Prólogo

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Las luces de los faroles y las estrellas sobre el joven que caminaba cabizbajo por la vereda eran los únicos testigos de su molestia e indignación. Sobre su espalda, cargaba una mochila llena de sus pertenencias, rumbo a la casa de un amigo.

Caminar al aire libre le tranquilizaba y ayudaba a olvidar el problema que había vivido hace unos minutos en su hogar. Sabía que huir no era una solución, pero debía pensar qué hacer y estar encerrado en esas sofocantes paredes no le ayudaban en nada.

Pronto se vio parado frente a la puerta del departamento de su compañero. Acercó su mano derecha y solo bastaron dos toques para ver al desordenado castaño, con los cabellos revueltos, ropa de casa y un notable sonrojo en mejillas y nariz.

— Jisung...

El menor lo miró con una ceja alzada y le dio la pasada, recorriéndolo dudoso con la mirada. Sonrió de lado cuando vio la mochila en su espalda.

— ¿Qué haces a esta hora en mi casa? No sabía que era temporada de pijamada y que yo sepa, no te he invitado. —alegó una vez estuvieron dentro y se haya tirado al sillón individual del living.

— Tuve una discusión con mis padres y no tengo donde quedarme. —Minho tiró su mochila a otro sillón y se acercó al menor, agarrando sus mejillas en un gesto cariñoso. Y quizás también como chantaje— ¿Qué mejor que en la casa de mi ardillita favorita?

Jisung frunció el ceño e hizo un puchero, cosa que extrañó a Lee, pues el castaño se negaba a hacer gestos que lo hicieran ver tierno.

— Yah~... hyung, te he dicho que detesto que te pongas cariñoso. —su contrario rió y quitó sus manos, recibiendo en el retroceso, una sonrisa burlesca del menor— Además, ya estás algo grandecito para huir de casa por problemas familiares, ¿no? Cumpliste los veinte hace solo unas semanas.

— Ese es el principal problema.

Aunque fue un susurro para sí mismo, Jisung pudo oírlo con claridad y supo que quizás había sido más grave que los típicos problemas de familia.

— ¿Hasta cuando piensas quedarte?

— Hasta que consiga el dinero para tener una propia, decidí alejarme de mis padres y finalmente volar del nido. Quizás sean más de tres meses.

Oh, no. Eso no.

— Me niego. —Minho lo observó con el entrecejo fruncido— ¡Eres muy desordenado! Y, ¿crees que las cuentas se pagan solas?, ¡tienes familia con dinero! No creo que te debas demorar tanto. Aparte, ¿sabes el daño emocional que me ocasionarías viviendo todo ese tiempo conmigo? Moriré de ansiedad antes de tener mi primer mascota. —se quejó nuevamente, haciendo un pequeño berrinche que volvió a causar ternura en Minho, más cuando cayó en cuenta de la voz arrastrada de Jisung: estaba ebrio.

— ¿Bebiste?

— No tuve el mejor día, lo necesitaba. —explicó y Minho asintió comprensivo.

— De todas formas... por favor. Aceptaré cada una de tus reglas y condiciones.

— ¿Cómo sé si luego no rompes este acuerdo?

Al mayor se le prendió la lamparita y sacó su celular, poniendo la aplicación de notas de voz y presionando "iniciar"; todo bajo la mirada del más bajo.

— Grabaré nuestra conversación y mañana te lo mostraré cuando despiertes, ¿sí? —logró recibir un asentimiento y sonrió— Tell me, baby.

Jisung quiso revolotear los ojos, pero se contuvo y por el contrario, tomó la lata de cerveza que Minho ahora podía divisar en la mesita frente a ellos, llevándolo a su boca y bebiendo el contenido que le quedaba. La dejó en la mesa ratonera y se enderezó, mostrando una buena postura.

— Lo primero y más importante, es que jamás debes traer visitas sin mi consentimiento. No te pediré que pagues, pero debes aportar ya sea cocinando, haciendo aseo o simplemente ayudándome en mis tareas diarias. Salgo a trabajar en la mañana, pero no logro llegar antes del almuerzo, debes alimentar a los perros de la señora Goh, y te advierto que no se encariñan con cualquiera. Volveré a las dos y quizás podrías cocinarme, siempre debo llegar a comer algo instantáneo —se quejó, viéndolo con ojos de súplica—. Oh, y... hay una regla muy pero muy importante. —Minho asintió con seriedad, dándole a entender que tenía toda su atención— Jamás debes acercarte a Kim Jennie del 15... ella solo busca drama para pelear con su novio.

El de cabellos oscuros rió, asintiendo y sonriendo con autenticidad. Ya no había rastros de lo que había pasado hace una hora con su familia; todo gracias a Han Jisung.

— ¡Oh! Casi se me olvida algo muy importante. —la sonrisa "inocente" de Jisung asustó un poco a Minho. Lo conocía— Tú, debes darme un besito todos los viernes.

El silencio invadió la sala. Minho lo veía enternecido, mientras Jisung sonreía con inocencia.

¿Lo decía enserio?

— Jisung... —habló aún en un especie de estado de shook.

— En fin. Si eso es todo, entonces puedes elegir quedarte y aceptar mis condiciones o irte.

El castaño se levantó y comenzó a caminar a su habitación, escuchando en unos segundos los pasos del mayor acercarse y colocarse frente a él, tomando su cara con delicadeza y rozando sus labios en un piquito.

— Acepto. Duerme bien.

Minho tomó su mochila y celular, y se fue a la habitación del fondo que bien sabía, era la de invitados.

Ahora el único enternecido era Jisung.

¿Qué es lo que había hecho?

Friday KissOnde histórias criam vida. Descubra agora