impresionante. Sus zapatos cafés combinan con sus pantalón de color beige y con su camisa manga larga azul claro, la cuál hace resaltar sus dulces ojos café. Su cabello está perfectamente arreglado y noto que su barba está un poco más corta, dejándome apreciar mejor sus labios suaves y carnosos. Me sonrojo un poco al ver una sonrisa asomándose en sus labios, ya que al parecer es muy obvio que me lo estoy comiendo con la mirada pero me siento un poco mejor al ver sus propios ojos recorrer cada parte de mi cuerpo. La forma en la que me ve me hace sentir sexy y a la vez vulnerable, como si me estuviera desnudando y al mismo tiempo analizando cada centímetro de mi cuerpo.

-Te ves hermosa-su voz grave trae escalofríos a mi cuerpo y sonrío un poco, tratando de no lucir incómoda ante su mirada de depredador, listo para devorar a su presa.

Reminiscencia©Where stories live. Discover now